La entidad representativa de los medios argentinos dio a conocer su informe semestral de Libertad de Prensa, en el marco de su 178a Junta de Directores, que se llevó a cabo el 30 de marzo en Buenos Aires.
La entidad representativa de los medios argentinos dio a conocer su informe semestral de Libertad de Prensa, en el marco de su 178a Junta de Directores, que se llevó a cabo el 30 de marzo en Buenos Aires.
“En un período donde aún resuenan los efectos de la pandemia del coronavirus, el mundo sumó en las últimas semanas un conflicto bélico de dimensiones impactantes e imprevisibles. A todo ello se agrega un contexto local que arrastra divergencias políticas profundas y, sobre todo, problemas económicos estructurales que siguen erosionando la posibilidad de un camino de desarrollo y mejora real en la vida de los argentinos. En ese contexto, el periodismo siguió tratando de aportar su papel de brújula, de ordenador, de traductor. Siguió poniendo luz a lo desconocido, transparentando lo que se quería ocultar, denunciando los autoritarismos y las arbitrariedades, abriendo los ojos de un mundo que se hermanaba en la solidaridad y hacía frente a la irracionalidad. Siguió apostando a preservar derechos humanos básicos como la vida y las libertades públicas”, señala el informe de la Comisión de Libertad de Prensa de Adepa, que fue presentado por su titular, Martín Etchevers, en el marco de la 178ª Junta de Directores de la entidad, que se celebró ayer en Buenos Aires.
El informe pondera que en ese contexto global, la prensa argentina demostró en forma elocuente para qué sirve. “Con sus errores, incluso con sus desvíos, pero tratando de sobreponerse –desde los simples hechos– a la propaganda y la desinformación. Confrontando esos hechos con las burbujas de sentido, con la polarización algorítmica, con los sesgos de confirmación tan instalados en nuestros días. Procurando informar con precisión y opinar con rigor, aun desde distintas miradas editoriales”, puntualizó Etchevers.
Para Adepa, la mejor prueba de que eso importa y molesta es que la prensa se sigue enfrentando a los desafíos tradicionales de la censura, de la persecución y hasta de la violencia, como se evidenció en la invasión a Ucrania por parte de Rusia, y la consiguiente catástrofe humanitaria que se está produciendo allí. O la grave situación que se da en dos países latinoamericanos, México y Nicaragua.
“No es casual -reflexionó Etchevers– que la represalia sea por lo general contra periodistas o medios y no contra plataformas o redes sociales. Los hechos, las personas en el lugar de los hechos, las opiniones basadas en hechos, siempre son más molestas que los memes, los videos virales o las noticias falsas”.
A través de su informe, Adepa felicitó a los medios y periodistas argentinos que asumieron el enorme desafío de cubrir la guerra desde el terreno. Argentina ha sido uno de los países del continente con mayor despliegue en Ucrania, pese a los riesgos y los costos que ello implica. “La valentía, el profesionalismo y la calidad de estas coberturas merecen una congratulación y reivindican el valor del periodismo”, afirmó el titular de la Comisión de Libertad de Prensa.
El informe de Adepa señaló también que el trabajo periodístico continúa siendo imprescindible para las democracias nacionales y para el equilibrio global. “Por eso debemos denunciar lo que sucede en aquellas latitudes y también señalar cualquier atisbo local, ya sea a nivel nacional, provincial o municipal, que tienda a debilitar o estigmatizar al periodismo. No porque nuestro trabajo no sea discutible, sino porque debe ser respetado como insumo del debate ciudadano. Recurrir a la burla en redes, promover un insulto al aire, agraviar a un medio por un artículo o increpar a un profesional en una conferencia de prensa son prácticas antidemocráticas, que se agravan cuando provienen desde lo alto del poder; y es necesario desterrarlas”, dijo Etchevers.
Otro tema abordado por el informe de Adepa se vinculó con el cambio profundo que experimenta la industria de medios en un mercado dominado por gigantes digitales, que hacen necesario que tanto el sector público como el privado en general se involucren de manera más activa en la preservación del ecosistema informativo, del que dependen la sustentabilidad de las empresas de medios y los puestos de trabajo de miles de periodistas. “La mayoría de los países de Occidente -explicó Etchevers– lleva adelante medidas orientadas a este fin, que incluyen también la discusión del valor que los medios agregamos a las plataformas digitales y cómo debemos ser compensados por ello. Las iniciativas que las dos principales plataformas globales impulsan en la Argentina son saludables y bienvenidas, pero como hemos dicho, aún distan de ser proporcionales respecto de los ingresos que estas obtienen en nuestro país y de los estándares internacionales en materia de propiedad intelectual”.
Algo similar sucede con la inversión estatal en comunicación, llamada a dar cumplimiento al mandato constitucional de difusión de los actos de gobierno y, en paralelo, contribuir a sostener los principios de amplitud, federalismo y diversidad en la oferta informativa. Para Adepa, a partir del trabajo de su Observatorio de la Sustentabilidad de la Industria Periodística, esta inversión está fuertemente desactualizada, al punto que se redujo a una quinta parte en la última década, y se fue deteriorando en paralelo con el agravamiento de otras variables, lo que hace imperioso recomponer su volumen.
El informe de Adepa también detalla los ataques y agresiones a medios y periodistas sucedidos en el último semestre, así como decisiones judiciales que afectaron a la libertad de expresión.
Con relación a los episodios de violencia, Adepa se refirió al gravísimo atentado incendiario en diciembre pasado contra el diario El Chubut por parte de manifestantes contrarios al desarrollo de la minería, que se produjo en el marco de una escalada que se había iniciado a principios de 2021 con la patota que causó destrozos en la sede del diario Río Negro y continuó en noviembre pasado, cuando la sede del Grupo Clarín fue atacada con bombas molotov.
“Es menester reiterar que es totalmente repudiable que en democracia se produzcan escaladas violentas ante cualquier disidencia en el debate público. Suena redundante recordar, a casi 40 años de la recuperación democrática en el país, principios tan elementales como la resolución pacífica de conflictos, la necesidad de un debate racional y argumentado, el respeto a las instituciones y los poderes públicos, y el ejercicio armónico de los derechos y las libertades constitucionales”, advirtió Etchevers.
En el terreno judicial, Adepa destacó los fallos favorables en los casos que involucraron a los periodistas Santiago O´Donnell y Daniel Santoro, y cuestionó la orden de captura internacional contra el periodista deportivo argentino Julio Chiappetta, dispuesta por la justicia de Paraguay.
Además, Adepa destacó la reciente audiencia pública convocada por la Corte Suprema para debatir la validez del denominado “derecho al olvido”, una figura sujeta a profundas discusiones en el plano jurídico internacional. En un amicus curiae, Adepa planteó la colisión de esa figura con los principios de libertad de expresión, por entender que la supresión y desindexación de información limitan el debate público. También reflexionó sobre los perjuicios que genera el opaco funcionamiento de los algoritmos de los buscadores y sostuvo que se deben encontrar soluciones que no supongan el ocultamiento de información, sino la corrección de esos algoritmos.
“Adepa rechaza el “derecho al olvido”, pero plantea la necesidad de dotar de mayor transparencia al ecosistema digital”, expresó Etchevers.
En esa misma línea, la entidad alertó sobre la reciente promoción de una iniciativa que pretende regular el funcionamiento de las redes sociales desde el Estado o con participación estatal, por su potencial impacto sobre la libertad de expresión y la pluralidad del debate público.
“Con una mirada en perspectiva, el mundo, el país y la industria periodística concluyen un semestre de fuertes convulsiones. En ese marco, el periodismo y la libre expresión volvieron a estar asediados pero también demostraron su valor estratégico para la sociedad. Eso nos permite mirar el futuro con esperanza y asimismo con una enorme responsabilidad, porque los desafíos son muchos y porque la libertad de prensa jamás está definitivamente conquistada”, finalizó Etchevers.