Dr. Hugo D. Valderrama (*)
Dr. Hugo D. Valderrama (*)
¿Alguna vez usted jugó a girar velozmente sobre sí mismo con los brazos extendidos, hasta no poder seguir y caer al piso? Si luego de hacerlo mantuvo los ojos abiertos y por unos segundos vio como todo se movía de un lado al otro, de forma rápida y repetida, es que se produjo a sí mismo vértigo. Vértigo es un síntoma específico y concreto: es cuando de manera subjetiva ve que todo gira.
Mareo, en cambio, es un término inespecífico, que en el saber popular es usado para englobar diversos síntomas. Sensación de desvanecimiento, dificultad en el equilibrio e incapacidad para focalizar sobre un pensamiento, son los más frecuentes, sumados al propio vértigo, que también la mayoría lo explica como “estoy mareado”.
Cada vez que giramos nuestras cabezas, se desplaza un líquido dentro de unos diminutos conductos ubicados en nuestros oídos, y esto le indica a nuestro cerebro hacia dónde estamos girando. Como respuesta automática, en milisegundos nuestro cerebro lleva nuestros ojos hacia donde hayamos girado la cabeza.
Cuando los chicos “juegan a marearse”, en realidad se están produciendo a sí mismos un vértigo fisiológico, o sea una respuesta normal al movimiento. Al girar sus cabezas a alta velocidad y luego detenerse abruptamente, el líquido dentro de sus oídos sigue girando por inercia unos segundos; entonces, sus cerebros intentan corregir fallidamente el movimiento de sus ojos.
Si en el momento exacto en que un persona esta sufriendo vértigo se le pide que mantenga sus párpados abiertos, se podrá observar cómo sus ojos se sacuden de un lado al otro o rotan unos grados sobre sí mismos de forma repetida: a esto se le denomina nistagmo —o nistagmus—. Cuando la sensación de vértigo es leve, es porque el nistagmo es leve y sólo un médico entrenado podrá detectar el movimiento de los ojos.
Las causas de vértigo patológico, que alteran estos mecanismos fisiológicos, son múltiples. Desde accidentes cerebrovasculares (ACV), tumores y esclerosis múltiples hasta intoxicaciones. Por ello, siempre que usted padezca de vértigo, debe concurrir de emergencia a un centro médico.
Pero por suerte, la causa más frecuente de todas no acarrea consecuencias graves y no deja secuelas. Esta causa es el “vértigo posicional paroxístico benigno”, y se origina porque unos diminutos gránulos de calcio, normales dentro de nuestro oído interno, se desprenden y se introducen dentro de los conductos con ese líquido, que le indica al cerebro cómo esta nuestra cabeza posicionada. Cuando la persona mueve la cabeza hacia una dirección, los gránulos alteran el movimiento del líquido y nuestro cerebro produce un desplazamiento erróneo de los ojos —el ya explicado nistagmus—, pero en este caso patológico y con vértigo patológico como síntoma. El vértigo dura sólo unos segundos y cede, acompañado de desequilibrio y temor frente al desconocimiento. Esto se sigue repitiendo cada vez que la persona gira su cabeza. El médico neurólogo lo corrige en más de la mitad de los casos, con maniobras de movimientos específicos sobre la cabeza del paciente y en otro porcentaje menor, cede espontáneamente.
La segunda causa es la “laberintitis aguda vírica”, en donde un virus altera también estos mecanismos del oído interno y por unos tres días la persona sufre de vértigo, inestabilidad, vómitos y alteración de la audición. El tratamiento médico en este caso es disminuir los síntomas mientras dura la infección, y luego hacer rehabilitación kinesiológica —si es necesario— por secuelas en equilibrio.
La lista de causas atribuidas al término mareo es extensa; pero la presión arterial baja, la disminución de glucosa en sangre por ayuno, el trastorno del equilibrio muy frecuentes en la vejez y la ansiedad severa son las más frecuentes.
Es probable que haya sufrido algunos de estos síntomas en su vida, y es también probable que haya tenido información errónea para identificarlos. En esta columna le he brindado información básica, que le facilitará la consulta médica y el tratamiento adecuado.
(*) Médico Neurólogo - Máster en neurociencias (Mat. 5010)