El Litoral
Cristina de Borbón fue absuelta de un caso de corrupción, con la obligación de pagar una multa, mientras que su marido, Iñaki Urdangarin, fue condenado a seis años y tres meses de prisión.
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Cristina de Borbón fue el primer miembro de la realeza española que se sentó en el banquillo de los acusados hace poco más de un año. Aunque este viernes fue absuelta, el fallo de la Justicia fue igualmente un duro golpe para ella: su marido, Iñaki Urdangarin, fue condenado a seis años y tres meses de prisión.
"Ella sigue creyendo en la inocencia de su marido", dijo su abogado, Miquel Roca, tras conocerse el contenido de la sentencia.
Ni las presiones del mismísimo rey de España, su propio padre primero y su hermano después, lograron que la infanta se alejara de su esposo en más de un lustro marcado por el escándalo del "caso Nóos", una trama de desvío de fondos públicos protagonizada por Urdangarin.
La pareja resistió la tempestad unida, pero tendrá que separarse si el ex deportista, que fue jugador profesional de balonmano, entra finalmente en prisión.
De la mano de su esposo, la infanta arrastró el reinado de Juan Carlos I a una gran crisis de imagen que solo pudo cortarse con la abdicación del monarca en su hijo Felipe, en junio de 2014.
Cristina de Borbón (Madrid, 1965) ocupa el sexto lugar en la línea de sucesión al trono español. Tenía diez años cuando su padre, Juan Carlos, fue proclamado rey de España tras la muerte del dictador Francisco Franco, en 1975.
Hasta el estallido del escándalo del "caso Nóos", a final de 2011, la infanta había vivido de forma moderna e independiente. Fue la primera de la familia real española en tener un título universitario al licenciarse en Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid.
Tras cursar un máster en Relaciones Internacionales en la Universidad de Nueva York y hacer prácticas para la UNESCO en París, se instaló en Barcelona y comenzó a trabajar para Fundación La Caixa, la misma para la que continúa haciéndolo.
Su flechazo con Urdangarin tuvo lugar en los Juegos Olímpicos de Atlanta de 1996, en los que el entonces jugador de balonmano participó, con sus 1,96 metros de altura. "¿Quién es ese rubio?", cuentan que preguntó. Y pidió su teléfono.
Solo un año después la pareja se casaba en Barcelona, en la segunda boda real de la España democrática tras la de la infanta Elena, su hermana mayor. Tuvieron cuatro hijos: tres niños y una niña, que ahora tienen entre 11 y 17 años.
En todo este tiempo, Cristina nunca se ha separado de su marido, a pesar de la información que la prensa iba publicando sobre los turbios negocios del ex deportista al frente del Instituto Nóos, una entidad supuestamente sin ánimo de lucro ligada al deporte.
Tampoco cedió ante las presiones para que renunciara a sus derechos dinásticos, ni siquiera cuando en 2013 fue imputada por primera vez por el juez José Castro, quien la consideró cómplice de Urdangarin.
Una instancia superior, la Audiencia de Palma anuló la imputación, pero en enero de 2014 llegó una segunda. Un mes después, Cristina llenaba las portadas de todo el mundo al acudir a declarar ante el juez Castro en Palma de Mallorca.
Junto a su marido y sus hijos, en 2013 decidió poner tierra de por medio y trasladarse a Ginebra.
El "caso Nóos" aisló totalmente al matrimonio. La casa real española apartó al ex deportista de la agenda oficial a finales de 2011 y, con él, "de facto", también a la infanta.
La infanta había mantenía una buena relación con su hermano, tres años menor, hasta el momento en el que saltó el escándalo. Compartían aficiones deportivas y tenían caracteres parecidos. Pero el vínculo se rompió cuando Felipe y su esposa, Letizia, se apartaron de ella y de Urdangarin para evitar daños a su futuro reinado.
Cuando llegó al trono, una de las primeras medidas que tomó el nuevo rey fue la de reducir el núcleo de la familia real, dejando fuera de ella a sus dos hermanas. Un año después, dio un paso inédito al retirar a Cristina el título de duquesa de Palma.