Ante mandatarios de todo el mundo y cientos de miles de fieles que se congregaron hoy en la plaza de San Pedro y aledaños, el papa indicó que los dos nuevos santos "fueron dos hombres valerosos, llenos de la parresia (termino griego que significa libertad) del Espíritu Santo, y dieron testimonio ante la Iglesia y el mundo de la bondad de Dios, de su misericordia".
De ellos, Francisco recordó, en una homilía pronunciada en italiano, que "conocieron sus tragedias, pero no se abrumaron". "En ellos, Dios fue más fuerte", exclamó.