No caben dudas que el 2020 quedará en la memoria de todos. La pandemia por Covid-19 alteró todo tipo de planes. La construcción no fue la excepción. No obstante, para el arquitecto Octavio Benuzzi, la crisis actual tiene un comienzo anterior. "Ya había empezado a cambiar el panorama con las PASO de 2019, cuando se empezó a trastocar un poco cierta estabilidad e indicadores. Para nosotros, uno muy importante es el valor en dólares de la construcción. En ese sentido mejoró el contexto porque tanto la construcción misma como las propiedades en dólares, bajaron. De esta manera mucho inversor salió a buscar oportunidades, y mucho desarrollador y constructor las ofreció porque pudieron volcarlo al coeficiente entre el dólar, el peso y el costo de la construcción, cuyo costo real estaba bastante sobrevaluado".
"Todos los planes de enero, febrero y marzo, en abril se apagaron. Pero fue algo global. Acá en Santa Fe cada 15 o 20 días era barajar y dar de nuevo. No fue un año malo comercialmente, pero sí tormentoso. Todavía muchos tienen la incertidumbre de decir ¿estoy vendiendo bien?", asegura el desarrollador.
"En la última recta de este año, entre fines de octubre y principios de noviembre, se alteró mucho más la situación porque los proveedores fueron perdiendo valores de referencia en la reposición de los materiales, hay muchos inconvenientes con la cadena de suministros. Y también cierto riesgo de un salto de inflación fuerte para fin de año o principios del que viene".
En cuanto a la falta de materiales, Benuzzi dijo que no es así, pero que algunos importadores tienen problemas para traerlos. En tanto que aquello de producción nacional, como el hierro o el aluminio, griferías y vidrios, tienen inconvenientes en la reposición por los valores de referencia. Uno de los principales problemas tuvo que ver con la cadena de producción. Porque en vez de tener tres turnos, tenían uno, y eso se veía reflejado en la lista de precios que cambiaba bastante seguido.
Los últimos seis meses, hubo buenas ventas. Porque ante la necesidad de valores de referencia, y de comodities, ciertas unidades habitacionales, se volvieron un resguardo en el valor del inversor.
Los turnos y el ritmo de la construcción tuvieron muchos replanteos. Hubo meses con 0 operarios para trabajar, otros con 5, luego con 10 hasta llegar a la actualidad que puede haber 30 personas trabajando. Eso desarticuló mucho la cadena de producción.
"La flotabilidad del ladrillo, ante una crisis, es cuando más se evidencia. Y en ese inconsciente colectivo argentino de 'otra crisis más', se acude al ladrillo. Además, la volatilidad del dólar va más rápido que la inflación. Esto hace que automáticamente bajen los precios de las unidades en dólares", explicó el arquitecto.
Actualmente Benuzzi tiene 5 proyectos en obra. "Pero –aclara- por ejemplo, Bulevar Center (un trabajo en conjunto con CAM donde era la Milkaut, en San Martín entre Cándido Pujato y Mariano Comas), son dos torres, un local grande, cinco más chicos, un edificio de oficinas. O sea, cinco emprendimientos juntos, 25 metros cuadrados".
"Hay edificios que íbamos a terminar este año, pero se reagendaron para finalizarlos a principios del año que viene, algo que era inevitable que no pase. Es imposible cumplir con los tiempos de obra, pero lo importante es que se van a terminar. Y eso es lo bueno del ladrillo y de las empresas de la Cámara de la Construcción que demuestran solvencia".
El referente inmobiliario manifiesta que Santa Fe tiene un cambio de mentalidad desde hace unos diez años a este tiempo. "Es una ciudad que, en materia de urbanización, se volvió mucho más progresista. La gente entendió que los límites naturales que hay la obligan a crecer de esta forma. Dentro de la Municipalidad también hay un concepto que acompaña a esa realidad. Que la ciudad baja y residencial, tiene que buscar otras formas crecer y generar nuevos centros. De expandirse hacia adentro, consolidar los cinco distritos. Y en este sentido, los desarrolladores inmobiliarios están acompañando porque esos trabajos siempre atraen por contribuciones, convenios urbanísticos o por la factibilidad de los servicios. El desarrollador inmobiliario está mostrando con hechos que es el primer interesado en que la ciudad sea linda, pujante, que atraiga inversiones".
"Sin dudas –prosigue- de a poco hay que ir mirando otras zonas, porque algunas ya empiezan a estar saturadas como Bulevar Gálvez. Entonces habría que apostar al crecimiento de Bulevar Pellegrini, consolidar Avenida Freyre, alrededor de la Universidad de Derecho y en el sur, General López, de Urquiza al este".
"Tenemos varios proyectos en carpeta, hay buenas perspectivas de desarrollo en la ciudad. En la actualidad, todos proponemos cosas interesantes: mejoramos los espacios comunes, la estética de los edificios, propuestas urbanas, etc. La construcción no es fácil. Lidias con mil frentes: internos, externos, gente de la construcción, proveedores, profesionales, etc. Pero la naturaleza del constructor siempre es positiva. De generar el propio futuro, no estar tan pendiente de ver cómo responderá el mercado, sino confiar más en la propuesta de uno hacia el mercado. A la construcción, al ser tan generadora de trabajo y movimiento, le vuelve la energía positiva que desprende. Más aún en una ciudad tan resonante como la nuestra", expresó a modo de reflexión Benuzzi, sobre el final.