Lunes 7.10.2024
/Última actualización 12:07
Al consultar las páginas centenarias del diario El Litoral se puedan encontrar con crónicas y fotografías de santafesinos que supieron caminar las calles de la ciudad, divertirse en lugares icónicos y pertenecer a emblemáticos espacios artísticos. Buceando en el archivo, con el objetivo de encontrar una orquesta de tango de la ciudad, aleatoriamente sorprende y la imagen de un grupo de titiriteros en plena función durante la primavera de 1943.
Este grupo de jóvenes de la década del cuarenta, integraban el mítico “Retablillo de Maese Pedro” en el que Fernando Birri dio sus primeros pasos como artista en nuestra ciudad, ejerciendo el noble oficio de titiritero por aquellos años.
Fernando Birri nació en la ciudad de Santa Fe el 13 de marzo de 1925. En 1950 viajó a Italia para ingresar en el Centro Sperimentale de Cinematografía de Roma. Regresó a Santa Fe en 1956 y creó el Instituto de Cinematografía de la Universidad del Litoral, desde donde gestionó y dirigió el cortometraje Tire Dié (1960). Birri veía la necesidad de una cinematografía realista con experiencias populares, por eso desde el instituto universitario impulsó una formación teórico-práctica con una fuerte identificación nacional y arraigada en el compromiso social.
Una de las fotos que publicó El Litoral de Birri.Las marionetas santafesinas y Podrecca
En aquella primavera de 1943, el grupo Retablillo de Maese Pedro agasajó al maestro Podrecca, un referente ineludible en el mundo titiritero de comienzos del siglo XX. Vittorio Podrecca y su famoso Teatro del Piccoli, estaba de paso por la ciudad y los titiriteros santafesinos decidieron homenajearlo con una función dedicada a su maestro y referente.
La crónica periodística del diario El Litoral, cuenta que Fernando Birri compartió unas emotivas palabras para el invitado y el público en general, contando cuánto le debían los titiriteros argentinos aficionados a esa manera de difundir cultura y sembrar alegría. Término advirtiéndole a Podrecca que no se extrañará si alguno de los muñecos, olvidándose del papel y del escenario, extienda su mano llamándolo ¡papá!.
La crítica periodística especializada desde la redacción del diario El Litoral fue benigna y constructiva con sus palabras al referirse al número de títeres dirigido por un joven Fernando Birri de 18 años de edad. Decía el vespertino local: “Es justo destacar que los actores cumplen de manera rotunda lo que el director espera de ellos, además de los efectos que el juego de luces otorga a los cuadros perfectamente sincronizados (…) también es justo decir que la trama por momentos peca de artificiosa y falta de naturalidad de los actores al momento de entrar en escena”.
El Retablillo de Maese Pedro estaba integrado por los marionetistas Fernado Birri, Tomas Guala y Manuel Niel. A cargo de los efectos de luces, Manuel Guala; Manuel Gimenez, asesor de escena; Jose Bonet, adaptación musical y Carlos Passeggi en los efectos especiales. Además, las actrices Nelly Milessi, Ida Zoccola, Neda Costa y Blanca Casutti.
El Litoral acompañó la presentación del grupo.Unos años después, en 1956, cuando Fernando Birri volvió a la ciudad, luego de una estadía en Italia, en donde se formó y tuvo sus primeras experiencias como cineasta, el diario El Litoral lo entrevistó para que cuente sobre su paso por Europa y hacer extensiva una invitación, desde el Cine Club de Santa Fe, para el conversatorio que iba a dar sobre neorrealismo italiano en las instalaciones del cine Mayo de nuestra ciudad.
Birri, le narra a los santafesinos, a través del vespertino local, las maravillas del neorrealismo italiano, pero no deja de mencionar y destacar en su relato como fue el reencuentro con los títeres y con sus colegas santafesinos del Retablillo de Maese Pedro. Ante la pregunta del periodista por el teatro de títeres, Birri decía: “Hoy mismo me entregaron los títeres que hace seis años no veía… estoy muy emocionado. Creo que encontraremos a quienes prosigan con la cruzada que iniciamos nosotros. Afortunadamente el mundo no deja de soñar y por eso hay siempre un lugar para los títeres”.