Sábado 14.12.2024
/Última actualización 13:25
El Servicio Meteorológico Nacional (SMN) confirmó una noticia alentadora: el agujero de la capa de ozono, que afecta principalmente a la región de la Antártida y el sur de la Argentina, se cerró durante la primera semana de diciembre de 2024, marcando un adelanto significativo respecto a los últimos años. Además, su extensión fue considerablemente menor que en periodos recientes, un hecho que podría indicar un cambio positivo en la dinámica de este fenómeno.
En su informe, el SMN destacó que la extensión máxima del agujero de ozono este año alcanzó aproximadamente 22 millones de kilómetros cuadrados hacia finales de septiembre. Aunque sigue siendo una cifra significativa, resulta notablemente inferior a los valores registrados en 2022 y 2023, cuando las dimensiones superaron los 25 millones de kilómetros cuadrados. En noviembre, el área afectada ya había disminuido a 10 millones de kilómetros cuadrados, lo que allanó el camino para su cierre anticipado.
El agujero de ozono, una disminución estacional de la concentración de este gas en la estratósfera, es un tema de estudio crucial debido a su impacto en la salud del planeta. El ozono actúa como un escudo natural que protege la Tierra de la radiación ultravioleta (UV), la cual puede causar cáncer de piel, problemas oculares, daños al sistema inmunológico, disminución de las cosechas y perjuicios a los ecosistemas marinos y terrestres.
Factores naturales y humanos
El agujero de ozono de 2024 se formó tardíamente, comenzando a finales de agosto, un mes después de lo habitual. Según investigaciones del Observatorio de la Tierra de la NASA, este retraso estuvo relacionado con un evento de calentamiento estratosférico repentino ocurrido en julio y agosto. Estas perturbaciones, aunque poco frecuentes, alteraron las condiciones químicas y térmicas que favorecen el agotamiento del ozono.
Un factor adicional que podría haber influido es la erupción del volcán submarino Hunga Tonga-Hunga Ha'apai en enero de 2022. Este evento catastrófico liberó millones de toneladas de vapor de agua y dióxido de azufre en la estratósfera, alterando su química y su balance térmico. Investigaciones de la Universidad de Harvard y la Universidad de Maryland, publicadas en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, confirmaron que la erupción contribuyó a una pérdida del 7% en la capa de ozono. También favoreció vórtices polares más intensos, que pueden exacerbar la destrucción del ozono.
Publicacion del SMNA pesar de las proyecciones iniciales que advertían que los efectos del volcán podrían extenderse por hasta cinco años, los datos recientes sugieren que su impacto en la capa de ozono está comenzando a disminuir.
Cambio climático
Otro factor que influye en la dinámica de la capa de ozono es el cambio climático. Aunque parece contradictorio, el calentamiento global tiene un efecto complejo: mientras que la troposfera (la capa más cercana a la superficie terrestre) se calienta, la estratósfera tiende a enfriarse. Este enfriamiento facilita la formación de nubes estratosféricas polares, las cuales contribuyen a los procesos químicos que destruyen el ozono. Esta interacción entre factores naturales y humanos resalta la importancia de continuar investigando los cambios en la atmósfera.
El cierre temprano del agujero de ozono en 2024 es una buena noticiaUn futuro esperanzador
El cierre temprano del agujero de ozono en 2024 es una buena noticia, pero los expertos advierten que no debe interpretarse como una solución definitiva al problema. “Las razones detrás de los agujeros excepcionalmente persistentes de los últimos años siguen bajo investigación”, señaló el SMN. Además, enfatizaron que el comportamiento del agujero en este año podría ser un evento puntual, más que una tendencia sostenida.
La recuperación de la capa de ozono ha sido uno de los mayores éxitos de la cooperación internacional en el ámbito medioambiental. El Protocolo de Montreal, firmado en 1987, logró reducir significativamente la emisión de sustancias que agotan el ozono, como los clorofluorocarbonos (CFC). Sin embargo, el equilibrio de la estratósfera sigue siendo frágil y vulnerable a cambios tanto naturales como causados por el hombre.