El naufragio del crucero "Costa Concordia" frente a la isla italiana de Giglio, que causó al menos la muerte de seis personas y la desaparición de otras 14, se debió a un "error humano", sostuvo hoy el presidente de la empresa Costa Crociere, propietaria de la nave, Pierluigi Foschi.
No obstante, la compañía prestará apoyo jurídico al capitán del barco, Francesco Schettino, de 52 años, que está detenido y declarará mañana, porque "también tiene la obligación de proteger a sus 24 mil empleados", según declaraciones de Foschi a medios italianos citadas por la agencia de noticias alemana DPA.
"Al parecer, el comandante cometió un error de criterio que tuvo las peores consecuencias", indicó ayer un comunicado de la empresa, en referencia al accidente ocurrido a las 21:30 locales del sábado último.
De esa manera, la compañía tomó distancia de Schettino, quien según la jueza argentina María Inés Lona, de 72 años, que iba a bordo, se arrojó al mar y nadó hasta un peñasco, estaba "enfiestado" y bebía durante la emergencia.
"Nosotros nos distanciamos de la conducta del capitán, que causó el accidente al desviar el barco de su ruta oficial", agregó hoy Foschi y señaló que aunque el desastre causó daños directos por 93 millones de dólares, la situación financiera de la compañía se mantiene "sólida".
Sin embargo, las acciones de Carnival PLC, que opera el "Costa Concordia", cayeron en la Bolsa de Londres en medio de temores de que las pérdidas sean aún mayores.
Schettino, que ingresó en Costa en 2002 como oficial de seguridad y en 2006 fue nombrado capitán, habría desviado el crucero, con más de 4.200 personas, para acercarlo a la isla de Giglio para saludar a los turistas congregados en la orilla y entonces chocó contra unas rocas, indican algunas versiones.
Según informes de los medios, la guardia costera pidió varias veces sin éxito al capitán que volviera a bordo para coordinar la evacuación del barco y tampoco habría existido un llamado de emergencia -SOS-, por lo que esperan que la caja negra revele más detalles.
"Varios pasajeros dijeron que el capitán estaba muy enfiestado, con mujeres, tomando (alcohol)", aseguró Lona, quien nadó "entre 50 y 70 metros" hasta llegar a unas rocas, según afirmó esta mañana a su llegada al aeropuerto de Ezeiza.
Schettino, que enfrenta posibles cargos por homicidio múltiple, dijo que las rocas que dañaron el barco no estaban marcadas en su mapa de navegación, hecho que según DPA desmienten las cartas náuticas oficiales que suministra un instituto de la Marina italiana con base en Génova, a las que tuvo acceso.
Las autoridades carcelarias toscanas informaron que el capitán es supervisado permanentemente en su celda y tiene asistencia psicológica, en tanto su abogado dijo que "está consternado y destruido" por la tragedia.
Las tareas de rescate fueron interrumpidas este mediodía, por una fuerte marejada del mar Tirreno, que deplazó al crucero unos nueve centímetros e implicaba riesgo para el personal, pero luego recomenzaron, dijo Luca Cari, portavoz de los bomberos de Italia.
Hasta ahora localizaron seis cadáveres, el último en el segundo puente del crucero, y se trataba de un hombre que, "por el chaleco naranja que llevaba se deduce que es un pasajero", sostuvo Cari.
Además hay 70 heridos y al menos 14 personas continuaban hoy desaparecidas, entre ellas diez turistas de los cuales uno es una niña de cinco años.
La información sobre la nacionalidad de los desaparecidos era aún imprecisa, ya que medios italianos aseguraban que al menos cuatro eran connacionales, mientras la policía alemana dijo haber recibido once denuncias de desapariciones, pero no constaba que todas esas personas viajaran en el crucero.
El gobierno de España confirmó que una de las víctimas del naufragio del "Costa Concorida", es el español Guillermo Gual Buades, de 68 años, que estuvo desaparecido hasta que sus familiares identificaron en la localidad de Grosseto su cadáver, que será repatriado.
"Las esperanzas de encontrar vivos a los desaparecidos se redujeron al mínimo", dijo el alcalde de Giglio, Sergio Ortelli. al diario "Corriere della Sera".
Mientras, seguían las tareas para vaciar las 2.400 toneladas de combustible del barco, que permanece varado en aguas poco profundas a 150 metros de la orilla y se teme que puedan derramarse en el mar.
Télam