Jueves 28.7.2022
/Última actualización 17:00
En enero de 2022, un grupo de médicos latinoamericanos organizaron un operativo durante 9 días en San Vicente, un centro de recepción de migrantes donde las autoridades panameñas registran y asisten a quienes logran llegar al norte del Darién, una densa selva de más de 575.000 hectáreas, que carece de carreteras y caminos delimitados que permitan orientarse en el tránsito entre Panamá y Colombia.
Este bosque tropical húmedo, ubicado al este de Panamá, es una barrera natural entre América Central y Suramérica que también se conoce como el Tapón del Darién. La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) calcula que 133.000 personas cruzaron la región del Darién durante 2021. La mayoría fueron haitianos, cubanos y venezolanos, seguidos por ciudadanos de países tan lejanos como Bangladesh, Ghana, Uzbekistán y Senegal.
Este año, la OIM ha reportado el incremento de migrantes provenientes de Venezuela, que atraviesa una crisis económica, política y social que impulsó el éxodo de más de 6 millones de personas desde 2015, según la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados. De las 520 personas que atendieron durante el operativo, 70 fueron entrevistadas en profundidad por los médicos.
Los médicos atendieron a 520 pacientes durante una semana en el operativo en el Darién.El doctor José Antonio Suárez es infectólogo y pediatra venezolano de 67 años, especializado en Medicina Tropical brindó su testimonio sobre el brote de dermatitis que encendió la alarma sanitaria en la zona. Todo comenzó mientras examinaba a un paciente, y advirtió que en pocas horas habría decenas de personas con los mismos síntomas. “La erupción se extendía por las piernas y los pies del paciente. La piel estaba inflamada y roja. Mientras más se rascaba, más le picaba”, relató Suárez.
“El paciente era un hombre venezolano de 24 años que había atravesado a pie la frontera entre Colombia y Panamá”, comentó Suárez, infectólogo y pediatra venezolano de 67 años, especializado en Medicina Tropical. Aquellas lesiones eran similares a las que asaltaban al especialista cuando era adolescente y visitaba con su padre la laguna de Unare, en los llanos orientales venezolanos.
Un paciente en el Darién con dermatitis cercarial.Al estudiar Medicina en Caracas se enteró de que aquella erupción era provocada por cercarías, larvas de parásitos que suelen hospedarse en caracoles de río y otras fuentes de agua. Sin embargo, fallecen al ingresar en el tejido de una persona porque se extravían en la piel, el órgano más grande del cuerpo humano.
Horas más tarde, más de 20 personas se rascaban las piernas mientras hacían fila para ser atendidas por el equipo clínico del Instituto Conmemorativo Gorgas de Estudios de la Salud de Panamá. La erupción se llamaba dermatitis cercarial. El reto era descubrir cómo se habían contagiado los migrantes del Darién.
La mayoría de los pacientes atendidos eran haitianos, venezolanos y cubanos,El peligro de los ríos
Mientras examinaba a los niños, la pediatra panameña Rosela Obando se dio cuenta de que ninguno tenía erupciones como los adultos. Los padres explicaron que los cargaban durante el recorrido para evitar el riesgo de que fueran arrastrados por las corrientes de los ríos.
La Organización Internacional de las Migraciones (OIM) calcula que 133.000 personas cruzaron la región del Darién durante 2021.Los médicos descubrieron entonces que los migrantes se contagiaban en los ríos, donde caen las heces contaminadas con cercarías de las aves migratorias que transitan por el Darién, uno de los ecosistemas más biodiversos de Centroamérica. Los migrantes también beben de ellos, por lo que Suárez suponía que muchos tendrían gastritis y lesiones por la ingesta de cercarías. Quienes evitan hacerlo para prevenir diarreas, corren el riesgo de morir deshidratados.
“Se trata de una dermatitis cercarial aviar en humanos que nunca había sido reportada en esta zona”, explicó Suárez. Al especialista le preocupa no poder hacer seguimiento a estos pacientes, quienes solo pasan algunos días en San Vicente. Luego toman un autobús hasta la frontera con Costa Rica, para proseguir el camino hacia Estados Unidos.
“Esta enfermedad en humanos produce fibrosis hepática, cirrosis y cáncer”, detalló. Hace una década, Suárez abandonó el Instituto de Medicina Tropical en Caracas para emigrar a Panamá. Los operativos en el Darién le ofrecen una oportunidad para ayudar a otros venezolanos. “Esta experiencia en el Darién marcó mi vida. Me sentí consternado y agradecido con Dios. Emigré en avión y con respaldo económico, mientras estas personas no tienen nada”, concluyó.