A pocos días del intento de golpe de Estado del 8 de enero, el presidente de Brasil, Lula da Silva apartó a 40 militares encargados de la seguridad en la residencia presidencial en Brasilia.
El presidente de Brasil cesanteó a militares encargados de la seguridad oficial. Los acusó de complicidad con el intento de golpe de Estado
A pocos días del intento de golpe de Estado del 8 de enero, el presidente de Brasil, Lula da Silva apartó a 40 militares encargados de la seguridad en la residencia presidencial en Brasilia.
La medida fue publicada este martes en el diario oficial de la unión y afecta a funcionarios adscritos a la coordinación del Palacio de la Alvorada, domicilio oficial de los jefes de Estado.
La decisión da continuidad a un anuncio del mandatario, que la semana pasada expresó desconfianza sobre algunos militares que cumplen funciones auxiliares en las sedes de gobierno y prometió una “revisión profunda” en el esquema de seguridad.
Los militares despedidos seguirán en las Fuerzas Armadas, pero dejarán de recibir la gratificación a la que tenían derecho por trabajar en el Palacio de la Alvorada, reportó Folha de San Pablo.
Además, fue echado un militar que trabajaba en la Granja do Torto, una especie de residencia oficial de verano, y otros tres del Gabinete de Seguridad Institucional que cumplían labores en la seguridad presencial.
Lula dijo estar convencido de que hubo complicidad interna y de miembros de las fuerzas de seguridad en el asalto al Congreso Nacional, el palacio presidencial y la sede de la Corte Suprema.
“Alguien les facilitó la entrada aquí”, dijo el presidente el jueves, en referencia a los desmanes en Planalto.