Uno de los crímenes que más convulsionó al siglo XX y del que todavía se habla y especula es el asesinato de John Fitzgerald Kennedy, presidente de Estados Unidos de 1961 al 22 de noviembre de 1963, día en que lo mataron.
Se realizó tres días después del terrible atentado que terminó con la vida del presidente de Estados Unidos. Participaron el gobernador Tessio, el intendente Lofeudo y otras autoridades eclesiásticas, políticas y militares.
Uno de los crímenes que más convulsionó al siglo XX y del que todavía se habla y especula es el asesinato de John Fitzgerald Kennedy, presidente de Estados Unidos de 1961 al 22 de noviembre de 1963, día en que lo mataron.
Días atrás, el actual presidente de EE.UU, Donald Trump, ordenó desclasificar documentos vinculados al homicidio del trigésimo quinto mandatario que tuvo esa Nación. Cientos de documentos que permanecían bajo custodia oficial ahora están “liberados” y disponibles en una web gubernamental. Con ello, se activaron todo tipo de elucubraciones ligadas al caso.
Todo este introito viene a cuento de una “bajada” local que tuvo este mundialmente conocido hecho. El lunes 25 de noviembre de 1963, El Litoral tituló: “Fue oficiado hoy el funeral dispuesto por el P.E de la provincia en memoria del Sr. John F. Kennedy”. El artículo estaba acompañado de una imagen del acto.
La crónica del vespertino santafesino relató con lujos de detalles cómo fue ese acto. “En la Iglesia Catedral Metropolitana se ofició esta mañana el solemne funeral dispuesto por el Poder Ejecutivo de la provincia, en memoria del extinto presidente de los Estados Unidos, Sr. John F. Kennedy, con motivo de efectuarse hoy su sepelio”, comenzaba.
Y seguía: “Las autoridades asistentes se reunieron previamente en la Casa de Gobierno desde donde se trasladaron a pie hasta la iglesia Catedral, mientras rendía honores un piquete de cadetes de la Escuela de Policía, con bandera y banda”.
En la continuidad de la nota, el diario se encargó de nombrar a cada uno de los presentes. “Asistieron al oficio religioso el gobernador, Dr. Aldo Tessio, acompañado por la totalidad de los ministros y subsecretarios; el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Dr. Francisco Caminos; el intendente municipal. Sr. Ramón Lofeudo, y los secretarios de la comuna”.
La crónica contó también que a la ceremonia religiosa asistieron “el jefe de la Guarnición Militar Santa Fe. coronel Juan M. Maza Viancarlos y los jefes de las distintas unidades militares, el decano del cuerpo consular, vicecónsul de Italia, Dr. Marcelo Calimani y los representantes consulares de Alemania, Francia y España; legisladores nacionales y provinciales”.
La lista de autoridades y dirigentes políticos seguía pero vale la pena resaltar el dato que publicó El Litoral en aquel artículo. “Como así también un numeroso público que colmó el templo”.
En la continuidad de la nota, se describió cómo fue el acto que, además, contó con la presencia de estudiantes abanderados de “numerosos colegios y escuelas fiscales y privadas”, remarcó El Litoral.
“Ante el altar se había dispuesto el túmulo, a la derecha del cual estaba colocada la bandera de los Estados Unidos con un crespón” agregaba la crónica.
Al final, el artículo señaló: “Ofició el funeral el canónigo Juan Re, párroco de la iglesia Catedral, quien también tuvo a su cargo el responso al término de la misa de requiem. Finalizado el acto, salieron en primer término los abanderados escolares, que formaron una calle a la salida del templo, por donde el gobernador y demás autoridades, se dirigieron a pie de retorno a la Casa de Gobierno”.
Después del asesinato de John F. Kennedy, su cuerpo fue trasladado a Washington D. C. y colocado en el Ala Este de la Casa Blanca, donde permaneció hasta el domingo 24 de noviembre.
Ese día, su ataúd fue llevado en una carroza tirada por caballos hasta el Capitolio, donde miles de ciudadanos pudieron rendirle homenaje en una capilla ardiente. El impacto de su muerte conmocionó a la nación y al mundo entero.
El lunes 25 de noviembre, Estados Unidos despidió a Kennedy con un funeral de Estado al que asistieron más de 90 delegaciones internacionales. Ese día había sido declarado de luto nacional por el nuevo presidente, Lyndon Johnson.
La ceremonia religiosa tuvo lugar en la catedral de San Mateo, en Washington D. C., y posteriormente el cuerpo del mandatario fue sepultado en el Cementerio Nacional de Arlington, en un acto solemne lleno de simbolismo.
El 14 de marzo de 1967, sus restos fueron trasladados a Arlington, donde descansan junto a su esposa Jackie y sus hijos menores. Muy cerca de él también yace su hermano, el senador Robert F. Kennedy.
La tumba de Kennedy es reconocida por su “llama eterna”, un símbolo de su legado. Junto a William Howard Taft, es uno de los únicos presidentes estadounidenses enterrados en este histórico cementerio.
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