El accidente protagonizado por el avión 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, el 13 de octubre de 1972, conocido como “La Tragedia de los Andes” ocurrió en el departamento mendocino de Malargüe, sobre un glaciar rodeado de montañas a 3.600 metros sobre el nivel del mar y cerca de la frontera con Chile.
Los 33 sobrevivientes iniciales se encontraban dentro de este sector del avión de 2,5 por 3 metros que se convirtió en una pieza fundamental de la historia. Los protegía del frío, el viento y la nieve; pero también fue el refugio que hizo posible a “la sociedad de la nieve”. Finalmente, fueron 16 las personas rescatadas con vida tras pasar 72 días en medio de los Andes.
El momento que fueron encontrados los sobrevivientes.
Ese mismo año, días previos a los festejos navideños, los santafesinos recibieron la noticia con total sorpresa. A través de aquella edición veraniega del diario El Litoral, se enteraron que aquellos jugadores de Rugby, de nacionalidad uruguaya, habían sobrevivido al accidente aéreo y a una sociedad que los daba por muertos.
Aquel 23 de diciembre, el diario informaba sobre el estado de salud de los sobrevivientes afirmando que: “presentan síntomas de desnutrición luego de 70 días de comer hierbas”. Todavía el mundo desconocía que habían recurrido al cuerpo de sus compañeros para alimentarse.
Día a día, las páginas de El Litoral informaban a la población cómo avanzaba la búsqueda.
En la crónica periodística de esos días, se puede ver cómo, por medio de distintos psiquiatras, se aconsejaba que los sobrevivientes “podían hablar, fumar, reir, dar libre acceso a sus variadas emociones, pero no se podía someterlos a ningún tipo de interrogatorio”.
Muchos años después, en 2004, la señal televisiva Cable & Diario (actualmente CYD Litoral), durante la visita especial de dos sobrevivientes a nuestra ciudad, produjo un documental conducido por el periodista Nicolás Loyarte, en donde se reproduce el testimonio que dieron Gustavo Zerbino y Roberto Canessa. Este programa fue realizado íntegramente en el canal y pertenece al Ciclo de los Especiales de Cable & Diario, nominado a los Martín Fierro del Interior en la categoría Documental y ganador Premio ATVC 2005 en género Especiales de Interés General.
¿Por qué la sociedad de la nieve?
Luego del accidente aéreo, los sobrevivientes de los Andes tuvieron que atravesar dos desafortunados eventos que se suman a la tragedia vivida. Por un lado, el cese de la búsqueda por parte de las fuerzas rescatistas militares de Chile y, por otro lado, el alud de nieve que sepultó los restos del avión, en donde perdieron la vida 15 personas.
Muchos años después de la tragedia, Pedro Algorta, uno de los 16 pasajeros que logró salir con vida, afirma en una entrevista televisiva: “Todos somos sobrevivientes”. Es decir, en nuestra vida, afuera de la cordillera, todos tenemos que atravesar nuestras propias montañas, superarlas y seguir caminando.
La supervivencia de los accidentados, también en las páginas de El Litoral.
Podemos estar o no de acuerdo con esta afirmación. Claramente, su sentido es transmitir un relato esperanzador, superador, para aquellos que atraviesan pesares y tragedias en su propia historia de vida. Pero lo cierto es que cada uno de nosotros experimenta de manera individual, en el mejor de los casos acompañado por un entorno cercano, las diferentes dificultades que se presentan día a día.
Sin embargo, en aquella afirmación de Algorta, también se halla otro potente significado. Ese otro sentido, tiene que ver con lo grupal y lo colectivo. Es decir, las debilidades y fortalezas relativas que cada uno puede aportar en un conjunto de personas para enfrentar adversidades e ir construyendo un espíritu de unidad grupal que organice alineando los objetivos.
La tapa de El Litoral con motivo del rescate.
El trabajo en equipo de aquellos sobrevivientes fue fundamental para lograr salir con vida de la Cordillera. No estaban preparados, no habían ensayado previamente nada. Todo fue inesperado e inimaginado. Sin embargo, nadie podía salvarse de manera individual. Para salir de la montaña debían trabajar en conjunto. Porque en la montaña no estaban solos.
Zerbino y Canessa, sobrevivientes de visita en Santa Fe con El Litoral en 2004.
Seguramente hubo grupos que se enfrentaron por pensar distinto, líderes y proyectos que fueron mutando, así como también cambiando, con las diferentes decisiones que hubo que tomar. Y también eran un grupo de gente que se daba cariño y amor. Por esto último, los caminantes, que atravesaron la cordillera para lograr el contacto necesario y que comience el rescate de todo el equipo, fueron “las piernas de todo un grupo”.
Tras los 72 días, el mundo entero presenció cómo “habían vuelto de la muerte”. Sin embargo, los sobrevivientes siempre estuvieron vivos, porque en la montaña lo importante era estar vivos. A pesar de hacerlo “muy bajito” y de manera inmediata, casi sintiendo los latidos del corazón y la respiración. Un instinto de supervivencia individual que se desarrolló para poder salvarse de manera grupal.
El diario de Santa Fe siguió de cerca los acontecimientos en la cordillera.
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