Al leer la descripción de tu signo zodiacal es posible que te sientas identificado en muchos aspectos y puede que por ello regularmente te guste leer tu horóscopo. Esto podría ser resultado de algo llamado “Efecto Barnum”.
Hasta las personas más racionales y objetivas pueden creer en el horóscopo, el tarot o la lectura de manos. El responsable de ello podría ser el efecto Barnum, que deja en evidencia los sesgos de nuestra mente.
Al leer la descripción de tu signo zodiacal es posible que te sientas identificado en muchos aspectos y puede que por ello regularmente te guste leer tu horóscopo. Esto podría ser resultado de algo llamado “Efecto Barnum”.
El efecto Barnum, también llamado efecto Forer, se trata de un sesgo que hace que la gente crea falsamente que las descripciones o predicciones de la personalidad son exactas cuando en realidad son casi universales y podrían aplicarse a cualquiera.
Y, lo que es más importante y preocupante, nos hace creer que el método o la persona que está detrás de esas vagas afirmaciones y predicciones son auténticos o incluso que pueden tener poderes sobrenaturales. Por ejemplo, hacernos creer en los horóscopos y la astrología, que no tienen ninguna evidencia.
La razón por la que todos podemos relacionarnos fácilmente con esas descripciones generales es porque todos tenemos esos rasgos, solo que en diferentes grados.
No es la falta o la presencia de esas características lo que le define, sino en qué medida las tiene.
Otra cosa que entra aquí en juego es que, generalmente, tendemos a preferir las ideas o afirmaciones positivas y personales y a rechazar las negativas y menos personales.
Ese sesgo cognitivo más amplio se denomina validación subjetiva o personal y está estrechamente relacionado con el efecto Barnum.
Los sesgos cognitivos son errores inconscientes que comete nuestro cerebro y que, de alguna manera, distorsionan nuestra percepción de la realidad.
Pueden hacer que tengamos prejuicios o estereotipos, que creamos información errónea, que busquemos noticias y artículos que confirmen nuestra opinión, que juzguemos erróneamente la información y a las personas o, más sencillamente, que seamos “irracionales”.
Pero no todo es malo. Lo que ocurre es que los sesgos cognitivos nos ayudan a dar sentido a este complejo mundo y a tomar decisiones más rápidas o eficaces en algunas situaciones que pueden requerirlo.
Aunque probablemente no nos libraremos de estos prejuicios, ser conscientes de ellos es probablemente algo bueno.