A una semana del terremoto que golpeó a Myanmar, el gobierno de Birmania confirmó que al menos 3.354 personas murieron, 4.508 resultaron heridas y otras 220 permanecen desaparecidas.
El sismo de magnitud 7,7 que sacudió a Myanmar, Birmania, el pasado 28 de marzo, ya dejó más de 3.300 víctimas fatales y 4.500 heridos, según datos oficiales.
A una semana del terremoto que golpeó a Myanmar, el gobierno de Birmania confirmó que al menos 3.354 personas murieron, 4.508 resultaron heridas y otras 220 permanecen desaparecidas.
Las regiones más afectadas son Mandalay, Naypyidaw y Sagaing, donde el colapso de viviendas, hospitales y escuelas agravó una situación ya crítica por el prolongado conflicto interno que vive el país.
Desde el terreno, el jefe de la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU, Martin Griffiths, describió el escenario como "devastador y sobrecogedor".
La organización estima que 17 millones de personas se han visto afectadas directamente por el sismo, con más de nueve millones viviendo en las zonas más impactadas.
“El nivel de destrucción es difícil de dimensionar. Muchas comunidades han perdido todo: hogares, escuelas, hospitales. Y a pesar de eso, la resiliencia de la gente es admirable”, declaró Griffiths, quien visitó los epicentros del desastre durante esta semana.
Pese a los esfuerzos desplegados, la respuesta humanitaria no logra cubrir la magnitud de la catástrofe.
Según Naciones Unidas, se han enviado 25 equipos de búsqueda y rescate y más de 100 toneladas de ayuda, pero aún se requiere financiación adicional urgente para abastecer de agua, alimentos, refugio y asistencia médica a millones de damnificados.
La situación se agrava por las dificultades de acceso, las restricciones impuestas por el gobierno militar de Myanmar y la falta de coordinación entre actores locales e internacionales.
El sismo, que tuvo su epicentro en el norte de Myanmar, también provocó movimientos sísmicos sentidos en partes de India, China, Tailandia y Bangladesh, lo que llevó a breves evacuaciones preventivas y cortes de energía en zonas fronterizas.
Aunque los daños más severos se concentraron en territorio birmano, las réplicas generaron alarma en una amplia zona del sudeste asiático.
Organismos internacionales advirtieron que la situación podría tener consecuencias humanitarias transfronterizas si la crisis se prolonga y aumenta el flujo de desplazados hacia países vecinos. Por el momento, las fronteras se mantienen bajo fuerte control militar.
Myanmar ya enfrentaba una profunda crisis humanitaria y política antes del terremoto. El conflicto armado que se intensificó tras el golpe militar de 2021 dejó a más de 2,6 millones de personas desplazadas.
La ONU reiteró su pedido a la comunidad internacional para que redoble los esfuerzos y financie operaciones de ayuda, advirtiendo que la vida de millones de personas depende de una respuesta rápida y coordinada.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.