Los nuevos cadetes del Colegio Militar recibieron sus uniformes
Durante una emotiva ceremonia en El Palomar, los futuros oficiales del Ejército recibieron el uniforme y el sable que los identifica como herederos del legado del general San Martín.
La emoción se percibía entre los padres, familiares y amigos que esperaban ansiosos escuchar el nombre de su cadete en los parlantes. Ese sería el momento en el que los primeros meses de carrera militar darían sus iniciales frutos. Cara a cara, ese ser querido entregaría una facsímil del sable corvo del padre de la Patria al cadete que está dando sus primeros pasos en la carrera de las armas.
Antes que eso, una fracción de Granaderos ingresó a la Plaza de Armas del Colegio Militar con una réplica de la hoja afilada mencionada. Era solemne presencia y testigo del acontecimiento que marcaría un hito inolvidable de cientos de adolescentes que llegaron desde todas las provincias del país para formarse como soldados.
La ceremonia se vivió con mucha emoción.
Los discursos del coronel mayor Alejandro Liberatori - director del instituto de formación - y del general de brigada Jorge Puebla - director general de educación del Ejército, que la última semana visitó el Liceo Militar de la ciudad de Santa Fe - dejaron saber también que este acto reviste importancia no solamente para esos jóvenes educandos, sino también para todos los integrantes de las Fuerzas Armadas y la Nación, que proyecta en ellos el futuro de la Defensa Nacional y los intereses de nuestro país.
Ya a un paso de distancia, frente a frente, fueron varios los que - de un lado y el otro de la alfombra - quebraban en llanto motivados por la emoción del momento. Saben, algunos por experiencia y otros por añoranza, que por delante tendrán casi cuatro décadas de adrenalina, servicio ilimitado a la Patria, experiencias de solidaridad y desarrollo profesional en escenarios geográficos y naturales que quizá hasta ahora sólo sueñan. En el palco de autoridades y en los alrededores, otros tantos acompañaban el sentimiento, mientras que aquellos oficiales que estaban presentes recordaban para sí cuánto pasaron ya desde que ellos mismos vivieron el momento que hoy reviven como testigos.
Los cadetes del primer año del Colegio Militar.
Ahora, hombro con hombro, portando el mismo uniforme y luciendo el mismo sable, los cadetes de primer año del Colegio Militar de la nación son recibidos por los demás cadetes, personal civil, suboficiales y oficiales como miembros plenos de una comunidad que busca la excelencia en su formación para lograr el objetivo de entregar a la sociedad hombres y mujeres aguerridos, abnegados y con el arrojo suficiente para dedicar una vida entera en su vocación de servicio a la Argentina y todos sus ciudadanos.
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