Una de las enfermedades que debe ser controlada minuciosamente por médicos y no debe ser subestimada es el asma, sobre todo en éstas épocas de coronavirus en todo el mundo, ya que si esto no ocurre puede afectar de manera exponencial la calidad de vida, aunque los tratamientos en la actualidad son avanzados y mejoran la situación de una persona.
Como cada primer martes de mayo, se conmemora de manera anual el Día Mundial del Asma bajo los auspicios de la Organización Mundial de la Salud y organizado por la GINA (Iniciativa Mundial Contra el Asma y fundada en 1993) en pos de mejorar la conciencia y atención del asma en todo el mundo.
Ahora bien, la definición del asma es "una enfermedad pulmonar que hace que sea más difícil que al aire ingrese y salga por los pulmones. La misma es de carácter crónico, puede ser grave incluso causar la muerte y aunque no existe una cura definitiva, se la puede tratar de forma eficaz".
Un punto clave es, que si el asma no está bajo control, se pueden alterar las actividades diarias como subir escaleras, dormir de noche, tener mascotas, compartir espacios con fumadores, sentirse independiente, realizar bien el trabajo o tareas domésticas, jugar con los hijos, salir del hogar, tomar el tren o colectivo, hacer ejercicio de manera regular o disfrutar del aire libre, entre otras.
Tenés que leerEspecialistas afirman que los pacientes con asma no mostraron un riesgo mayor frente al coronavirusAsma: ¿Cuáles son los síntomas?
En cuanto a los síntomas pueden ser diferentes en cada persona, entre los cuales figuran los siguientes: 1) Sibilancia: Puede notar un sonido similar a un silbido cuando respira. A veces, esto ocurre solo cuando hace ejercicio o tiene un resfriado, 2) Tos frecuente: Esto puede ser más común en la noche. Puede ser que expulse mucosidad al toser o no, 3) Dificultad para respirar: Esta es la sensación de que no entra suficiente aire en sus pulmones. Puede ocurrir de vez en cuando o de manera frecuente y 4) Opresión en el pecho: Su pecho se puede sentir contraído, especialmente durante el clima frío o el ejercicio. Esto también puede ser el primer signo de un brote de asma.
En tanto, un punto a tener en cuenta es que el diagnóstico del asma "suele depender de la historia clínica y de la observación del paciente durante la crisis o de los informes de otros médicos que hayan atendido al paciente en una crisis".
La reiteración de los síntomas, regresión de estos espontáneamente o en respuesta al tratamiento y exclusión de otros posibles trastornos, asientan el diagnóstico de asma en el caso de los niños. Las pruebas de función respiratoria juegan un papel en el diagnóstico y en el seguimiento de la enfermedad, y también es importante el estudio alergológico y la valoración de la inflamación bronquial.
Cabe destacar, que el asma puede ser muy leve y necesitar poco o ningún tratamiento médico, sin embargo, también puede ser grave y fatal. Los profesionales médicos clasifican el asma en cuatro tipos desde moderada a severa. Estos tipos se determinan mediante la frecuencia y gravedad de los síntomas del asma. Estos tipos incluyen: asma leve intermitente, asma leve persistente, asma moderada persistente y asma severa persistente.
En cuanto a las estadísticas que se manejan en el mundo, se sabe que es una enfermedad más común de los que se cree, de hecho, los datos aportados por organismos sanitarios indican que alrededor de 339 millones de personas en el mundo viven con asma, y se calcula que hasta 167 millones tienen asma de tipo 2, que a menudo se asocia con otras enfermedades que comparten el mismo proceso inflamatorio subyacente como rinosinusitis, poliposis nasal, alergias alimentarias y dermatitis atópica.
En nuestro país, si bien no se cuenta con un registro epidemiológico específico del asma, distintos estudios permiten estimar que alrededor de 4 millones de personas tienen esta enfermedad en sus diferentes niveles de intensidad, aunque llevan adelante los tratamientos.
Tenés que leerEl asma podría no ser un factor de riesgo de COVID-19 severoAsma: ¿Cómo lograr un buen control?
Las principales metas del tratamiento del asma incluyen reducir la frecuencia y gravedad de los episodios, disminuir los síntomas y el uso de corticoesteroides orales y mejorar la función pulmonar.
Para lograrlo, se recomienda tener un médico de cabecera que trate la enfermedad, forjar una buena relación médico-paciente, con un diálogo abierto, genuino, adonde se le pueda preguntar todo al especialista, de manera de que el paciente esté informado y sea protagonista del manejo de su asma.
Como con cualquier otra enfermedad, los especialistas creen que “para el éxito terapéutico es vital que el individuo cumpla con las indicaciones que consensuaron con su médico en el consultorio, tanto en términos del uso de la medicación, como de estilo de vida”.
Varias investigaciones mostraron que ayuda llevar un diario que registre los episodios de exacerbaciones y su severidad para que la persona vaya conociendo cuándo la enfermedad se manifiesta, qué puedo haber gatillado un episodio, etc. y luego comparta los hallazgos con su médico.