Este lunes El Litoral trajo del olvido un tema no menor para la historia de la provincia de Santa Fe: el abandono de la Estancia Colastiné, que alguna vez perteneció al Brigadier Estanislao López y que fuera escenario de importantes hechos en el Siglo XIX.
Ubicada en la zona rural de Arocena, la vivienda está emplazada tan solo a una hora de la capital provincial, en el departamento San Jerónimo. En la actualidad, los terrenos pertenecen a un privado y no pueden ser visitados por el público en general.
La imagen es del 2001, antes que se deteriore por completo la fachada.
Principales características
Según informes históricos, la construcción del edificio respondió a las necesidades de la época. Su fachada contaba con una puerta de rejas de escasa altura. Estaba sostenida por dos pilares que fueron levantados por alguno de los propietarios posteriores a Estanislao López, los que a su vez eran complementados con balaustres y macetones.
Su planta está dispuesta en forma de herradura, cuyas estructuras laterales presentan dos importantes entradas exactamente iguales, con la única diferencia de que la del lado oeste es rematada por un baño en el fondo.
En aquel momento (2001) se podría haber frenado el deterioro.
La casa, que estaba basada en una estructura colonial muy marcada, también contaba con un patio central bien distintivo y una pérgola de hierro. Se trataba de una vivienda caracterizada por poseer anchos muros, construidos con ladrillos de adobe y revocados con un material que se desgrana fácilmente, al parecer por el gran porcentaje de arena que posee.
Además, poseía un sótano provisto de tres túneles, los que fueron diseñados para escapar por si la propiedad era atacada. Uno de ellos se dirige hacia el norte, otro al sureste, hacia el antiguo Camino Real, y el restante conduce hacia la costa.
El interior de la vivienda en el 2001.
Deterioro
Como lo muestra el informe de este diario, el abandono a lo largo de los años fue tal que la propiedad quedó reducida a ruinas. Las malezas, con incluso árboles que tapan y bloquean los accesos a la casona, se “apropiaron” de lo que una vez fue la estancia.
Pese a los esfuerzos de la comuna de Arocena y al intento de legisladores provinciales que en distintos momentos plantearon la necesidad de expropiar para proteger el lugar, el olvido ganó y este pedazo de historia queda, por el momento, en una nebulosa.
El antiguo patio que tenía la vivienda ubicada en la zona rural de Arocena. Foto de 1999. Crédito: Luis Cetraro
Monumento olvidado
El Poder Ejecutivo santafesino publicó el 26 de febrero de 1999 el decreto provincial 0227 que declaró la Estancia Colastiné como monumento histórico provincial.
Como explicó el informe que este lunes publicó El Litoral, la propiedad fue adquirida por el militar santafesino en la década de 1830. El lugar luce totalmente abandonado, como si hubiese sido derrotado por la naturaleza. De lo que alguna vez fue una vivienda, en la actualidad prevalece vegetación de todo tipo, destrucción y olvido.
Los famosos túneles de escape. La propiedad tenía tres de estos salvoconductos. Crédito: Luis Cetraro
Hubo algunos intentos de expropiar una parcela de los terrenos, sobre todo donde está la casona. El proyecto obtuvo media sanción en la Legislatura pero no logró ser sancionado como ley.
Precisamente, ese documento que no obtuvo sanción definitiva, detalla a la vivienda de la siguiente manera: “La imagen que presenta la casa es la propia de las construcciones ‘italianizantes’ que caracterizan la producción arquitectónica del país y especialmente de la región litoral”.
Antes de ser ruinas. En 1999, año en el que fue declarada monumento provincial la vivienda estaba en condiciones de ser restaurada. Crédito: Luis Cetraro
Hitos
1821. Derrota de Pancho Ramírez, cuando intentaba atravesar Santa Fe para atacar Buenos Aires.
1842. Combate protagonizado por el general oriental Manuel Oribe y las fuerzas santafesinas que defendieron a la Provincia de una invasión ordenada por Juan Manuel de Rosas.
1851. Justo José de Urquiza, en su paso desde Entre Ríos a Buenos Aires, pernoctó junto a su ejército de 30 mil soldados, 55 mil caballos y centenares de piezas de artillería, tras su pronunciamiento contra Juan Manuel de Rosas. Aquella fue una de las concentraciones militares más grandes de la historia argentina.
El informe completo
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