Superluna de Fresa: por qué se llama así el fenómeno que se verá este martes
Se podrá disfrutar en todo el mundo de un fenómeno natural que es esperado tanto por los astrónomos aficionados y profesionales como por el público en general.
Superluna de Fresa: por qué se llama así el fenómeno que se verá este martes
Martes 14.6.2022
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Última actualización 23:16
La Luna llena de junio, popularmente apodada la Luna de la Fresa (o frutilla), madurará en los cielos de la Tierra este martes por la noche. Es que el satélite natural terrestre alcanzará su punto máximo de acercamiento y brillantez alrededor de las 20.21 hora argentina y será visible a simple vista desde cualquier punto del planeta, ya que por su espectacular tamaño no será necesario utilizar binoculares, filtros ni telescopios.
El término Superluna surge cuando la órbita de nuestro satélite natural se encuentra más cerca de la Tierra y también se encuentra en su fase llena. Pero ¿por qué es también una Luna de fresa?
El nombre Luna de fresa no tiene ninguna razón astronómica, simplemente está relacionada con la cosecha de fresas (frutillas) que se da en el hemisferio norte, pero la Luna no tendrá ningún color especial. Este es solo un nombre que le dio un grupo de aborígenes americanos que nombraban a las distintas Lunas llenas del año.
El nombre “Luna de fresa” proviene de los algonquinos, un conjunto de pueblos nativos que actualmente viven en la región central y oriental de Canadá y nororiental de Estados Unidos de América. Muchas tribus nativas americanas tradicionalmente contaban el tiempo observando las estaciones y los meses lunares, explica el sitio Eastern Trail Alliance.
Existían grandes variaciones entre cada tribu sobre la forma de contar: para algunas el año contenía 4 estaciones y comenzaba en una estación específica, tal como la primavera o el otoño; otras contaban 5 estaciones al año; otro grupo definía al año a través de 12 lunas, otros le asignaban 13; y algunas tribus que utilizaban el calendario lunar agregaban una luna extra cada tantos años, para mantener la sincronicidad con las estaciones.
Cada tribu que nombraba las lunas llenas (y/o los meses lunares) utilizaba sus propias referencias. Algunos utilizaban 12 nombres por año, mientras que otros utilizaban 5, 6, 7 o o incluso los nombres podían cambar de año en año. El nombre utilizado por una tribu para llamar a una luna llena podía diferir del usado por otra tribu en el mismo período, o podía ser el mismo nombre pero representar un período de tiempo diferente. Los nombres en sí solían ser descripciones de actividades/eventos particulares que usualmente ocurrían durante ese tiempo en su locación.
Cuando llegaron los colonizadores a América, explica el sitio, adoptaron algunos de los nombres de las lunas llenas que utilizaban los nativos americanos y los insertaron en sus propios sistemas de calendarios (principalmente, el juliano, y luego el gregoriano). De allí que la luna llena de junio recibió el nombre de Luna de fresa.
Así, con la llegada de esta luna llena de junio, también se inicia la temporada de recolección de los frutos del bosque, que es corta. Ancestralmente, incluso las naciones nativas de Norteamérica tenían que estar pendientes de la bóveda celeste, ya que la primera luna del verano marcaba el punto exacto en el que las fresas alcanzaban su madurez. Según la tradición oral de estas culturas, el fulgor lunar las hacía más dulces. Debido a esta herencia cultural, la primera luna llena del año adquirió ese nombre: Luna de Fresa. Cada año, alrededor de mediados de junio, este fenómeno astronómico corona el cielo nocturno en todo el planeta.
De acuerdo con Felicia Chou, vocera de la NASA, la primera luna llena de la época estival está relacionada con «la corta temporada de cosecha de las fresas en el noreste de América del Norte. De hecho, cuando se cumple un ciclo de 50 años, este evento astronómico coincide con el solsticio de junio. En el hemisferio norte, marca el inicio del verano; en el sur, por el contrario, empieza el invierno. En algunas ocasiones, además, la luna refleja más la luz del Sol. Por ello, aunado de que se ve más grande que otras noches, también se ve más brillante sobre la bóveda celeste. Dependiendo de las condiciones atmosféricas de cada noche, también podría adquirir una coloración rojiza o cobre.