El decreto 197/2025 de este martes completó un proceso de reestructuración y “motosierra” de la diplomacia argentina en Uruguay y Sudamérica.
Mediante decretos, el gobierno nacional aplicó también el ajuste en la diplomacia. El elegido en lugar de García Moritán es Alan Beraud.
El decreto 197/2025 de este martes completó un proceso de reestructuración y “motosierra” de la diplomacia argentina en Uruguay y Sudamérica.
Bajo la rúbrica del presidente de la Nación, Javier Milei, y el ministro de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Gerardo Werthein, Argentina designó a su nuevo embajador ante los vecinos uruguayos.
El “señor Embajador Extraordinario y Plenipotenciario” Alan Beraud es el elegido para ocupar el cargo de Martín García Moritán, quien había sido elegido por el propio libertario el 19 de febrero de 2024, un diplomático que había ejercido el mismo cargo ante las Naciones Unidas en la gestiones de Mauricio Macri y Alberto Fernández.
La llegada de Beraud se da por cierta inercia. No por el nombre propio del embajador, sino por la publicación del viernes 14 de marzo en el Boletín Oficial.
El Decreto 193/2025 se encargó de unificar la representación de Argentina en Uruguay y la Representación Permanente de la República para MERCOSUR y ALADI, ambas radicadas en Montevideo.
El texto publicado la semana pasada, también con firmas de Milei y Werthein, indicaba que “la Embajada de la República en la REPÚBLICA ORIENTAL DEL URUGUAY asumirá las funciones de la Representación Permanente de la República para MERCOSUR y ALADI y el titular de dicha Embajada será también Representante Permanente de la República para MERCOSUR y ALADI”.
Por este motivo se dio el proceso “natural” de la designación de Beraud este 18 de marzo, el cual acumula argumentos en dicha categoría con la llegada del 71° cumpleaños de García Moritán, quien se jubilará y pasará a formar parte del Cuerpo Pasivo del Servicio Exterior.
Al no tratarse de cuestiones estrictamente personales o de cuestionamientos a su tarea, el proceso también responde a un concepto mayor de la actual gestión nacional, el cual apela al ajuste y la famosa “motosierra”.
El gobierno libertario, principalmente desde el arribo de Werthein a Cancillería, pretende recortar gastos diplomáticos, no por el impacto inocuo que estos tengan dentro de las arcas nacionales, sino por el mensaje político.
El Ministerio de Relaciones Exteriores argumentó a principios de enero: “Un país como la Argentina, con los problemas que tiene, no puede tener dos embajadas en la misma ciudad, en simultáneo, no tiene lógica”.
La rotación argentina se da a pocas semanas de que Yamandú Orsi asuma la presidencia de Uruguay en lugar de Luis Lacalle Pou, devolviéndole el mandato al Frente Amplio.
Beraud no sólo deberá interactuar con el nuevo gobierno, que ya espera rispidez con Milei luego de que el antecesor haya sido cuestionado, sino también seguir con su mira sobre el Mercosur.
Milei culpó a los acuerdos regionales de ser un freno para el deseado tratado de libre comercio con Estados Unidos. Ahora, en pleno cambio diplomático, una publicación de La Nación afirma que el gobierno nacional busca en la región “acuerdos de preferencias comerciales con acceso a mercados”.
Además del rol ante el Mercosur y ALADI, Alan Beraud posee carrera diplomática transversal a otras gestiones. Fue embajador en Japón durante los gobiernos de Cristina Kirchner y Mauricio Macri, y en Costa Rica, hasta el final del gobierno de Alberto Fernández.
Además de ejercer de asesor legal de la Cancillería, es el esposo de la subsecretaria de administración en la Cancillería, María Cristina Dellepiane.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.