Con un planeta Tierra cada vez más dañado por la presencia del hombre, con una explotación de recursos que avanza a pasos agigantados y con las consecuencias reflejadas en catástrofes naturales, este 21 de octubre, como desde hace 9 años, se celebra el “Día Mundial del Ahorro de Energía”.
La iniciativa surgió en el Foro Energético Mundial (WorldEnergyForum) en el año 2012 y tiene como objetivo promover e impulsar el acceso universal a la energía, haciendo visible y concientizando también el impacto que ocasiona el uso de la energía en el ambiente.
Esta conmemoración representa un llamado a la sociedad a reflexionar sobre el consumo energético en la vida diaria, como así también sobre la imperiosa necesidad de trabajar de forma mancomunada para la creación, implementación y promoción de políticas que apunten a la eficiencia energética y la conservación de los diferentes recursos naturales.
Respecto al agua, que constituye el recurso natural fundamental para la vida humana, se resalta año a año lo esencial que resulta su cuidado. Yendo a los datos, el 70% de la superficie del planeta está cubierta por agua, sin embargo, el 97% es agua salada y solamente el 3% es dulce. De este porcentaje total de agua dulce, los glaciares y la nieve componen casi el 70%, y el 30% restante permanece de manera subterránea o en la tierra. Únicamente el 0,025% corresponde al agua dulce de lagos y ríos, que son las fuentes superficiales habituales que la población utiliza para consumo diario.
En Argentina, y en base a un estudio sobre calidad del agua del Ministerio de Salud de la Nación, entre el 69% y el 75% del empleo de agua se destina a la agricultura; entre un 22% y 23% a las industrias; y entre un 4% y 8% restante para consumo doméstico (agua para beber, saneamiento, recreación, etc.).
Es sabido que la Tierra provee de recursos naturales que la humanidad usa como fuentes de energía para mover al mundo, pero a medida que se explota esta variedad de recursos, se van agotando. Por eso es necesario y fundamental un uso racional a las fuentes primarias, acorde a las reales necesidades sociales y ambientales.
Diferentes y variadas organizaciones buscan sensibilizar a la población sobre la importancia de ahorrar energía. Además, solicitan a los gobiernos un uso racional de los recursos energéticos, junto a alternativas que beneficien al ambiente. Una de ellas es el aumento en la utilización de fuentes renovables de energías para la movilidad, la industria y la calefacción.
De todos modos, la acción que resulta más efectiva, y a la cual tienen acceso absolutamente todos los ciudadanos, es aminorar el consumo, ya que multiplica el ahorro en la etapa de generación.