El ex combatiente de Malvinas, Nilo Navas, soltó amarras del velero Galileo anoche a las 3.30 e inició una travesía náutica con rumbo a la Antártida. A esa hora le envió un mensaje de WhatsApp a El Litoral para informar que se dio por iniciado el viaje.
Gracias a la tecnología, la soñada singladura puede ser seguida desde cualquier punto del planeta en tiempo real.
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La Historia de Navas fue contada este fin de semana, en una entrevista que fue posible realizar gracias al ex combatiente santafesino, Adolfo Schoehoffer, quien puso en contacto este medio con la tripulación del Galileo. A continuación se reproduce la entrevista.
Tenés que leerInédita travesía: en un pequeño velero, un ex combatiente zarpa a la Antártida Nilo Navas se “bancó” 32 horas aguantando en una balsa, luego de que los británicos hundieran el Crucero ARA “General Belgrano”, en medio de un frío insoportable, del silencio ensordecedor del mar bravío y con la desesperación de sentir cerca a la muerte. Acaso vio morir compañeros, soldados como él. Pero siguió adelante: hoy levanta la causa Malvinas como una bandera que nunca dejará de blandirse. Y como experto náutico, se lanzó a la travesía por agua: navegará desde Ushuaia, desde donde zarpó hoy, hasta la escuelita más austral de país, en la Antártida argentina, en un pequeño velero de sólo 12 metros.
Navas es docente de economía y conductor radial; también es vicepresidente del Centro de Veteranos de Guerra de Bahía Blanca y titular de la Fundación Malvinas Argentinas de esa ciudad. Este viaje “es un desafío, y es una muestra de honor a los héroes de Malvinas, con nuestro pequeño barquito. La bandera argentina va a estar al tope del mástil siempre; la bandera malvinense, al tope”, dice, en una entrevista exclusiva con El Litoral. El ex combatiente tiene previsto que la travesía culmine a finales de enero.
—De AFASyN, Ushuaia. Yo soy socio (del club) todo el año y el barco estuvo anclado en el medio del canal; el barco está ahí, que es el lugar más seguro. Ahora, cada vez que venimos durante el año, un marinero nos trae el barco al muelle y tomamos todos los servicios de ahí: agua, luz y demás. Pero cuando no estamos, lo más seguro es dejarlo ahí.
—Tenemos planificado zarpar este lunes, en horario a confirmar (ya zarparon) porque depende de la marea y del viento, así que puede ser en horas de la mañana, de la tarde o de la noche, porque aparentemente tenemos una ventana meteorológica favorable esta semana. De no ser el lunes, será el martes de madrugada. Es muy probable que tengamos que hacerlo sin pasar por Chile; es decir, navegando el Canal de Beagle, encarar Cabo de Hornos y meternos en el Pasaje de Drake. O sea, no dar muchas vueltas. Tenemos esa ventana meteorológica y hay que aprovecharla.
—¿Qué vientos estiman que van a tener?
—Está pronosticado para lunes y martes viento norte, lo cual sería favorable; es un viento de popa, está aproximadamente entre 20 y 30 nudos, que es una velocidad muy cómoda para nosotros. Hemos navegado con 60 ó 70 nudos, así que no debiéramos tener inconvenientes si se dieran estas condiciones. Con un viento a favor y esa velocidad, planificamos que el cruce lo estaríamos haciendo en cuatro días y medio. Eso sería un “golazo” gigantesco.
—Salen de ahí, ¿y dónde piensan llegar?
—Tenemos planificado cruzar el Drake entre cuatro y cinco días rumbo a las Shetland del Sur. Cuando ingresemos a esa zona tenemos dos opciones: si vemos que estamos complicados, nos quedamos ahí aguantando hasta que podamos continuar la navegación; y si vemos que tenemos pronóstico favorable, directamente continuamos navegando, entraríamos en el Mar de la Flota y el objetivo es la Península Antártica, que está cerca, con rumbo a la Base Esperanza.
—No. Lo más al sur que navegué fue en Cabo de Hornos, entrando al Drake en la época de la Guerra de Malvinas, con el Crucero ARA “General Belgrano”. Fue cuando estábamos acá en Ushuaia y zarpamos raudamente para interceptar buques enemigos que, en teoría, venían navegando por el Pacífico, al sur de Cabo de Hornos. Esa información fue incorrecta, pero nosotros nos posicionamos en esa zona allá por el 24, 25 y 26 de abril de 1982. Pero con el barco hemos llegado hasta acá. Esta es una región muy fuerte, muy potente, el Mar Argentino es muy duro. Tuve la posibilidad de haber navegado diez veces el Beagle, así que tengo un “cachito” de experiencia. Pero el Drake es considerado uno de los pasajes más difíciles del mundo. Acá (en Ushuaia) estamos rodeados de barcos que van a arrancar el cruce a la Antártida; son todos barcos con banderas internacionales. Hay barcos de 25 metros, de 30. Nosotros somos un pequeño barco de 12 metros. Todos estos barcos van a cruzar el Drake en esta semana y el único de bandera argentina somos nosotros.
—O sea que para hacer esa travesía sale una flota.
—Claro, y después cada cual hace su plan de navegación: algunos van a ir más rápido y otros van a ir más lento. Nosotros jugamos con una carta, que es zarpar antes de que lo haga el (Buque Almirante) Irizar, que va a zarpar el 10. Si salimos el 6, 7 de enero, dos días antes que el Irizar, nos va a alcanzar a mitad de navegación y nos va a pasar, pero lo importante es que nos va a tener siempre en la órbita.
—¿Ya se comunicaron con el Ministerio de Defensa?
—Claro, eso está trabajado. Estamos en el Programa Antártico de Verano, donde están los buques de la Armada y nosotros. Y lo trabajamos con la Armada que nos aportó estrategia y planificación. Y en esta logística nos hemos comunicado con el comandante de la Base Esperanza en persona y con el comandante del Irizar, también en persona, en junio. Está todo coordinado, saben que vamos y nos van a ir mirando de reojo. Es una tranquilidad, no vamos solos. Es lindo saber que hay alguien en cercanía.
—Y teniendo en cuenta este pronóstico, ¿con qué velas van?
—Vamos con todas las velas; iremos con mayor a tope y con la vela de proa. Vamos a ir caminando muy bien. Después tenemos todo lo que necesitamos: la tecnología, el radar, timón de vientos, piloto automático, sistema que permite detectar contactos, telefonía satelital. Todo lo que necesitamos. La recomendación que tenemos cuando entremos en el Mar de la Flota, cuando pasemos las Shetland rumbo a la Península Antártica, es que naveguemos de día. En esa latitud, en el 95% del día hay luz, y quizás dos o tres horas son de penumbra. Quizás en ese lapso nos quedemos boyando en una cancha determinada, y después naveguemos de día. El peligro es el hielo varado más que el flotante. Por supuesto que lo vamos a encontrar y vamos a esquivarlo.
El casco del barco es de fibra, pesa 14 mil kilos, fue hecho en los astilleros Tettamanti, es un barco bárbaro. El material es increíble y la tripulación también.
—¿Cómo es la tripulación?
—Tenemos un capitán de la Armada Argentina que es Andrés Antonini; el piloto náutico Damian Galera; el contramaestre es Mario Monserrat; el patrón náutico Matías Miguez y yo, que también soy patrón náutico. Tenemos 8 mil millas navegadas con nuestro barco, que equivalen a 15 mil kilómetros. Pongo como comparación que la flota inglesa, cuando vino de Malvinas, navegó 12 mil kilómetros y nosotros llevamos navegados 15 mil con nuestro pequeño barquito. Llevamos recorrida toda la Patagonia y el barco “se la banca”.
Soberanía, cultura, historia
—¿Qué representa este viaje para vos?
—Este viaje es cultural-histórico como todos los que hacemos. Cada uno viene con objetivos personales, pero al barco lo tenemos en el proyecto Navegaciones Patagónicas Atlántico Sur, dentro del programa de Fundación Malvinas Argentinas de Bahía Blanca. Es un programa que tiene que ver con la parte de soberanía y con la parte cultural-histórica.
El objetivo es llegar a la Escuela N° 38 “Presidente Raúl Alfonsín”, que es la más austral de nuestro país y está en la Base Esperanza, para llevar muestras de afecto y amistad de nuestro continente. Vamos a recorrer esa zona y conocer a quienes hacen patria y soberanía durante todo el año. Es un desafío, y un gesto de honor a los héroes de Malvinas con nuestro pequeño barquito. La bandera argentina va a estar al tope del mástil siempre, la bandera de Malvinas al tope. Este verano va a ser el único barco argentino que va a estar ahí, más allá de los buques de guerra. Así que para nosotros es un honor cruzar el Drake a vela, rindiendo siempre homenaje y reafirmando soberanía.
Se trata de que la gente conozca y vea que hay una parte de nuestro suelo que es muy lindo, y trabajando con la Argentina en dos continentes. Recordamos que el centro de nuestro país no es la provincia de Buenos Aires ni la provincia de Río Negro, sino que es Tierra del Fuego, porque nos queda una parte muy insular a conocer que es la Antártida.
—Debe ser muy emotivo para vos que navegaste el Belgrano.
- Claro, por supuesto. Con el barco lo que hacemos siempre es la última navegación del Crucero Belgrano. Navegamos la última ruta, toda la Patagonia; los muelles y los puertos los hemos recorrido con nuestro barco.
—Vos estabas a bordo del Belgrano en el momento del hundimiento...
—Sí, soy sobreviviente del Belgrano. El hundimiento fue en zona cercanas al Drake, así que es una zona bastante emotiva.
—¿Cuánto tiempo estuviste en la balsa hasta el rescate?
—Estuve 32 horas en la balsa. En las balsas murieron 23 personas, no fue el caso de la mía pero eso pasó. Y por eso siempre trabajamos el tema del Belgrano. Hemos ido dos veces a la Isla de los Estados donde los accidentes costeros llevan los nombres de los caídos en el Crucero. Son lugares emblemáticos para nosotros, que hablan de nuestra historia contemporánea más rica, cargada de datos heroicos. Representa mucho todo eso.
—¿Fuiste a vela a Malvinas?
—No, lo tenemos planificado para dentro de dos años. El próximo verano estaríamos llevando el barco a Bahía Blanca para hacer el regreso de la Antártida, y para 2022 tenemos planificado ir a Malvinas.
—Ya lo tengo hecho porque este barco ya fue a Malvinas, entró ahí en 2007-2008. Tenemos amarra en Malvinas, el trámite fue en Cancillería Argentina y en la Embajada Británica. Este debe ser el único barco argentino que navegó toda la Patagonia más Malvinas. Si ahora le metemos la Antártida, nos queda bastante completo.
—¿Cuándo tienen previsto llegar a la Antártida y cuándo prevén el regreso?
- Si zarpamos el martes, tenemos cinco días para llegar. La idea sería quedarnos una semana y emprender el regreso cuando tengamos una ventana meteorológica. Calculo que a finales de enero tenemos que estar en Ushuaia con alguna tranquilidad y comodidad.
Fiel a una de las actividades que desarrolla en Bahía Blanca donde co-conduce un programa radial que obtuvo ya dos premios Martín Fierro, Nilo Navas anticipa que una vez en la Antártida tiene previsto hacer también un programa de radio.