Coordinado entre la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC, en inglés) y la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol), entre el 8 y 28 de marzo se llevó a cabo el mega operativo Gatillo VI. El objetivo de la cooperación regional era identificar y perseguir las redes de tráfico de armas en 13 países de Sudamérica: Argentina, Brasil, Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador, Guayana Francesa, Paraguay, Perú, Guyana, Surinam, Uruguay y Venezuela.
Decenas de profesionales de la Policía, las aduanas, las fronteras y la fiscalía trabajaron juntos para localizar las armas ilegales e identificar los vínculos con la delincuencia organizada. "La proliferación de armas de fuego es una amenaza muy grave para la seguridad y la estabilidad de Sudamérica", explicó en un comunicado oficial Jürgen Stock, secretario General de Interpol.
Tenés que leerLa OMS e Interpol advirtieron sobre el crecimiento del negocio de las vacunas falsas anti-Covid-19"De ahí que la cooperación interinstitucional transnacional sea fundamental para descubrir y desmantelar a las organizaciones delictivas y los grupos terroristas implicados", agregó.
Los trabajos simultáneos culminaron con la incautación de unas 200.000 armas, piezas, componentes, municiones y explosivos ilegales, y la detención de casi 4.000 personas. Además, se descubrieron pistas para la investigación de redes delictivas y rutas de tráfico, y se registraron a cientos de miles de personas y vehículos en los lugares sospechosos de constituir puntos críticos de actividad delictiva y en las fronteras aéreas, terrestres y marítimas de toda la región.
En ese sentido, Stock aseguró que los delincuentes se están aprovechando rápidamente de los cambios socioeconómicos provocados por la pandemia, pero que la operación "es un testimonio del compromiso de la policía sudamericana, que debe ser elogiada por llevar a cabo operaciones durante una pandemia mundial".
¿Qué reveló la Operación Gatillo VI?
Nuevas tendencias regionales, como el aumento de la circulación de armas difíciles de rastrear, y más contenidos en las redes sociales que fomentan el uso de este armamento.
Que las armas llegan desde Asia, Europa y Norteamérica por correo, en piezas distribuidas en diferentes envíos, y luego son ensambladas por los delincuentes.
Las armas pequeñas facilitan muchas formas de delincuencia violenta, como la actividad de las bandas, la trata de personas, el terrorismo y el tráfico de drogas.
Un aumento de los casos de violencia contra las mujeres que utilizan estas armas.
Los delincuentes aprovechan la topografía de la vasta costa sudamericana, las montañas boscosas y las pistas de aterrizaje clandestinas para transportar ilegalmente armas de fuego.
A su vez, como el tráfico de armas está intrínsecamente relacionado con una amplia variedad de otros delitos graves, la operación arrojó también, entre otros, los siguientes resultados destacados por Interpol:
La incautación por el Ejército y la Policía Federal de Brasil de más de 60 armas ilegales en un establecimiento comercial sospechoso de usar documentos falsificados para desviar armas y munición de los canales legales. Los efectivos detuvieron al presunto cabecilla de la red dedicada a la falsificación y al contrabando.
La destrucción de 27 laboratorios de cocaína en Bolivia, incluido uno situado en una reserva de la región del Gran Chaco en la frontera con Paraguay, que tenía una pista de aterrizaje camuflada para pequeñas aeronaves y estaba dotado de complejos sistemas de telecomunicaciones.
El rescate de 33 presuntas víctimas de trata de personas, probablemente originarias de Haití, durante una redada de armas en la terminal de autobuses de La Paz, Bolivia.
La incautación colectiva de más de 21 toneladas de cocaína, marihuana y precursores químicos.