En primera persona: cómo se consiguen medicamentos en el mercado negro de Santa Fe
Segunda entrega de la investigación de El Litoral que pone sobre la mesa la facilidad para conseguir fármacos en lugares no habilitados. Cómo es la trazabilidad de los remedios.
Blisters de medicamentos en un kiosco, una "costumbre" que se multiplica en Santa Fe.
La segunda parte de la investigación llega hasta los propios búnkers, de venta de estupefacientes, en donde hoy se ofrecen psicofármacos en blíster de reconocidos laboratorios, como alternativa - o potenciadores- de los estupefacientes “tradicionales” del narcotráfico.
La dimensión del mercado negro de medicamentos, deducida de la información de campo obtenida por El Litoral, sobrepasó las expectativas periodísticas.
Un día cualquiera en Santa Fe
(Maxikiosco Barrio Roma, 1 de febrero de 2023)
Pido tres ibuprofenos como “entrada” y juego:
- Norma, necesito algo para dormir, porque ando pasado de rosca y camino por las paredes ¿Tendrás algo que no sea un consejo? – nos reímos.
- A ver esperá – busca en una caja de cartón apartada – tomate ésta. Eso sí, cuando ya estés acostado. Te lo digo por experiencia, mi marido tomó una después de cenar y quedó mosca en la mesa.
Me acerca un blíster de 10 comprimidos con la inscripción “Nocte Sublingual Zolpidem” de Bagó.
- ¿No tenés la cajita como para ver el prospecto?”- pruebo
- Vos confiá en mí, llévate una y después me contás – me tranquiliza -. Las traje porque la gente me pedía y a todos les sirvió y la siguen tomando. Estas me las trajeron de la farmacia (…) ayer, no te preocupes. -Asiento con la cabeza y me corta dos-.
- 800 pesos – me dice al pasar
- ¿400 cada una, Norma? – aprovecho – Dejá, mejor me compro un porrón y unas papitas.
La situación me resulta graciosa, pero no lo que devela la libre disponibilidad, que tiene Norma, de drogas adictivas, la posibilidad de interacción con alcohol y la liberalidad de venta, incluso a menores, es la certificación en lo cuantitativo de nuestro trabajo final de 150 visitas a kioscos, almacenes y farmacias.
Botón y borbotón de muestra
Las charlas y los datos, chequeados en la calle, dan cuenta de una muestra cualitativa que “maqueta” la existencia de un mercado negro de drogas, farmacéuticas, que no se conforma por “error”, sino que es un sistema logístico pensado, creado y aceitado para que crezca exponencialmente de la mano del consumo problemático de estupefacientes.
Esta investigación, en su etapa inductiva “desde abajo hacia arriba”, se comprende al deducir el ordenamiento legal, “de arriba hacia abajo”, de nuestra provincia y la reacción de sectores, en particular, a cada intento de control de parte del Estado.
La “morsa”, el triple crimen y la industria farmacéutica
Fue el triple crimen de General Rodríguez –en agosto de 2008 - vinculado al tráfico de efedrina, lo que motivó la sanción de resoluciones ministeriales con el fin de regular la trazabilidad de medicamentos, a través del ANMAT, en un sistema federal (Res.435/2011).
Asesinados y asesinos del resonante crimen mafioso eran titulares de droguerías vinculadas, no sólo a la efedrina sino también a la mafia de los medicamentos oncológicos truchos, vencidos y adulterados que lideraba el líder sindical, Juan José Zanola.
Antes de esa fecha, las droguerías podían importar directamente y comercializar entre ellas. Nuestra provincia es de las pocas jurisdicciones en el país que no adhiere en pleno al Sistema de Trazabilidad Federal.
Precisamente, en Santa Fe,entre 2001 y 2012, una resolución transitoria permitía la comercialización de medicamentos entre droguerías, ante el desabastecimiento generado por la crisis. En 2012, el entonces ministro de salud, Miguel Cappiello, dejó sin efecto esa medida considerando que “impide al Estado ejercer el control de cadena sanitaria y la trazabilidad de las drogas”. La prohibición encuadraba a las compras realizadas por el Estado, no así a la comercialización de gestión privada.
En 2019, Cappiello, como senador provincial, propulsó una ley para institucionalizar la trazabilidad de medicamentos, tanto en lo público como en lo privado, como herramienta de mayor fuerza que las resoluciones administrativas. El proyecto fue aprobado en la cámara alta y se trabó en Diputados, perdiendo estado parlamentario en la actualidad.
El intento de regular por ley a la industria farmacéutica no en vano fracasó también a nivel nacional. La ley, impulsada por quien fuera diputado santafesino, Sylvestre Begnis, tampoco fue sancionada y dejó retumbando una frase en el recinto legislativo que incomodó al Poder real, detrás de la industria farmacéutica “…todos los delitos que se han denunciado -desde la triple muerte en adelante, han surgido de compras entre droguerías” (HCDN Diario de sesiones 18/11/2009).
“Filtraciones” al mercado negro
La resolución de ANMAT en 2011 impide, estratégicamente, la comercialización entre droguerías. Si bien Santa Fe adhirió, en sendas resoluciones de Salud (597/15 y 195/13), la superposición de actos administrativos y la carencia “funcional” de una ley que garantice seguridad jurídica - en un tema medular de la salud pública- hace que en una provincia que se desangra bajo los efectos del narcotráfico, las drogas –de origen farmacéutico- originen un mercado negro que ya no es paralelo, sino parte del circuito de estupefacientes.
El propio Estado, que abastece los centros de salud de manera descentralizada y anárquica, contribuye, considerablemente, al abastecimiento del mercado negro de medicamentos, renegando de un sistema informático para determinar la trazabilidad de lo que ofrece a sus pacientes y un control de stock, en tiempo real, de sus farmacias oficiales. En su momento se podía hablar de “robo hormiga”, hoy la propia calle nos da una muestra, cabal, que se trata de estafas, en “enjambre”, entre droguerías proveedoras y el propio Estado.
Las herramientas están, se carece de la voluntad política para transformar los “parches” en ley y ejercer un control permanente utilizando la identificación individual digital de troqueles para establecer la trazabilidad desde la boca del paciente hasta los laboratorios. Siquiera los controles deben salir a la calle, faltaría más.
Las droguerías deben vender exclusivamente a las farmacias, privadas y públicas y solo pueden proveerse de los laboratorios. No pueden vender a pacientes –clientes- y tampoco producir. La comercialización entre droguerías, muchas veces de manera ficticia, hace que la individualización de las drogas se diluya y así se “inyecte” al mercado negro.
Una investigación extensa, compleja e inédita
Esta entrega versa, exclusivamente, sobre psicofármacos y narcotráfico. Posteriormente nos adentramos en los medicamentos de alta complejidad y costos siderales que se trafican cual si fuesen agua de colonia.
El sistema de la salud – o de la enfermedad, como el lector prefiera- es, primero, económico –financiero, sin el control responsable del Estado, la ambición puede poner placebo allí donde un paciente necesita de un medicamento para no morir.
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