Una investigación realizada en la zona del río Tijamuchi en Bolivia durante finales del 2021 fue compartida al público y mostró una imagen impactante del avistamiento de delfines bolivianos de río.
Biólogos locales indicaron que se trata de una especie que habitualmente no es avistada, mucho menos realizando semejante acto.
Una investigación realizada en la zona del río Tijamuchi en Bolivia durante finales del 2021 fue compartida al público y mostró una imagen impactante del avistamiento de delfines bolivianos de río.
También conocido como el “Inia boliviensis”, son los únicos delfines exclusivos de los ríos de Sudamérica. Tiene un cuerpo macizo, un hocico largo y una frente prominente. Su coloración varía desde un tono blancuzco-rosado hasta gris.
Según Conservación Internacional Bolivia, es una especie solitaria, pero puede ser encontrada en confluencias o lagunas, en agrupaciones numerosas. El periodo de gestación es de entre 10 y 11 meses. Cuando nacen las crías, siempre están acompañadas de la madre. Son animales curiosos, pero tímidos. A diferencia de los delfines de mar, el Bufeo no tiene mucha actividad aérea. Por estos motivos, resulta difícil avistarlos.
La sorpresa llegó a Steffen Reichle, biólogo del Museo de Historia Natural Noel Kempff Mercado en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, e integrante del equipo de investigación al momento de ver al animal.
Rápidamente empezaron a capturar el hecho con sus cámaras, pero sólo después de revisar las imágenes tomadas por el equipo, los investigadores se dieron cuenta de que los delfines llevaban colgando una anaconda mientras nadaban.
Los investigadores describieron en abril pasado lo observado en la revista Ecology. Aunque los delfines en cautiverio y en libertad son conocidos por ser juguetones, el sorprendente comportamiento de los cetáceos bolivianos parece una nueva faceta del jugueteo entre los mamíferos acuáticos, y algunos científicos aún no están seguros de qué pensar sobre lo que el equipo presenció.
En un momento dado, dos delfines macho parecían nadar en sincronía, sosteniendo una serpiente en el hocico. Las anacondas son semiacuáticas y pueden aguantar la respiración durante algún tiempo, pero como la serpiente fue manipulada durante al menos siete minutos, sumergida la mayoría del tiempo, probablemente pereció.
“No creo que la serpiente se la haya pasado muy bien”, dijo Reichle.
Debido a la duración de esta interacción, el equipo sospecha que se trata de un juego, no de una depredación. Las anacondas bolivianas son superdepredadores. Aparte de un caso excepcional de canibalismo, los investigadores no han documentado que las serpientes sean devoradas por otros animales. En este caso, el equipo no vio qué le pasó a la serpiente.
Con lo enérgicos que son los delfines, “la respuesta más acertada parece ser que estaban jugando”, conjeturó Omar Entiauspe-Neto, uno de los autores del artículo y taxónomo de la Universidade Federal do Rio Grande do Sul en Brasil.
Con información de The New York Times.