Los orígenes del helado se remontan a la Italia del 1660. En aquel momento, se inventó una máquina que homogeneizaba las frutas, el hielo y el azúcar, a partir de la cual se obtenía una crema helada bastante similar a la que conocemos hoy en día.
La fecha celebra a uno de los postres de origen italiano más amados en Argentina y el mundo.
Los orígenes del helado se remontan a la Italia del 1660. En aquel momento, se inventó una máquina que homogeneizaba las frutas, el hielo y el azúcar, a partir de la cual se obtenía una crema helada bastante similar a la que conocemos hoy en día.
Desde entonces, el helado comenzó a popularizarse y a difundirse por toda Europa y, algunos años más tarde, a América Latina. Con el objetivo de homenajear a este postre tan popular, cada 12 de abril se celebra el Día Internacional del Helado.
Las historias sobre el origen del helado son muy disímiles, pero siempre participan en ellas algunos de los más importantes personajes de la historia.
Por ejemplo Alejandro Magno, quien en su viaje a la India ordenaba a sus sirvientes enterrar bajo la nieve ánforas con frutas que luego tomaba heladas; o Nerón, quien prefería hacer enfriar los jugos de frutas y el vino con nieve de la montaña.
Algunas tradiciones ubican los comienzos de este alimento en la antigua China, desde donde se cree que llegó a Europa de la mano de Marco Polo. Allí lo preparaban con una mezcla de hielo, miel y frutas, que se popularizó rápidamente por las cortes de los majestuosos principados de la Italia renacentista.
Los ingeniosos florentinos Ruggeri y Buontalenti inventaron una mezcla química para preparar hielo, con la cual pudieron preparar helado, que se sirvió en una fiesta para el duque de Florencia en 1565. Y Catalina de Médicis llevó a la corte de Inglaterra, luego de casarse con Enrique II, a un cocinero que preparó una receta que incorporaba leche a los helados.
Pero fue un tal Francisco Procopio quien en el siglo XVII fabricó una máquina que dio nacimiento al moderno helado y que homogeneizaba frutas, hielo y azúcar. Procopio abrió la primera heladería en París, y esto le valió las felicitaciones personales del rey Luis XIV. Rápidamente se puso de moda.
El helado llegó a nuestro país en el año 1902, y hoy, el Helado Artesanal Argentino es reconocido a nivel mundial. Tal es la calidad alcanzada por las heladerías artesanales que, al compararlo, los argentinos valoran y prefieren por sobre el que se ofrece en otros lugares del mundo.
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