Las conversaciones tras el conflicto de 2020 se estancaron en medio de nuevos enfrentamientos en la región del Himalaya en disputa.
Mientras el mundo tiene los ojos puestos en las amenazas cada vez más abiertas de China a Taiwán, una disputa territorial entre el régimen de Xi Jinping y la India podría causar, en el mediano plazo, un conflicto de mayor escala.
Las tensiones entre los dos países a lo largo de la Línea de Control Real (LAC), la frontera de facto entre las dos potencias nucleares en la cordillera del Himalaya, volvieron a aumentar en las últimas semanas. Ambas partes siguen desplegando unidades en la región por segundo invierno consecutivo, en una zona de temperaturas gélidas y en la que las tropas de los dos países protagonizaron sangrientos enfrentamientos hace 16 meses.
Delhi está alarmada por la renovada agresividad de Beijing en la zona. La semana pasada, el jefe militar indio expresó su frustración por lo que calificó de un masivo despliegue de soldados y equipos por parte de China.
“Sí, es un tema preocupante que la masiva concentración de fuerzas ha ocurrido y sigue ocurriendo, y para mantener ese tipo de despliegue se requiere del desarrollo de cierta infraestructura del lado chino”, expresó el general M.M. Naravane el sábado. “Eso significa que ellos (China) están allí para quedarse. Estamos vigilando de cerca los acontecimientos, pero si ellos están allí para quedarse, nosotros también estamos allí para quedarnos”, agregó.
El domingo, en un intento de rebajar las tensiones, los comandantes de las fuerzas armadas de ambos países se reunieron para planificar la separación de fuerzas en las zonas de su disputada, donde han estallado combates.
Sin embargo, las conversaciones parecen estancadas.
El lunes, una declaración del Ministerio de Defensa de India acusó a China de no querer cooperar más.
“La parte india señaló que la situación a lo largo de ALC había sido causada por intentos unilaterales de la parte china de alterar el status quo y en violación de los acuerdos bilaterales”, dijo el comunicado. “Por lo tanto, la parte india hizo sugerencias constructivas para resolver las áreas restantes, pero la parte china no estuvo de acuerdo y tampoco pudo proporcionar ninguna propuesta con miras al futuro”.
La respuesta de Beijing no se hizo esperar. “China ha hecho grandes esfuerzos para promover el alivio y enfriamiento de la situación fronteriza y ha demostrado plenamente su sinceridad para mantener la situación general de las relaciones entre los dos ejércitos”, dijo un comunicado del coronel Long Shaohua, portavoz del Comando del Teatro Occidental del Ejército Popular de Liberación (EPL). “Sin embargo, India todavía insistió en las demandas irrazonables y poco realistas, que hicieron las negociaciones son más difíciles”.
Una larga historia de tensiones
El conflicto entre India y China es anterior a la conformación del primero como un país independiente. Desde los tiempos del Raj Británico hay disputas por los límites territoriales. En 1914, representantes británicos llegaron a un acuerdo con el entonces Reino del Tíbet, que fijó como división a la Línea McMahon. Pero China, que luego ocuparía el Tíbet, nunca reconoció ese pacto y reclama para sí cerca de 90.000 kilómetros cuadrados de territorio.
Tras la independencia de la India, los intentos de normalizar las relaciones bilaterales se frustraron rápidamente. La situación empeoró luego del levantamiento tibetano de 1959, cuando India concedió asilo al Dalai Lama. En 1962 estalló la guerra sino-india. Tras cuatro semanas de combates, que se desarrollaron en condiciones montañosas extremas, se establecieron los límites fronterizos actuales de la Línea de Control Real.
Sin embargo, los dos países no están de acuerdo sobre su ubicación precisa y ambos se acusan regularmente al otro de sobrepasarla o de buscar expandir su territorio.
Aún así, tras una serie de escaramuzas aisladas y en la mayoría de los casos sin víctimas, desde 1975 hasta 2017 transcurrieron 42 años de relativa tranquilidad. Las tensiones reaparecieron en 2017, con un enfrentamiento a gran altitud sin disparos en la región de Doklam de Bután, después de que el ejército indio enviara tropas para impedir que China construyera una carretera en la zona. En junio del 2020, pese a la pandemia de coronavirus, estalló el último conflicto. Fue el más letal en más de 40 años, con al menos 20 soldados indios y cuatro chinos muertos.
La situación actual
A principios de este año varios informes reportaron que se estaban logrando progresos en las conversaciones entre los dos países. Fotos satelitales mostraron que China estaba desmantelando las guarniciones fronterizas, según escribió el especialista Brad Lendon en un análisis para CNN.
Durante las últimas semanas, sin embargo, tanto medios de comunicación indios como chinos informaron sobre nuevos enfrentamientos a lo largo de LAC, que hasta ahora se han resuelto de manera pacífica.
El lunes, el diario chino Global Times, que suele reflejar la postura oficial del régimen de Xi Jinping, lanzó una dura advertencia a India.
“China no sólo debe negarse a ceder a las arrogantes demandas de India en la mesa de negociaciones, sino también estar preparada para defenderse de una nueva agresión militar india”, escribió.
El informe también destacó los esfuerzos chinos para construir infraestructura en la región, diciendo que los movimientos habían aumentado la moral y la capacidad de las tropas para trasladarse a puntos críticos a lo largo de LAC.
A través de sus orgános de propaganda, el régimen chino también acusó a Estados Unidos de estar detrás del aumento de las tensiones, al igual de lo que ocurriría en Taiwán, donde las crecientes incursiones aéreas chinas dispararon las alarmas y el respaldo de Washington a Taipei.
Según Beijing, Washinton estaría envalentonando a India de la misma manera que lo haría con la isla independiente. Las acusaciones crecieron tras la primera reunión del grupo Quad, la alianza con Delhi, Japón y Australia que busca contrarrestar el ascenso de Beijing en Asia y el Indo-Pacífico.
“(India) ve que Washington concede una gran importancia a Nueva Delhi, ya que el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, ha interactuado con frecuencia con el gobierno indio desde que asumió el cargo y ha discutido conjuntamente los planes para frustrar el crecimiento de China”, dijo Lin Minwang, profesor del Instituto de Estudios Internacionales en la Universidad de Fudan, en el artículo citado por Lendon.
En este contexto, el Global Times cerró con una inquietante advertencia: “Las tropas chinas están preparadas para las próximas confrontaciones”.