Pablo Olivero, quien reside en el viejo continente desde hace 17 años, explicó en primera persona cómo es la situación en una de las zonas más afectadas de Europa.
Prohibición para juntarse con amigos, suspensión de clases y restricciones comerciales. Los días se resumen en viajar del hogar al trabajo, y del trabajo al hogar. “Es vivir en un estado de sitio aceptado por todos".
En el año 2003 dejó su Sastre natal para construir su futuro en el viejo continente. Y hoy, con 43 años de edad, asegura que el coronavirus cambió la vida por completo para toda Italia. “Es vivir en un estado de sitio aceptado por todos”, destacó Pablo Olivero.
El pequeño poblado de Neive – poco más de 3.000 habitantes -, en la provincia de Cuneo, restringió absolutamente todas sus actividades. La pandemia pisó fuerte en el norte de Italia, lugar donde geográficamente se encuentra la localidad en la cual reside Olivero. Clases canceladas, cuarentena de sus habitantes y restricciones comerciales, medidas que hoy comienza a tomar Argentina, fueron las que impulsaron en el país europeo cuando el virus inició su fase expansiva y agravante. “Hoy sólo se puede salir a trabajar o a cubrir sus necesidades básicas pero con una auto declaración que debe ser verificable. De manera contraria, hay multas y el inicio de una causa penal para el ciudadano”, sostuvo el sastrense.
Inicialmente, y en su relato, Olivero no dejó de lamentarse con la reacción tardía del gobierno. Y al mejor estilo argento, sostuvo que en el viejo continente “se durmieron” al no darle la importancia suficiente. Y no hizo distinciones: ni los gobiernos ni la ciudadanía tomó conciencia. Para graficar lo ocurrido, no se olvidó de remarcar las similitudes entre la idiosincrasia italiana y argentina. “Al principio, cuando el virus llegó, comenzaron a decir que no se iba a cerrar nada. La vida siguió igual y era sólo una gripe. Y esto último es verdad, pero tiene un alto nivel de contagio que puede llegar a poner en peligro a más gente. Porque a decir verdad, los hospitales son el gran problema. Se han ocupado camas, y si existe gente con mayores necesidades no pueden acudir por falta de lugar a los centros de salud. Para ser claro, un pibe de 20 años con coronavirus internado le puede quitar espacio a un anciano con alguna complicación de salud, y este último es el que tiene más probabilidades de morir”.
La invasión y propagación incontenible del virus por todo el mundo comenzó a hacer mella en la sociedad. Y si bien “la reacción del gobierno italiano fue tardía”, las restricciones comenzaron a regir a lo largo y ancho de todo el país. Momentáneamente está verificado que el virus no disminuyó, lo que implica que no está controlado.
“Prácticamente se paró todo el comercio, salvo supermercados, farmacias y fábricas. Lógicamente que el daño económico va a ser muy grande. Dentro de las industrias que continúan funcionando se tomaron medidas preventivas como máscaras para empleados, el distanciamiento entre unos y otros, y se extremaron las desinfecciones internas.
Lo mismo pasa en supermercados. Es mentira que hay desabastecimiento. Si bien existen algunas góndolas vacías porque la gente entró en pánico y va a llenar el changuito, rápidamente se repone la mercadería. Hay una restricción en el ingreso de personas y se fue limitando el número de que entra a la vez”, indicó Olivero.
En su relato, el sastrense detalló como es el día a día. La vida se redujo en la simpleza de ir desde el hogar hasta el lugar de trabajo y viceversa. Los chicos ya no asisten a la escuela, aunque las clases se dictan de manera online y estudian en sus hogares con la ayuda de sus padres. El sector comercial y turístico está paralizado hasta el 3 de abril y ahí se analizará la evolución de la situación. “Acá no nos podemos juntar entre amigos, por ejemplo. Quienes salen de su hogar, debe justificarlo por una necesidad o un tema laboral. Es vivir en un estado de sitio aceptado por todos”, remarcó.
De acuerdo a los últimos datos estadísticos, Neive no registra casos confirmados de coronavisrus a pesar de estar emplazada en una de las zonas más riesgosas de Italia.
Pero en la región ya comenzaron a aparecer las primeras personas infectadas y hasta el intendente contrajo la enfermedad. Por eso, una vez más, Olivero se lamentó por la situación a la que se llegó. “Cuando lograron hacerle entender a la población que no era joda lo que estaba pasando, fue tarde. Creo que toda Italia entendió tarde lo que pasaba. Si se hubiera actuado inmediatamente el cantar hoy sería otro”.
La visión de Argentina desde Italia
Sin despegarse un sólo día del presente nacional y siguiendo cotidianamente lo que ocurre en nuestro país, Olivero celebró las políticas impulsadas por los gobiernos para blindar la nación y proteger a la población. “A pesar que a muchos les puede provocar fastidio no tener ningún esparcimiento para hacer tras el anuncio de suspensiones, puede dar sus frutos a futuro. Está bien tomar precauciones como evitar grandes encuentros. Eso quiere decir que están aprendiendo de países que no hicieron nada”.
En tanto, y conociendo la geografía de ambos países, el sastrense señaló que si sería necesario aislar para proteger una ciudad, nuestro territorio corre con viento a favor.
“La nación italiana es 9 veces más chica y tiene una vez y media más de habitantes. Con lo cual los ciudadanos están más concentrados. En Argentina cada personas, por lo general, trabaja en el lugar donde vive. En Italia no. Muchos viajan hacia otras localidades”.