Enero y febrero fueron los meses de mayor impacto. “Estamos con proyecciones de retomar el sendero positivo recién en julio, entre vacaciones de invierno y mejores perspectivas inflacionarias y de ingreso de divisas, que en Rosario mueven mucho la aguja”, comentaron comerciantes de la zona de Pichincha.
Por la crisis económica la gastronomía rosarina se resiente. De esto dan cuenta desde Mercado Pichincha, que nuclea una de las arterias más pujantes de la actividad en los últimos años, lo cual expone todo un escenario que empieza a atravesar el sector.
En base a lo que indicaron a El Litoral la caída en el consumo se detecta en torno a un 50%, contemplando los últimos dos meses -enero y febrero- siendo los de mayor impacto.
Es que el aumento de todos los insumos, una inflación que sigue sosteniendo niveles desmedidos y salarios que se desplomaron, generaron que las personas disminuyan fuertemente el consumo en gastronomía, siendo uno de los polos que primero recibe el impacto de la recesión económica.
Según confirmó el presidente de Mercado Pichincha a este medio, Reinaldo Bacigalupo, en “enero la caída fue del 35%, en febrero 27% y en marzo esperamos que sea del 20%”, expresó.
Sin embargo, se esperanza con el hecho de que la situación pueda “mejorar”. “Estamos con proyecciones de retomar el sendero positivo recién en Julio, entre vacaciones de invierno y mejores perspectivas inflacionarias y de ingreso de divisas, que en Rosario mueven mucho la aguja”, añadió.
Por ahora ningún empresario tomó la decisión de achicarse o de realizar despidos, sino que, según Bacigalupo, la situación es más grave porque “pudiendo contratar personal, no lo hacen”.
Es que el presidente de Mercado Pichincha afirmó que “nadie toma gente hoy día, por temor a la extorsión de la industria del juicio y los costos laborales” y se lamentó que se haya derogado el DNU del presidente Javier Milei, porque “sin reforma laboral estamos atados de pies y manos”.
Pese al optimismo de Bacigalupo, hay comerciantes que sienten el impacto de la recesión y temen que la situación no mejore. “Venimos en caída y no vemos cómo esto puede repuntar, porque encima se avecina el invierno, que es nuestra temporada baja”, indicó a este medio el dueño de un bar cervecero de la zona.
En general, las opiniones están divididas. Hay un sector importante que estima y se esperanza de que la situación macroeconómica mejore en el segundo semestre y que esto impacte de lleno en el consumo y en la recuperación de una de las arterias gastronómicas más importantes de Rosario.
Por otro lado, los más desconfiados, temen que esta situación se profundice y tengan que tomar medidas extremas como achicar personal o, inclusive, hasta tener que bajar las persianas, sobre todo cuando lleguen las nuevas tarifas de luz y gas.