El Gobierno alemán asumió el control de las actividades del grupo petrolero ruso Rosneft en el país europeo, donde cuenta con varias refinerías, a fin de "garantizar" el suministro energético afectado por la invasión a Ucrania.
Las filiales de Rosneft en Alemania representan el 12% de la capacidad de refinación del país. El objetivo es "responder a los riesgos que pesan sobre la seguridad de los suministros" de energía.
El Gobierno alemán asumió el control de las actividades del grupo petrolero ruso Rosneft en el país europeo, donde cuenta con varias refinerías, a fin de "garantizar" el suministro energético afectado por la invasión a Ucrania.
Desde ahora quedan "bajo administración fiduciaria" de la agencia nacional responsable de gestionar las redes energéticas, indicó el Ministerio de Economía alemán en un comunicado.
El canciller Olaf Scholz sostuvo que así "seremos menos dependientes de Rusia y de las decisiones que allá se tomen", durante una conferencia de prensa.
El objetivo, indicó la cartera, es "responder a los riesgos que pesan sobre la seguridad de los suministros" de energía.
Alemania ya se hizo con el control a principios de abril de la exfilial alemana de Gazprom, Gazprom Germania, esta vez para garantizar su suministro de gas.
Luego, el Gobierno alemán tuvo que destinar una ayuda de 9.000 a 10.000 millones de euros para salvar a esta entidad ante la amenaza de quiebra, consignó la agencia de noticias AFP.
Alemania tiene ahora la atención puesta en particular en la refinería de Schwedt, en el este del país, que garantiza el suministro de productos petroleros a toda la región de Berlín.
El funcionamiento de esta refinería, controlada mayoritariamente por Rosneft, se vio afectado desde que el Gobierno de Scholz decidió reducir drásticamente sus importaciones de petróleo ruso, en represalia por la invasión de Ucrania. El objetivo a final de año es prescindir del todo de esas importaciones.
Al tomar ahora el control, las autoridades alemanas podrán organizar el abastecimiento de la planta con petróleo procedente de otros países que no sean Rusia.
La primera economía europea ya redujo su dependencia hacia las importaciones de petróleo ruso, que representaban 35% de sus necesidades antes de la guerra de Rusia en Ucrania.
En paralelo, Rusia de momento suspendió sus entregas de gas al país, que no podrá remplazarlas completamente antes de 2024, según las últimas previsiones del Gobierno.