Un vecino de Haría, en la isla canaria de Lanzarote, ha logrado cultivar un pepino seis veces más grande que un botellín de cerveza.
Por sus enormes dimensiones, se trataría del segundo pepino más largo del mundo, y por unos pocos centímetros de diferencia.
Un vecino de Haría, en la isla canaria de Lanzarote, ha logrado cultivar un pepino seis veces más grande que un botellín de cerveza.
Pesa alrededor de ocho kilos y tiene una longitud de aproximadamente un metro. Por sus enormes dimensiones, se trataría del segundo pepino más largo del mundo, y por unos pocos centímetros de diferencia.
El primero —y del último del que se tiene constancia— mide 1,07 metros según el libro Guiness World Records. "Si hubiéramos cuidado mejor la planta, hubiera llegado a ser un récord mundial", confesó su dueño.
"Yo no sabía que iba a ser tan grande, me quedé alucinado", confiesa su dueño. "Como la mata estaba tan tupida de tanto riego, no lo veíamos porque estaba tapado por las ramas".
Se trata de un pepino de origen asiático que recientemente se ha empezado a cultivar en Italia, Grecia e incluso algunos lugares de España, pero es poco frecuente verlo en Canarias. "Está riquísimo, lo puedes tomar como postre, solo con sal o para acompañar", explica el propietario del pepino.
El dueño de la descomunal hortaliza se llama Nizar Tayar, un conocido chef de origen sirio afincado en la isla desde hace más de cuatro décadas. Una de sus aficiones siempre fue plantar sus propios productos que luego servía en su restaurante de Arrecife especializado en comida libanesa, aunque actualmente se encuentra cerrado por la pandemia. La agricultura le viene de familia: "Llevo toda la vida cultivando desde que vivía en Oriente Medio", explica en conversación con Sputnik, "mis padres eran agricultores y teníamos muchos terrenos". Allí aprendió el oficio de la plantación y ahora, en Tenerife, a su huerto no le falta de nada.
"Tengo hasta pistachos, papayas y mangos", dice, y es la envidia de sus amigos. "Todos se preguntan qué le he echado, mandé estas imágenes a mi tierra y allí están todos locos con mi pepino. Me han llamado hasta agricultores sirios para saber cómo lo he hecho ", detalla.
El secreto para él es que la tierra sea fértil y cuidar la planta con cariño. "Si le hubiera echado fertilizantes químicos, quizá se hubiera podrido, pero no tiene nada: solamente agua de estiércol y una vez azufre, para cuidar las plantas y darle un poco de calor durante los meses más fríos".
Tayar ya tiene claro lo que va a hacer con su pepino. Ni lo va a vender ni a servir para que sus comensales lo degusten: repartirá las semillas entre sus amigos." Ellos siempre están locos por las semillas que saco. Me lo piden mis amigos de restauración y los agricultores, date cuenta, esto es como un ser humano: si eres guapo y alto los hijos saldrán igual", dice bromeando.
Sin embargo, no es la primera vez que impresiona por sus descomunales frutas u hortalizas. Hace unos años obtuvo una granada que alcanzó un peso de 1,350 kilos y que utilizó para hacer jarabe de granada y cocinar sus platos de Oriente Medio. También cultivó tres cebollas que pesaron cinco kilos en total. Una sola llegó a alcanzar casi los dos kilos. Por el momento, piensa aprovechar su jubilación para seguir plantando y cultivando, y disfrutar de lo que verdaderamente le gusta: la naturaleza.