Avalada por la ciencia, Susana Giménez puede salir a decir que siempre tuvo razón: los dinosaurios sí existen. “No sé si es como ella se lo imaginaba, pero sí”, señaló el paleontólogo del Museo de La Plata Agustín Pérez Moreno.
Un paleontólogo de La Plata explicó que la conductora estaba en lo cierto cuando habló sobre el animal hace algunos años en la TV.
Avalada por la ciencia, Susana Giménez puede salir a decir que siempre tuvo razón: los dinosaurios sí existen. “No sé si es como ella se lo imaginaba, pero sí”, señaló el paleontólogo del Museo de La Plata Agustín Pérez Moreno.
“Con el paso del tiempo, a lo largo de su evolución han sufrido ciertas modificaciones que los convirtieron en los animales voladores que conocemos en la actualidad”, detalló el especialista.
Pese a la rareza del planteo por la imaginación popular de cómo se vería un dinosaurio, Moreno justificó la afirmación. “Uno tiene la idea de que un dinosaurio es una criatura enorme, escamosa, con dientes gigantes, robusta y las aves son todo lo contrario, son chiquitas, suavecitas, con plumas. Sin embargo, existen características que nos dan idea de que están relacionadas”, indicó.
Estudios recientes establecieron un prueba fundamental para sustentar esta relación ya que se descubrió que durante “el momento del desarrollo embrionario, varias plumas de las aves se originan a partir de estructuras en común con estructuras que originan las escamas”, manifestó Pérez Moreno.
Otras características similares se pueden ver en los embriones de las gallinas que tienen “una cola larga, como la que podría tener un dinosaurio, y en vez de pico, tienen dientes, o pequeñas estructuras semejantes a dientes”, remarcó el paleontólogo.
Una semejanza más se da en las patas de algunos de estos animales como en el caso del jote, un ave rapaz carnívora que en “la pata tiene garras, no está emplumada como el resto del cuerpo y está llena de escamas”, señaló.
“Si observamos las aves modernas de cerca podemos ver que muchas de sus características se asemejan a las de los dinosaurios. Las aves tienen huesos huecos, como los dinosaurios y también tienen patas largas y delgadas, como los terópodos. Las aves también tienen una estructura de la cadera similar a la de los dinosaurios, y muchas especies tienen garras en sus patas, algo que se encuentra en muchos dinosaurios terópodos”, expuso el paleontólogo.
Así mismo añadió: “Pero tal vez la conexión más evidente entre las aves y los dinosaurios es la presencia de plumas”. Esta es una de las características que muchos tal vez pasan por alto al pensar en los dinosaurios pero sí, “algunas especies de dinosaurios terópodos tenían plumas y no fue hasta el descubrimiento del Archaeopteryx que se hizo evidente la conexión entre las aves y los dinosaurios”.
Para poder entender de dónde viene esta relación hay que retrotraerse millones de años atrás y ver las cadenas evolutivas de las que proviene cada especie. “Los dinosaurios evolucionaron a partir de un grupo de reptiles llamados arcosaurios, que se originaron hace más de 250 millones de años”, durante esa época “fueron la forma de vida dominante en la Tierra, y se dividieron en dos grandes grupos: los dinosaurios saurisquios y ornitisquios”, dentro de “los saurisquios se encontraban los terópodos, los saurópodos y los terópodos aviares (aves)”, detalló el paleontólogo.
En tanto, las aves provienen de los dinosaurios terópodos conocidos como maniraptores “que vivieron durante el Cretácico temprano, hace unos 150 millones de años”. En ese grupo se encontraban dinosaurios como “Velociraptor" y el Deinonychus, y también aves primitivas como el Archaeopteryx. Estas primeras aves compartían muchas características con los maniraptores, incluyendo patas largas y delgadas, huesos huecos y plumas.
A medida que evolucionaron, las aves desarrollaron características adicionales, como alas más grandes y la capacidad de volar, pero todavía conservaban muchas de las características que compartían con sus antepasados, dinosaurios”.
En cambio los cocodrilos, animales que suelen emparentarse con los dinosaurios, aunque “también pertenecen al grupo de los arcosaurios, no tienen una conexión evolutiva cercana con los dinosaurios. Los cocodrilos evolucionaron a partir de un grupo diferente de arcosaurios llamado crurotarsianos”, expresó el especialista.
Entonces por más que también compartan características similares como las mandíbulas con dientes y la estructura del cráneo, la línea evolutiva de ambos se separó mucho antes de que aparecieran las primeras aves, es por eso que “aunque los cocodrilos son parientes lejanos de los dinosaurios, no se consideran dinosaurios vivos”, argumentó.
Conclusión
“Las aves son consideradas dinosaurios debido a su conexión evolutiva cercana con los dinosaurios terópodos, y al hecho de que comparten muchas de sus características físicas”, concluyó Pérez Moreno y analizó: “Esta comprensión de la evolución nos permite entender mejor la diversidad y complejidad de la vida en nuestro planeta, y nos muestra que las formas de vida que consideramos separadas o diferentes en realidad están estrechamente relacionadas en términos evolutivos”.
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