En solo unos meses y en coincidencia con el cambio de gobierno en la Casa Blanca, el gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, pasó de ser la contracara predilecta de los demócratas frente al entonces presidente Donald Trump en la gestión de la pandemia y un posible futuro presidenciable, a un dirigente jaqueado en su estado por acusaciones de maquillar las muertes por el brote y tres denuncias de acoso sexual.
Mientras Trump trastabillaba en su respuesta a la Covid-19, las conferencias de prensa diarias de Cuomo sobre la crisis sanitaria cautivaron no solo a los neoyorquinos (ya que alcanzó hasta un 87% de popularidad), sino a todos los estadounidenses que buscaban un guía en medio del caótico manejo del presidente. De hecho, lo llevaron a ganar en noviembre pasado un premio Emmy y a publicar un manual de liderazgo basado en su experiencia para enfrentar la crisis del coronavirus.
Pero, tras ser alabado por sus correligionarios y aparecer hasta con legítimas aspiraciones presidenciables, Cuomo tropezaría con su propia gestión, ya que la fiscal general de Nueva York, la demócrata Letitia James, lo acusó en enero de maquillar las cifras de fallecidos en los geriátricos. De acuerdo a la citada acusación, Cuomo, de 63 años, descontaba a los residentes que dada su gravedad habían sido trasladados a hospitales, donde finalmente murieron.
Más de 15.000 personas fallecieron en esas instituciones, si bien un recuento de fines de enero solo incluía 8.500, según esa versión. "¿A quién le importa si fallecieron en el hospital o en el geriátrico? Fallecieron", se defendió Cuomo entonces. Unas semanas más tarde, el diario The Washington Post reveló que la secretaria del gobernador, Melissa De Rosa, había confesado en privado a algunos legisladores estatales que escondieron los datos de geriátricos porque temían que Trump utilizara esa información para abrir una investigación federal "políticamente motivada".
Al conocer la filtración, Cuomo llamó a los congresistas estatales para pedirles su silencio, algo que el legislador demócrata Rom Kim decidió denunciar, al afirmar que el gobernador lo amenazó con acabar su carrera si no lo hacía. "Puedo destruirte", le advirtió Cuomo a Kim, según aseguró este, en el transcurso de una llamada telefónica.
Al testimonio de Kim, se sumaron los de otros legisladores demócratas y republicanos, que pidieron iniciar una investigación por lo sucedido y retirarle los poderes de emergencia otorgados durante la pandemia. A esta delicada situación, se sumó la semana pasada lo que los medios definen como "una verdadera catarata de acusaciones" de acoso sexual. La última de ellas, se conoció este martes, poco después que el líder demócrata habilitara formalmente la investigación de dos denuncias similares por parte de sendas ex empleadas.
La joven Anna Ruch, de 33 años, que a diferencia de las anteriores denunciantes nunca fue su colaboradora, relató a The New York Times que Cuomo le preguntó, en una boda en 2019, si podía besarla, luego de que ella empujara la mano que él le había puesto en la parte baja de su espalda. La denuncia pública de Rauch se suma a las de Charlotte Bennett y Lindsey Boylan. Bennett, ex colaboradora de Cuomo, dijo que éste la había acosado sexualmente el año pasado. Mientras que Boylan, ex asesora, describió un contacto físico no deseado por parte del gobernador.
Antes estas acusaciones, Cuomo, padre de tres hijas mujeres, firmó la habilitación para ser investigado. En tal sentido, fue la propia fiscal general James quien aseguró que la oficina de Cuomo le concedió por escrito autorización para realizar una pesquisa independiente. "Esta es una responsabilidad que no tomamos a la ligera por cuanto las acusaciones de acoso sexual deben tomarse siempre en serio", dijo la titular de la fiscalía en un comunicado, en el que indicó que los resultados de la investigación serán "revelados en un informe público".
Cuomo dijo el domingo que "sinceramente lamenta" que su conducta haya sido "malinterpretada como un flirteo no deseado", a la vez que negó haber incurrido en ninguna conducta o propuesta inapropiada. Para conducir esa investigación escogió inicialmente a un ex juez federal, pero altas figuras de su partido dijeron que eso no aseguraba transparencia por haber trabajado mucho tiempo con alguien de su entorno.
"Debe haber una investigación independiente, no dirigida por un individuo seleccionado por el gobernador, sino por la oficina del Fiscal General", tuiteó Alexandria Ocasio Cortez, la joven estrella demócrata del Congreso.