Miércoles 12.4.2023
/Última actualización 12:43
Vinieron con el repunte del río Paraná y quedaron atascados en la laguna Setúbal, a la altura de los históricos pilotes que alguna vez sostuvieron un puente ferrocarril. Son los benditos embalsados que formaron una “pared verde” y tapiaron el espejo de agua característico de la ciudad de Santa Fe.
Durante el fin de semana largo, habituales navegantes intentaron sin éxito abrir un paso sobre la vegetación que impide llegar hacia el norte del humedal. Ni siquiera se puede acceder a los espigones o Playa Norte. Nada.
La llamativa situación no es nueva. Camalotes y otro tipo de especies acuáticas han aparecido en cada una de los procesos de crecidas que tuvo el río. Particularmente, en el Siglo XX se pueden mencionar dos episodios, en un plazo relativamente corto de tiempo en donde embalsados provocaron severos inconvenientes con dos puentes que cruzaban la laguna.
1905
La primera gran inundación del Siglo XX ocurrió en 1905. La crecida del río Paraná llegó incluso hasta el casco urbano de Santa Fe y hay fotos que así lo demuestran. En lo que respecta al tema aquí tratado, en aquellos tiempos, la presión que ejercieron embalsados terminaron por tumbar el primer puente ferroviario que cruzó la Setúbal.
Como bien apuntó Mariano Rinaldi en un reciente artículo de Memorias de Santa Fe, esta conexión se pensó y ejecutó en el gobierno de Manuel Zavalla (1882-1886). En 1885, el gobierno se vio en la necesidad de facilitar la salida de la producción agrícola y sobre todo forestal por el puerto de Colastiné, solicitando a la firma J. G. Meiggs un proyecto y presupuesto para la construcción de un ferrocarril desde la Estación Santa Fe (actual estación de ómnibus) hasta Colastiné.
Fue el primer puente que cruzó la laguna, construido a la altura del extremo norte del hoy Club de Regatas y “tenía su otra cabecera en la zona del actual Yacht Club”, detalló el citado artículo. La conexión medía 198 metros y estaba sostenido por pilotes de madera de quebracho o urunday, agrega la nota.
Antes de sufrir la inundación del 1905, así lucía el puente.1926
Pese a la llegada del nuevo puerto de Santa Fe, los franceses insistieron con la explotación de las instalaciones en Colastiné. Fue así que planificaron otro puente que cruce la Setúbal. Este estaba ubicado más al norte que el primero, a la altura de lo que hoy es calle Luciano Torrent.
“El nuevo ramal a Colastiné tomaba la línea Reconquista a partir del primer desvío de Santa Fe Cambios hacia el sur, comenzaba en calle Pedro Zenteno, cruzaba en Vélez Sarfield las vías del ex F.C. Central Norte, y continuaba al noreste por el actual bulevar Muttis hacia la Avenida de los 7 Jefes (Costanera Vieja). Allí, se construyó un terraplén que desembocaba en el extremo norte de la costanera”, explicó detalladamente Andrés Andreis en un artículo publicado por El Litoral en el año 2013.
El segundo puente, donde actualmente está la calle Luciano Torrent. También afectado por embalsados que llegaron con una creciente.Fue inaugurado en 1907 y prestó servicios hasta marzo del ‘26. El mencionado artículo del ex presidente del Museo Ferroviario recuerda que la creciente obligó a suspender todos los servicios de trenes. A mediados de ese mes un enorme embalsado de camalotes quedó retenido entre los pilares de madera del intrincado puente.
Los embalsados, el puente en peligro y de fondo el Colgante.“A consecuencia de la enorme presión que sufrían los pilares, la empresa dispuso retirar los tramos metálicos de los sectores del puente que comenzaban a ceder. De esta manera, se retiraron once tramos a tierra y se derrumbaron seis al lecho de la laguna. Quedaron firmes sólo veintiséis, lo cual liberó a los camalotes y las aguas de la laguna comenzaron a fluir libremente”, explicó el especialista ferroviario.
La destrucción total del puente ocurrió en las semanas siguientes. En abril de 1926 cedieron otros tramos que precipitaron a la laguna.
Entre 1933 y 1935 se construyó el tercer puente ferroviario sobre la Setúbal. Es el más conocido de todos porque tras 90 años resisten los pilotes sobre el agua. Pese a la magnificencia de la obra, su uso fue casi nulo lo que derivó en el desarmado en 1943. Desde entonces, las estructuras quedaron en la laguna.
Poco uso. Desde el '35 hasta 1943, la utilización del puente no fue la esperada y se decidió vender sus partes.La inundación de 1966 no tumbó ningún puente pero sí generó diversos inconvenientes en la infraestructura de Santa Fe y su área metropolitana. Lo más grave ocurrió en la costanera, donde la creciente golpeó fuerte y destruyó el paredón de contención. La consecuencia fue la “caída” del bellísimo Parque Oroño. En aquel entonces, el Puente Colgado fue “salvado” por una ágil maniobra de ingenieros civiles que aconsejaron dinamitar un sector de la Ruta 1 y poder desviar parte del agua.
Embalsados y camalotes en la inundación del '66. Al Colgante lo salvaron dinamitando la Ruta 1.