Hoy El Litoral entregó a sus lectores una edición de emergencia motivada por un paro de actividades aprobado por la asamblea de su personal periodístico y comunicado por la Asociación de Prensa de Santa Fe. El motivo central de la medida es el diferimiento, por inconvenientes financieros del medio aguinaldo, cuyo pago se propuso desdoblar con la efectivización de una primera cuota el próximo jueves 19.
Este corrimiento por causa de fuerza mayor no implica el desconocimiento de derecho laboral alguno; sólo expresa la insalvable dificultad de reunir el dinero necesario en un momento de retracción económica y aumento de la morosidad -cuando no la ruptura- de la cadena de pagos.
La acumulación de shocks negativos sobre la estructura de ventas y cobranzas, dificulta al extremo la atención en tiempo y forma de los compromisos salariales, máxime en momentos de concentración de obligaciones, como el que representa el pago del medio aguinaldo sumado al de los salarios mensuales, obligación ésta que fue atendida dentro del plazo legal.
El problema de financiamiento es una realidad que no implica en modo alguno desconocer derechos laborales, pero plantea la necesidad de un análisis reflexivo que permita minimizar los daños de las partes en conflicto y del conjunto productivo ya que, en definitiva, no existe ninguna receta mágica que provea a la velocidad de la demanda los recursos que se necesitan.
Ocurre que la cobranza de El Litoral -privada y pública- sufre demoras derivadas de la retracción de la actividad económica y el progresivo desfinanciamiento de los sectores públicos.
Por si esto fuera poco, El Litoral padece una flagrante discriminación publicitaria por parte del gobierno nacional, que ha cambiado el sistema de locación de espacios publicitarios, hasta hace unos años presidido por criterios de eficiente llegada de su mensaje al ciudadano. Antes, para la emisión de la publicidad oficial se empleaban primordialmente medios de comprobada capacidad de difusión. Ahora, en lugar de esta práctica de sana administración de los recursos públicos, se ha desarrollado un esquema discrecional que reemplaza la lógica de la contratación de servicios por la del subsidio encubierto, vía que privilegia la adhesión política de empresas periodísticas sobre cualquier consideración de real beneficio público. En consecuencia, la publicidad oficial pierde efectividad y sentido, mientras que los fondos dispuestos de esta manera crean ventajas artificiales para los medios favorecidos y afectan por contraste a los que pretenden mantener su voz independiente.
Pero hay más. El Litoral, que durante décadas ha sido un proveedor habitual del Estado nacional, en los últimos tiempos ha sido virtualmente borrado de la grilla publicitaria. Y no sólo eso. El gobierno nacional no paga publicaciones contratadas, como el cuadernillo Argentina en Noticias (AEN), del que se deben quince meses. Tampoco se efectiviza la deuda vieja acumulada.
Como contrapartida de actitudes y conductas, en un país signado por la fuga de capitales El Litoral ha invertido de modo sostenido en el mejoramiento de sus equipos de producción -en 2009 inauguró en sociedad con AGR la planta impresora de diarios más moderna del país-, y desde 2003 ha incrementado los salarios de su personal por encima de cualquier índice -público o privado- con el que se mida la evolución del costo de vida hasta la fecha.
En suma, El Litoral ha hecho lo que se le reclama a una empresa regional moderna. Pero la conjunción de las crisis nacional e internacional con tendencias mundiales del mercado de diarios y periódicos, hoy nos impiden cosechar los frutos de tantos esfuerzos. Estas realidades, que no escapan a nadie, y menos a periodistas informados, deberían impulsar la creación de un espacio para la reflexión conjunta y la negociación de partes, que en ningún caso puede comenzar con la dramática medida de un paro total de actividades.
DISCRIMINACIÓN
¿Cuál ha sido el ‘pecado‘ de El Litoral, la causa de su discriminación? Sostener el ejercicio de la crítica, que este diario reivindica como función connatural de la tarea periodística. Bien entendida, esta clase de crítica -que no es asimilable a las propias de la militancia o la oposición- no visualiza a los compatriotas como enemigos, Por el contrario, su sentido es constructivo ya que trata de aportar miradas y preocupaciones diferentes sobre problemas comunes que admiten distintos enfoques y soluciones.
Los argentinos tenemos derecho a la divergencia sin tener que soportar por eso el agravio del militante ni la discriminación del gobierno ‘de todos‘. No aceptamos, por reduccionista y manipuladora, la teoría de los opuestos irreconciliables, que lleva a la negación del diálogo y a la focalización del otro como un enemigo a destruir. No somos ‘contras‘ del gobierno, sino ciudadanos interesados en la cosa pública. Por eso rechazamos una teoría que niega los matices de la democracia y la discursiva ‘polifonía de voces‘, que en los hechos solo muestra una monocorde afonía.
Lamentablemente, en estos momentos, dirigentes sindicales de la prensa local, en vez de defender la pregonada “polifonía” se ha alineado con el gobierno nacional en su propósito de sofocar la libertad expresiva de este diario mediante el respetable argumento de la defensa de derechos laborales que no se discuten, pero que oculta en su trasfondo intenciones políticas cuya explicitación pública sería motivo de vergüenza.
El Litoral reclama y ejerce el derecho a decir en voz alta lo que piensa, como expresión de respeto a la inteligencia de sus lectores y como cotidiana contribución al desafío de pensar la ciudad, la provincia y el país mediante la apertura de sus páginas a todas opiniones democráticas.
PARO Y CONTRADICCIÓN
Tal como se explica en el inicio de esta nota, el problema salarial se produjo por el embudo financiero que se genera al final del semestre (sueldos y medio aguinaldo) en una situación agravada por la retracción económica y la morosidad en la cobranza. La dificultad fue comunicada al secretario general de la Asociación de Prensa de Santa Fe, Pablo Jiménez, quien puso en marcha los mecanismos de consulta interna con el personal.
La decisión asamblearia fue comunicada por carta documento a Diario El Litoral, texto que expresa en su punto principal: “...el personal del diario ha establecido un paro de actividades por 24 horas para el día jueves 12 de julio con concurrencia a los lugares de trabajo y renovó el estado de alerta, movilización y asamblea permanente fijado en su oportunidad.”
Como consecuencia de la comunicación El Litoral decidió producir la edición de la fecha con personal jerárquico y los titulares de la empresa. A la vez, y por razones de seguridad, impidió el ingreso al diario de quienes habían manifestado su voluntad de ejercitar el derecho de huelga, explícitamente respetado por esta empresa. Para evitar tensiones e incomodidades, ayer se le hizo conocer esta decisión a los dirigentes sindicales, a los delegados internos y a jefes de las distintas secciones. También se dispuso garantizar la libertad de trabajo de los empleados, aunque para evitar eventuales problemas se los libero de la obligación de concurrencia.
Esta mañana, parte del personal y dirigentes sindicales, acompañados por trabajadores de prensa de otros medios, manifestaron pacíficamente frente a la entrada principal del diario sobre Av. 25 de Mayo. Allí se constituyó un funcionario del Ministerio de Trabajo y Seguridad Social de la provincia, quien procedió a levantar un acta de constatación de los hechos, texto firmado por el representante gremial Pablo Jiménez. En él se expresa una notable contradicción con el contenido de la carta documento antes citada, ya que se lee: “Habiéndose los trabajadores presentado a prestar servicios en tiempo y forma, se encuentran con que la guardia de acceso no les permitió el mismo por decisión de la empresa en el marco de las negociaciones que venían manteniendo por ante el organismo laboral”.
Difícilmente alguien pueda imaginar la prestación de servicios en tiempo y forma dentro de una jornada de paro de actividades de 24 horas.
Pie de foto:
El gráfico muestra la evolución de las curvas de aumentos correspondientes al salario básico de redactor de El Litoral desde enero de 2003 a mayo de 2012 (azul), el salario básico de redactor de enero 2003 ajustado por el coeficiente de variación salarial (roja), y el salario básico de redactor de enero 2003 ajustado por el índice de precios al consumidor de la provincia de Santa Fe, IPEC (negra). Como puede advertirse, el salario efectivamente liquidado por El Litoral tuvo en el período 2003-2012 un incremento de 858,45 por ciento, en tanto que el costo de vida medido por el IPEC aumentó 245,90 por ciento.