El fotógrafo esperancino Fredy Heer falleció este jueves en Buenos Aires, dejando una obra reconocida y reconocible, tanto en registros periodísticos (fue por años colaborador de El Litoral, donde, por ejemplo, registró el gol número 100 del “Bichi” Fuertes) como en su sensible faz artística. Innumerables muestras, libros (el último, presentado hace unos días) jalonan su amor por la imagen. Batalló sin quejas hasta el final con ELA, que le disminuía capacidades pero no iniciativa y ganas de hacer.
Tiempo atrás, el periodista Ignacio Hintermeister -amigo personal de Heer- trazó en El Litoral una semblanza que hoy es un sentido homenaje.
“Fredy dejó Esperanza -y un emprendimiento productivo familiar que le proponía estabilidad- en 1972; lo hizo impulsado por una pasión que nació cuando su padre -ex laboratorista de Fernando Paillet- le regaló una Kodak.
Su oficio había crecido desde 1964 hasta allí, junto al de su amigo Hugo Raina; las carreras de auto en Rafaela y la zona, el rock de los '60 en la isla Berduc, fueron algunas de sus excusas.
Las alpargatas que suele calzar por el porteño barrio de Palermo, son testimonio de una identidad de origen que Fredy paseó por las estridentes noches de Mau Mau -reflejadas por años en el papel de El Litoral- así como por salones de arte, por la Casa Rosada y el Congreso, por las canchas de fútbol.
Monzón, Susana, Moria, Olmedo, Diego, Charly, Sandro, Mirtha, el gol 100 del Bichi Fuertes, el "no" de Reutemann a Duhalde, el mundial de Francia, De Niro, Depardieu, artistas plásticos, escritores, obras de arte.
Hace unos pocos meses, junto a Claudio Larrea, director de la fotogalería del Centro Cultural San Martín, Fredy Heer recorre su muestra sobre "Fotógrafos contemporáneos". Crédito: Maximiliano Vernazza
Por la mirada de Fredy pasaron personas de relevancia o anónimos momentos en la calle. El hombre observa, compone, dispara. Dibuja viñetas, construye mundos, interpela espíritus.
En Buenos Aires, Fredy fotografió la obra de Raúl Soldi y Benito Quinquela Martín, entre otros artistas. Trabajó en la revista El Expreso Imaginario y en el diario La Razón. Hizo retratos a Adolfo Bioy Casares, Olga Orozco, Abelardo Arias, Miguel Briante y José "Pepe" Bianco.
A su primera muestra, en el Centro Cultural Recoleta, le siguió otra en la Galería Arcimboldo, de imágenes tomadas con un celular, cuando los dispositivos apenas tenían un lente elemental.
Leica, Nikon, Rolleiflex, los celulares. Heer se despojó de los dispositivos para quedarse con una cámara china, de plástico hasta en su lente. "Las fotos con Holga me salen bien, el secreto es la paciencia. Tiene una sola velocidad, es maravillosa. Es tan sencilla que es complicada".
Parece una paradoja, es una declaración de principios. Fredy eligió despojarse de la cámara, quedarse con la foto: su mirada, medir la luz, componer, disparar apenas una vez. No mucho más.”