Cada 24 de noviembre, desde 2013, se celebra su sanción como bebida nacional. Argentina es el único país vitivinícola en el mundo en declararlo como tal.
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Como todos los 24 de noviembre desde el 2013, cuando se sancionó la Ley N.º 26.870, en todo el país se celebra el Día del Vino Argentino como bebida nacional. Según se señaló por aquel entonces desde el gobierno: “A través de ella se busca difundir las características culturales que implica la producción, elaboración y consumo del vino y sus tradiciones”.
Esta fecha busca revalorizar un producto que es reconocido a nivel mundial, y que como detalle agregado, Argentina es el único país vitivinícola en el planeta que declaró a su vino como bebida nacional.
En Argentina hay 200.000 hectáreas dedicadas a la producción vitivinícola y se exporta vino a más de 160 países. La mayor parte de la producción (70%) está destinada al mercado local.
Se detalló además que “la Malbec es la cepa más representativa del país ya que encabeza la cantidad de hectáreas plantadas con esa variedad: más de 43 mil. Si bien la Torrontés es la única uva nativa, la Malbec se distribuyó en todas las regiones obteniendo excelentes resultados”.
Argentina es el productor de vino más importante de la región y uno de los 10 más relevantes a nivel internacional. El país cuenta con 17.000 productores, 20.000 viñedos y 900 bodegas activas.
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En base a datos oficiales, ocho de cada diez argentinos y argentinas toman vinos tintos, blancos, espumosos, rosados, dulces, secos; los toman a 12ºC o 18ºC, solos o diluidos con agua, con soda, o con hielo.
Si bien la costumbre de diluir dicha bebida alcohólica puede considerarse un sacrilegio para muchos, es una tradición que se remonta a la época en la cual los cargamentos de la misma arribaban en barcos.
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Como consecuencia de los más de treinta días de viaje y más de 30ºC, se empezó la costumbre de diluir el vino con agua, hielo o soda ya que estos poseían una graduación alcohólica muy alta para poder tolerar tantos días de viaje en altas temperaturas.