El pasado 9 de setiembre un sangenarino junto a un equipo de pilotos y expertos en saltos, batió extraoficialmente un Récord Guinness: el de la mayor caída libre nocturna en paracaídas. Lo consiguieron dos argentinos: Alejandro Montagna y Marcelo Vives, oriundo de San Genaro, departamento San Jerónimo. Esta semana esa hazaña quedó oficializada a nivel mundial.
Uno de ellos es de San Genaro
Récord Guinness para dos argentinos que saltaron en paracaídas en Estados Unidos
En setiembre dos paracaidistas argentinos saltaron a más de 13.000 metros de altura, en caída libre, de noche y con temperatura polar. Equivale a 5 cruces por el túnel subfluvial, a la velocidad de un Fórmula 1.
El equipo que logró la hazaña el 9 de setiembre, de noche, con cielo congelado, a 300 kms. por hora, y desde 13 mil metros. 9:37
El salto tuvo lugar con salida desde el aeródromo WTS de Memphis, Tennessee, Estados Unidos, en un avión LS 400. “Hace por lo menos un año que lo venimos programando, estuvo todo muy cuidado, muchos detalles, muchas cosas, el oxígeno, el frío, la descompresión, un avión que te lleve a esa altura. Juntamos un equipo, se pudo hacer y salió, teníamos miedo” porque “fuimos a 13 mil metros de altura, el GPS nos indicaba eso, 13.016 metros. Un avión común llega máximo a los 10.000, este LS 400, con dos turbinas de mil caballos, de cinco palas, avionazo, creo que es el único que hay para lanzar paracaidistas a esa altura, nos llevó hasta allá, en 20 minutos estábamos ahí, éramos 5, tres los que saltamos, Alejandro, yo y el camarógrafo” contaba a El Litoral su experiencia el sangenarino, que ya batió récords de este tipo en el ámbito casero.
El salto completo que en su momento rompió récord argentino
Buscando una nueva marca
A partir del ejercicio aéreo, que tenía el objetivo de batir la marca de Andy Stumpf, establecida el 26 de enero de 2019 con un salto desde 36.000 pies (10.973 metros), en EEUU también, The Guinness World Records realizó una minuciosa tarea de investigación y chequeo, con análisis de dispositivos GPS, videos, fotografías y testimonios de testigos, destacándose la revisión de una cámara instalada en el casco de Vives.
Lo conseguido por este equipo de salto quedó registrado como Guinness Récord y los participantes recibieron su plaqueta alusiva.
La hazaña implicó un salto a 300 kilómetros por hora de promedio, durante unos 4 minutos, con 62 grados bajo cero en la estratósfera, por lo que los paracaidistas usaron ropa especial, medias electrotérmicas, chaleco y guantes, una garrafa de oxígeno puro, y un sobre guante que queda como manopla, que en caída libre, hay que sacarlo.
Se comprobó además que la caída fue correcta y controlada lo que les permitió batir el récord y consolidarse como los nuevos líderes mundiales en el paracaidismo de altura.
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