El número de víctimas mortales por un atentado contra un colegio de mujeres en la capital afgana subió a 63, la mayoría de ellas alumnas de entre 11 y 15 años, informó el Ministerio del Interior.
El número de víctimas mortales por un atentado contra un colegio de mujeres en la capital afgana subió a 63, la mayoría de ellas alumnas de entre 11 y 15 años, informó el Ministerio del Interior.
El vocero del Ministerio, Tareq Arian, dijo a la prensa que un coche bomba estalló el sábado en Kabul delante del colegio Sayed Al Shuhada y otras dos bombas detonaron cuando las alumnas, presas de pánico, salieron corriendo al exterior.
Arian añadió que más de un centenar y medio de personas resultaron heridas y que la mayoría de las víctimas son alumnas.
Las explosiones se produjeron en el barrio de Dasht-e-Barchi, en el oeste de la capital afgana, poblado principalmente por chiitas hazara, que suelen ser el blanco de grupos islamistas sunnitas, como los talibanes o el Estado Islámico (EI).
El atentado tuvo lugar cuando los habitantes hacían las compras para la festividad musulmana de Aíd al Fitr, que marcará el final del mes de ayuno del Ramadán la próxima semana.
Las familias comenzaron a enterrar hoy a las víctimas en un lugar llamado "Cementerio de los Mártires" en la cima de una colina.
El ataque no fue reivindicado, pero el presidente afgano, Ashraf Ghani, acusó a los talibanes, quienes negaron su responsabilidad y condenaron el atentado.
"Este grupo de salvajes no tiene la capacidad de enfrentar a las fuerzas de seguridad en el campo de batalla, por lo que atacan bárbaramente edificios públicos y escuelas de niñas", denunció el presidente en un comunicado de prensa.
"Los talibanes están detrás de estos ataques. Ya han cometido ataques similares contra establecimientos escolares en el pasado", declaró Arian, informó la agencia de noticias AFP.
Los talibanes afirmaron que no han cometido ataques en Kabul desde febrero de 2020, cuando firmaron un acuerdo con Estados Unidos allanando el camino para las conversaciones de paz y la retirada de las últimas tropas estadounidenses.
Sin embargo, combaten diariamente a las fuerzas afganas en el interior del país, a pesar de que el Ejército estadounidense anunció que iba a retirar sus tropas.
En un principio, Estados Unidos debía retirar de Afganistán los 2.500 soldados aún presentes el 1 de mayo.
Este fue el plazo pactado durante el acuerdo firmado en febrero de 2020 en Qatar con los talibanes por la antigua administración de Donald Trump.
Pero el gobierno de Estados Unidos aplazó el retiro al 11 de septiembre, fecha del vigésimo aniversario de los atentados de Al Qaeda contra Nueva York y Washington en 2001. Y finalmente lo fijó el 4 de julio.
El principal diplomático estadounidense en Kabul, Ross Wilson, calificó los ataques en Kabul de "atroces".
"Este ataque imperdonable contra los niños es un ataque al futuro de Afganistán, que no se puede tolerar", dijo Wilson en Twitter.
Dasht-e-Barchi ha sido frecuente objetivo de ataques de militantes islamistas sunitas.
En mayo del año pasado un grupo de hombres armados atacó un hospital en el área en una acción en plena luz del día, dejando 25 personas muertas, inclusive 16 madres de recién nacidos.
El hospital era apoyado por la organización humanitaria internacional Médicos sin Fronteras (MSF), que tuvo que retirarse después del proyecto.
Aunque el ataque no fue reivindicado, el presidente afgano acusó a los talibanes y al EI.
El 24 de octubre, un atacante suicida se hizo explotar en un centro de formación en el mismo distrito, matando a 18 personas, entre ellas estudiantes en un ataque que tampoco fue reivindicado.