Jairo Mejía
Este lunes hace cinco años el presidente de EEUU, Barack Obama, consiguió con la muerte de Osama bin Laden en un solo golpe consolidarse como “Comandante en Jefe” y templar las críticas a su política antiterrorista.
Jairo Mejía
EFE
Tras aquella victoria simbólica contra Al Qaeda, ejecutada no sin contratiempos por un grupo de los Navy Seal la noche del 2 de mayo de 2011, Obama eliminó de golpe la posibilidad de que se utilizase su estrategia contra el grupo terrorista como arma política.
Bin Laden, líder de Al Qaeda y artífice de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EEUU, falleció de un tiro en la operación secreta ejecutada por 23 miembros de las fuerzas especiales de los Navy Seal transportadas subrepticiamente en dos helicópteros antiradar.
En una entrevista emitida hoy por el canal CNN, Obama recuerda que el momento más tenso fue cuando uno de esos dos helicópteros, parte de un programa secreto, impactó contra el muro de la guarida de Bin Laden en Abbottabad (Pakistán) y quedó inservible.
El presidente, sentado en la “Situation Room”, la sala para reuniones de inteligencia en el sótano del Ala Oeste de la Casa Blanca, explicaba que nada más llegar se encontró con que la operación había comenzado con mal pie.
“Llegamos en el momento en que los helicópteros habían aterrizado (...) y fue en ese momento cuando vimos que uno de ellos había sufrido daños en el aterrizaje”, dijo Obama, quien reconoció que “no fue un comienzo ideal”.
Ese primer contratiempo puede contemplarse en las caras de los que asistían en directo a la operación aquella noche de domingo, entre ellos la entonces secretaria de Estado, Hillary Clinton; el secretario de Defensa, Robert Gates, y la plana mayor de inteligencia.
Las fuerzas especiales habían preparado hasta el más mínimo detalle la operación, que debía desarrollarse sin conocimiento de las autoridades de Pakistán y adentrarse en Abbottabad, una ciudad de vacaciones de paquistaníes adinerados, un puesto militar de gran importancia y hogar de la mayor academia castrense del país.
Habían vigilado con drones y satélites la fortificada estructura de la mansión que Bin Laden compartía con esposas e hijos, habían construido un modelo a escala real y habían ensayado una y otra vez cada uno de los movimientos para capturar al líder terrorista.
Pero, según recordaba Obama en la entrevista, no habían tenido en cuenta que los cambios de temperatura en un espacio cerrado aumentaban las posibilidades de perder el control en el aterrizaje, como ocurrió con una de las aeronaves, que tuvo que ser destruida con explosivos para evitar el robo de esa tecnología.
No obstante, la operación continuó sin heridos y a los nueve minutos uno de los miembros de los Navy Seal localizaba a Bin Laden en el tercer piso del edificio y lo mataba de un certero disparo de fusil.
Así lo explicó este domingo la Agencia Central de Inteligencia (CIA) en una narración en vivo de los eventos de aquella noche del 2 de mayo en Pakistán, tarde del domingo 1 de mayo en Washington.
El minuto a minuto de la CIA en Twitter señala que a los 40 minutos los efectivos de las fuerzas especiales abandonaban la guarida de Bin Landen con su cadáver y numerosa documentación.
Un gran número de usuarios de la red social criticaron la narración de esa operación, en la que fueron abatidos Bin Laden y otras cuatro personas, por frívola e inapropiada para este tipo de canales de comunicación.
Pese a las polémicas, cinco años después Obama mantiene que el mundo es más seguro sin Bin Laden y que la decisión de ejecutar dicha operación, por la que él se inclinaba desde el inicio de los debates, fue acertada.
La muerte de Bin Landen templó las críticas de ‘halcones‘ republicanos que tachaban su política contra el islamismo radical de poco resolutiva, aminoró el impacto de las voces contrarias a los bombardeos selectivos con drones en Pakistán y Afganistán y permitió un aire victorioso a Obama a un año de enfrentarse a la reelección.
Según explicó el presidente en la entrevista emitida hoy por la CNN, el diseño y desarrollo de la operación le enseñó que “los buenos procesos llevan hacia buenos resultados (...). No miramos este asunto como algo color de rosa, sabíamos los riesgos a los que nos enfrentábamos”.