Fanny Mandelbaum: "Ser periodista es como ser médico de emergencia"
El caso María Soledad con el antes y el después que significó para el país y su carrera; los cánones que se exigen a las mujeres; el curioso nombre que le gustaría poner al libro de sus memorias, y una definición: "No somos el cuarto poder".
"Me hubiera gustado conocer a la primera Evita. A la que hizo en muy pocos años cosas que todavía no se pudieron destruir", afirma Fanny Mandelbaum cuando se la invita a imaginar en qué momento histórico le hubiese gustado ser periodista.
Crédito: Guillermo Di Salvatore
Fanny Mandelbaum no para. Trabaja desde hace décadas y hoy, con más de 80 (hace rato que dejó de responder "sin cuentas" cuando le preguntan la edad) sigue haciendo radio por streaming, se mantiene informada, adhiere al proyecto de ley de Ficha Limpia (para evitar que políticos con condenas accedan a cargos electivos), debate con ideas y viaja. En este caso a la ciudad de Santa Fe donde estuvo este martes invitada, junto a la sicóloga y sexóloga Ana Blanc, a participar de Peña de Mujeres en una entrevista abierta.
"Esta vez vine a pasear y a dar una charla para contarle a la gente lo que es ser periodista siendo mujer", dice bien predispuesta al intercambio ágil, en una charla con El Litoral.
- ¿Y qué es ser periodista?
- Ser periodista es tener ideales, ser un nexo entre quien necesita comunicar algo y no tiene forma ni canal para hacerlo. Para mí tenemos que cumplir esa función. No somos el cuarto poder, somos comunicadores.
- ¿Y por qué crees que se le dice el cuarto poder?
- Muchas veces el periodismo dijo las cosas que la gente no se animaba a decir. Eso significó que la tiranía cayera, que las cosas se descubrieran. Pero en un país donde la libertad de expresión existe y no hay miedo a hablar, no somos el cuarto poder. Somos parte de la población, parte de la democracia.
- ¿Cómo era ser periodista siendo mujer cuando empezaste?
- Empecé de grande; no es lo mismo comenzar casada, con dos hijos en edad escolar y más de 30 años de edad, que apenas te recibís de la escuela de periodismo. Por empezar no había carrera de Periodismo; el único lugar donde se podía estudiar era la Universidad de La Plata. Siempre digo que la única periodista era Teté Coustarot que se recibió en La Plata. Las demás nos hicimos en la calle, más o menos al tanteo. Hasta los hombres empezaron con periodismo deportivo.
A quienes estudian Periodismo "siempre les doy la misma recomendación y es que no pierdan los ideales, que si se metieron a ser periodistas para cambiar el mundo sigan con esos ideales, no importa para qué medio trabajen", dice Fanny Mandelbaum. A su lado, la concejala Adriana "Chuchi" Molina, una de las organizadoras de la muy interesante charla.
Crédito: Guillermo Di Salvatore
- ¿Es más fácil ahora para las mujeres?
- Un poco más fácil. Pero igual las mujeres tienen un montón de cánones que no les piden a los hombres: tienen que ser lindas, tener buen cuerpo, linda sonrisa, ser un poco seductora. Y el hombre no. La mujer no puede trabajar hasta cualquier edad en televisión, el hombre si.
- ¿Sentiste en carne propia esa exigencia?
- Nunca puse la cara en cámara. Era una mano sosteniendo un micrófono en la televisión.
- Pero estuviste frente a cámaras.
- Con el caso María Soledad Morales fue la primera vez que aparecí en cámara porque estaba en vivo y en directo desde Catamarca. Terminaba la salida diciendo: "Desde Catamarca, para Telefé Noticias, Fanny Mandelbaum".
- Hubo un antes y un después del caso de María Soledad Morales.
- Si, para mi carrera y para el país. Fue una forma de animarse a pedir justicia pacíficamente.
- ¿Sentiste que podías hablar con la misma libertad que ahora? ¿Tuviste miedo en algún momento?
- No tuve miedo pero porque soy una inconciente, no una valiente. Siempre me dicen "qué ovarios que tenés" y yo digo que después me doy cuenta, en ese momento no tengo filtro. A veces las cosas me pasan, primero, por la boca y después por el raciocinio.
- Ese fue el primer femicidio: hubo muchos casos, hubo abusos de los niños del poder. Recuerdo una chica discapacitada que fue violada por hijos de las grandes familias en Azul; ella tuvo luego a su bebé y unos años después fui y vivía en una tapera al lado del río. Nunca se hizo justicia, los culpables desaparecieron de Azul y volvieron cuando prescribió la causa.
- ¿En el caso María Soledad la presencia de los medios incidió para que se haga justicia?
- Y además cambiaron de jueces porque Canal 13 descubrió que había un signo de complicidad. Sin la hermana Martha Pelloni tampoco hubiera habido justicia y si Ada Morales (la mamá de María Soledad) no hubiera sido como fue, tampoco.
- Seguis trabajando...
- Sigo trabajando, estoy en una radio con streaming y en agosto voy a cumplir 11 años allí (Fanny, sin miedo, jueves de 16 a 18, por Conexión abierta). Estoy contenta, me escuchan en Japón, en Israel. Es una de las primeras radios digitales, sino la primera.
- ¿Por qué seguís trabajando?
- Porque me gusta, me mantiene viva. Dije que me van a sacar de un estudio de radio y televisión con las patitas para adelante.
- ¿Por dónde crees que pasa el interés de la gente en este momento?
- El interés de la gente pasa por la realidad y cuando ves los noticieros son magazine, y de repente todos tienen lo mismo. Llegó un momento en que el crimen de los rugbiers me saturó y no prendí más la televisión. Con el caso de Lucio Dupuy también. Pero los medios no hablan del tema de los jubilados, que se pasa así nomás y hay que tenerlo en cuenta.
- La tercera edad y la educación, que son los temas que me encantan, están ausentes en todos los medios. Tampoco se habla de las enfermedades que vienen con la edad y que por más que seas una persona que hizo deporte toda la vida, cuando tengas más de 80 vas a tener artrosis, o cataratas porque de eso no se salva nadie; y que la mayoría de las mujeres se van a quedar con menos pelo y que van a tener los brazos flácidos. De eso no se habla. Yo hice por cuatro años un programa donde tenía un espacio dedicado a gerontólogos.
- Y esto ocurre en un país, una región y un mundo donde la población envejece.
- Exacto. Con una mayor longevidad, pero donde la calidad de vida disminuye con los años.
- ¿Cómo es un día en tu vida?
- Todos los días son distintos, siempre tengo cosas que hacer. Una vez que agarro la calle no vuelvo. El asiento de atrás del coche está lleno de las cosas que tengo pendientes.
- Y para mantenerte informada, ¿cómo hacés?
- Escucho la radio que está prendida las 24 horas del día.
- Si pudieses volver atrás, ¿qué tema te hubiese gustado cubrir? ¿En qué momento histórico te hubiese gustado estar para ser la periodista Fanny Mandelbaum?
- Me hubiera gustado conocer a la primera Evita. A la que hizo en muy pocos años cosas que todavía no se pudieron destruir. Aunque no me interesa la parte política ni la Evita en que se convirtió después sino la de los derechos de la ancianidad, la de los derechos de los niños, la de la Ciudad de los Niños, de los hospitales donde no faltaba absolutamente nada. No hay mantenimiento de las cosas que ella hizo. Cuando cambió el gobierno se quemaron frazadas, colchones, alfombras. Ella en muy poco tiempo hizo cosas muy importantes, y me hubiera gustado conocerla en esa época.
- Por elección y porque nunca nadie me exilió ni me amenazó de muerte. Empecé haciendo farándula; me iba a la noche a un lugar que no existe más que se llamaba Fechoría y cada mesa era una nota para la radio. No sirvo para gráfica, no tengo poder de síntesis y soy muy perfeccionista. Cuando me piden una nota propongo grabarla y que luego la desgraben porque puedo hablar en forma fluida pero si me siento a escribir vas a tardar una semana en recibir una columna.
Cuando me acuerdo de alguna cosa, porque quiero escribir lo que fue ser periodista en mi época, anoto en servilletitas y después encuentro los papeles sueltos. Esos papeles dicen Rodriguez Saá, incendio, nena violada. Voy recalculando como el GPS y me voy acordando de las cosas.
- Si escribieras sobre tu vida, ¿cómo se llamaría ese libro?
- "Nadie va en cana".
- Si tuvieras que hablar frente a estudiantes de periodismo, ¿qué les dirías?
- Siempre doy la misma recomendación y es que no pierdan los ideales, que si se metieron a ser periodistas para cambiar el mundo sigan con esos ideales, no importa para qué medio trabajen. Y que cuando se miren al espejo no tengan que bajar la vista. Porque debe ser terrible en los últimos años o en los últimos minutos, cuando te dicen que te pasa toda la película de tu vida, decir "por qué me mandé esa agachada".
- ¿Cómo te gustaría que te recuerden?
- Como una mina que se metió en todas partes. Que siempre quiso preguntar. Siempre hice lo mismo.
- ¿Qué no te preguntaron nunca y hubieses querido contar?
- Nunca pienso en qué me van a preguntar ni pienso yo qué voy a preguntar.
- ¿Pero de qué te gustaría hablar?
- De lo importante que es tener un compañero que te permita volar. Si no hubiera tenido a mi marido (Guillermo) que se hizo cargo de la casa y de los chicos, nunca hubiera podido. Ser periodista es como ser médico de emergencia: a mí me han sacado de una nota para decirme "andate a Aeroparque que hay un avioncito esperando; te vas a San Luis y volvés mañana". Me fui a San Luis por un día y estuve un mes. Tuvo que ir mi marido a llevarme ropa.
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