Este viernes se confirmó el fallecimiento del ingeniero japonés, Shigeichi Negishi, reconocido por su invención del karaoke, un dispositivo que dejó una marca en la cultura popular.
Origen y curiosidades sobre la idea del ingeniero japonés que deja una marca en la cultura popular y una "recordada" escena del cine.
Este viernes se confirmó el fallecimiento del ingeniero japonés, Shigeichi Negishi, reconocido por su invención del karaoke, un dispositivo que dejó una marca en la cultura popular.
La triste noticia fue dada a conocer por Matt Alt, autor del libro “Cómo Japón hizo al mundo moderno”, quien compartió un emotivo mensaje anunciando el deceso de esta leyenda japonesa.
Karaoke es una palabra japonesa que se traduce literalmente como "orquesta vacía".
The Wall Street Journal reveló que su muerte ocurrió el pasado 26 de enero, sin embargo, la noticia se mantuvo en privado hasta este 15 de marzo.
Esto ocurre ya que se siguió una práctica común en Japón donde los fallecimientos de figuras públicas se anuncian tiempo después para permitir que la familia y seres queridos vivan su proceso de duelo en privacidad.
El fallecimiento de Shigeichi Negishi, inventor del karaoke, representa la pérdida de un visionario cuya creatividad dio lugar a una forma de entretenimiento globalmente aclamada.
El karaoke, una palabra japonesa que se traduce literalmente como "orquesta vacía", ha conquistado los corazones de millones en todo el mundo, transformando bares, salas de fiesta y reuniones sociales en escenarios improvisados donde cualquier persona puede convertirse en una estrella por unos minutos.
El concepto del karaoke se remonta a los años 60 en Japón, cuando Negishi, músico y empresario, ideó un sistema de entretenimiento que permitía a las personas cantar junto a pistas musicales pregrabadas sin la necesidad de una banda en vivo. Este innovador concepto democratizó la música, ofreciendo a aficionados y profesionales por igual la oportunidad de experimentar la emoción de estar en el centro del escenario.
El primer karaoke se instaló en un bar de la ciudad de Kobe, Japón, en 1971, y desde entonces su popularidad ha ido en aumento. En la década de 1980, el fenómeno se extendió rápidamente por todo Asia, llegando a países como Corea del Sur, Filipinas y Tailandia. La facilidad de uso y la diversión que ofrecía el karaoke lo convirtieron en un elemento básico de la cultura de entretenimiento en estos países.
Con el tiempo, el karaoke cruzó fronteras y se convirtió en un fenómeno global. En la década de 1990, se popularizó en Estados Unidos y Europa, donde se convirtió en una actividad común en bares, salas de fiesta y reuniones sociales. Hoy en día, es difícil encontrar un país donde el karaoke no sea conocido y apreciado en algún nivel.
El impacto cultural del karaoke va más allá del entretenimiento. Ha contribuido a fortalecer los lazos sociales, proporcionando un medio para que las personas se conecten a través de la música y el canto. Además, ha sido un motor económico importante, generando ingresos a través de la venta de equipos de karaoke, pistas musicales y servicios de entretenimiento.
El karaoke ha dejado su huella en la cultura cinematográfica, con apariciones memorables en películas icónicas que han capturado la emoción y la diversión de cantar en público.
Uno de los ejemplos más destacados es la escena de Cameron Diaz en "La Boda de mi mejor amigo". En esta comedia romántica de 1997, Diaz interpreta a Kimberly Wallace, la novia del mejor amigo del protagonista. En una de las escenas más recordadas de la película, Kimberly irrumpe en el escenario durante una sesión de karaoke y canta "I Just Don't Know What to Do with Myself" de Dusty Springfield.
La actuación de Diaz es vibrante y desinhibida, capturando la alegría y el espíritu festivo del karaoke. Esta escena se ha convertido en un punto culminante de la película y ha contribuido a la popularidad duradera del karaoke como una forma de entretenimiento en pantalla.
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