Patricio Dobal
La economía del conocimiento es una de las ramas de la actividad productiva que más se proyecta en términos de ingreso de divisas para el país. En esa línea, Santa Fe es testigo de un proceso virtuoso que ya está rindiendo frutos.
Patricio Dobal
Una década para la historia de un país que parece acostumbrado a ciclos cortos en materia de políticas de Estado puede que, por ejemplo, no sea un plazo que sirva para analizar un plan económico en la Argentina. Es que si vamos a la historia, en 10 años puede convivir un esquema de los más ortodoxos con otro totalmente opuesto.
Ahora bien, hay excepciones y en materia de ciencia y tecnología Santa Fe puede ser una excepción a la regla con acciones que permitieron arribar al escenario actual donde si bien todavía hay mucho por hacer, ya existen certezas para considerar que la economía del conocimiento puede ser para “la bota” la segunda fuerza exportadora después de los productos del agro.
En el marco del 10° aniversario de Mirador Provincial, encaramos un viaje sobre las semillas que permitieron alumbrar el estado de cosas actual en una actividad que promete, y mucho.
“Para analizar las bases hay que remontarse a dos décadas atrás. Hablo de aquellas incipientes iniciativas que hoy son referencia y generaron una estructura de soporte para a empezar a trabajar en la economía del conocimiento con un know-how importante”, repasa Marina Baima, secretaria de Ciencia, Tecnología e Innovación del Gobierno de Santa Fe, en diálogo con Mirador Provincial.
La funcionaria rescata tres organizaciones. “Una es Bioceres, a partir del capital al que apostaron un grupo de productores con la firme convicción de que la biotecnología tenía la respuesta a muchos de los desafíos del agro argentino. El otro ejemplo es la biofarmacéutica Zelltek y también rescato al Parque Tecnológico Litoral Centro en su conjunto”, precisó la funcionaria.
Más acá en el tiempo, fue clave el acompañamiento de herramientas novedosas en el sector productivo. “Al germen inicial hay que mencionar lo que pasó hace un década con la activación de políticas públicas y el desarrollo de estrategias del capital privado para primero abrir la cabeza de los emprendedores. Los primeros coworkings y las primeras charlas que motivaron colectivos como Endeavor y el movimiento TEDx fueron claves para dinamizar la cabeza de los referentes del sector productivo más tradicionales y setear desde cero el pensamiento de quienes recién aparecían en el mundo de los negocios”, reflexionó Baima.
Por último, fijar la mirada en los cinco años más recientes permite entender cómo el fomento de la economía del conocimiento se consolidó como política de estado en la administración provincial, hecho que positivamente trascendió el cambio de administración en la Casa Gris. “Yo creo que hay una conciencia muy marcada en entender a la economía del conocimiento como una herramienta fundamental de generación de valor en la que confluyen hoy la política, el sector educativo y la inversión privada”, destacó la titular del área de Ciencia, Tecnología e Innovación.
El fenómeno detectado hace unos 5 años que no se detiene en lo que a creación de startups respecta empieza en 2022 a dar sus frutos. “Se han sumado infraestructuras de gran valor en Santa Fe apalancadas en gran medida por acciones oficiales a partir de la entrada en escena del financiamiento público y la creación de venture capitals ya sea a través de fondos nacionales o de inversores externos con presencia en el país”, teorizó Baima.
“Hay estudios que determinan que la provincia de Santa Fe, por la madurez del ecosistema y el trabajo colaborativo, es la que pueda liderar el movimiento exportador de economía del conocimiento en cuanto a volumen en relación a su población”, anticipó.
Baima traza una analogía con el impulso que posibilitó el desarrollo del canal navegable sobre el río Paraná que sentó las bases para el desarrollo portuario moderno, que permite en la actualidad concentrar en el Gran Rosario gran parte de la agroexportación del país. “Frente a ese fenómeno, yo destaco la revolución que deriva de la agroindustria y permite hoy a Santa Fe estar a la vanguardia en lo que desarrolló agtech y biotech se trata. Hay una infraestructura local que posibilita dar pasos más rápidos en los procesos de aceleración y maduración de nuevas empresas que no se detecta en otras regiones argentinas”, sostiene.
Pensando hacia adelante, la secretaria rescata que en 10 años el plan es ubicar a la economía del conocimiento “como el sector más importante respecto de la generación de empleo de calidad en Santa Fe. De ahí la convicción a partir de fondos como el SF500 de crear 500 empresas basadas en el estudio de la cuencas de la vida en todo el territorio. Vamos por eso”, sentenció.