La República de Artsaj, un Estado independiente de facto y con reconocimiento limitado ubicado en la disputada región de Nagorno Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán, anunció que dejará de existir.
Artsaj, la región separatistas de Nagorno Karabaj, acordó con Azerbaiyán su disolución, tras la “rendición” de Armenia.
La República de Artsaj, un Estado independiente de facto y con reconocimiento limitado ubicado en la disputada región de Nagorno Karabaj entre Armenia y Azerbaiyán, anunció que dejará de existir.
Tras la aprobación de un decreto, su gobierno definió al 1 de enero de 2024 como la fecha cúlmine de esta región separatista con relación directa con los armenios, cultural, étnica y política.
Esta última un tanto resquebrajada en las últimas semanas, siendo la “rendición” de Armenia el principal motivo de su futura desaparición. Tras los ataques orquestados desde Bakú a Artsaj el 19 de septiembre, el gobierno armenio de Nikol Pashinián decidió evitar una guerra mayor y no intervino de forma directa.
Reconocimiento muy limitado
Junto a Armenia, sólo la reconocían Abjasia, Osetia del Sur y Transnistria, otros tres estados no reconocidos.
Con acuerdos de todas las partes, se definió disolver sus tropas y el gobierno, situación que fue confirmada este jueves.
El decreto establece dos puntos en base a la relación “con la actual difícil situación político-militar, basada en la prioridad de garantizar la seguridad física y los intereses vitales del pueblo de Artsaj, teniendo en cuenta el acuerdo alcanzado por mediación del mando del contingente ruso de mantenimiento de la paz con representantes de la República de Azerbaiyán que la libertad”.
La primera es “disolver todas las instituciones y organizaciones estatales. Bajo su subordinación departamental hasta el 1 de enero de 2024, y la República de Nagorno Karabaj (Artsaj) deja de existir”.
“La población de Nagorno Karabaj, incluidas los ubicados fuera de la república, después de la entrada en vigor de este Decreto, podrán familiarizarse con las condiciones de reintegración presentado por la República de Azerbaiyán, con miras a hacer una vida independiente e individual decisión en el futuro sobre la posibilidad de quedarse (o regresar) en Nagorno Karabaj”, indica el segundo ítem.
En medio del conflicto, que tomando la historia reciente y la antigua, es mucho menos sangriento, miles de ciudadanos de Artsaj debieron trasladarse a territorio extranjero, casi en totalidad hacia Armenia.
Como único gesto humanitario por parte del gobierno de Pashinián tras el abandono y entrega a los azeríes, ya se le dio asilo a unas 65 mil personas e incluso se enviaron convoyes para agilizar el paso, teniendo en cuenta que se trata de una región montañosa del Cáucaso.
Según datos oficiales de Armenia, unos 5.500 aproximadamente son menores de 18 años.
Ante el temor de una nueva “limpieza étnica” por parte de Azerbaiyán, textual de medios, oposición y población armenia, se ha desatado una crisis migratoria en Eurasia, la cual podría escalar aún más en caso de que Bakú avance hacia el oeste.
A la par, se eleva el reclamo hacia el bloque político occidental y la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) por no intervenir en el conflicto, dejando librada a su suerte a los 120 mil habitantes del estado próximo a disolverse.
Mientras se acusa de traición a Pashinián y se exige por colaboración externa (sólo Rusia se involucró con sus cascos azules debido a los lazos con ambas naciones), se conoció que el primer ministro armenio obtuvo un pasaporte canadiense durante su visita a Tiflis, Georgia, en 2020.
Georgia, es un candidato potencial que ha presentado solicitud formal para adherirse a la Unión Europea (UE), condición que la posiciona conflictivamente con Moscú.
La lista de involucrados no terminaría ahí. La prudencia de Occidente se ve observa más racional al poner sobre la mesa los intereses cruzados de dos países de peligro latente: Turquía e Irán.
El gobierno de Erdogan, una piedra en el zapato para la UE, sostiene la postura reticente a ser vecinos de armenios, principalmente por los motivos raciales de antaño.
En Teherán, por el contrario, preocupa un eventual escenario en el que toda la frontera que poseen con los armenios se transforme en territorio de guerra y vean coartada la vía comercial hacia el Mar Negro.
Ante la detención del ex jefe de Estado de Artsaj por parte de tropas azeríes, el Instituto Lemkin para la Prevención del Genocidio emitió un comunicado contra las potencia: "Rusia y Estados Unidos, así como todos los demás líderes mundiales, deben exigir la liberación de Vardanyan fuera de Azerbaiyán y deben garantizar que otros miembros del gobierno de Artsaj, así como los miembros del Ejército de Defensa de Artsaj, también puedan salir. Recordamos al mundo que la detención, el asesinato y la desaparición de las élites es un acto común de genocidio".
El gobierno de Erdogan, una piedra en el zapato para la UE, sostiene la postura reticente a ser vecinos de armenios, principalmente por los motivos raciales de antaño.
En Teherán, por el contrario, preocupa un eventual escenario en el que toda la frontera que poseen con los armenios se transforme en territorio de guerra y vean coartada la vía comercial hacia el Mar Negro.
La escalada del conflicto parece quedar en manos de la osadía de Azerbaiyán.