El Litoral
El hombre que el fin de semana asesinó a tiros a 26 personas en una iglesia de Texas fue tratado en una clínica de salud mental de la que escapó brevemente en 2012, meses después de maltratar a su primera esposa y a su hijo, según un informe policial.
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Télam
El hombre que el fin de semana asesinó a tiros a 26 personas en una iglesia de Texas fue tratado en una clínica de salud mental de la que escapó brevemente en 2012, meses después de maltratar a su primera esposa y a su hijo, según un informe policial.
Devin Patrick Kelley también trató de ingresar armas a la Base Holloman de la Fuerza Aérea cuando sirvió en esa instalación militar del estado de Nuevo México, según un informe de la policía de la ciudad texana de El Paso difundido hoy por medios locales.
Kelley, quien entonces tenía 21 años, "estaba tratando de llevar a cabo amenazas de muerte" que había hecho a sus superiores militares, según el documento policial, citado por la cadena CNN.
El joven fue enviado entonces a una clínica de salud mental en Santa Teresa, Nuevo México, pero en un momento dado escapó y fue hallado y arrestado luego en una estación de colectivos en el centro de El Paso en junio de 2012.
La policía identificó el lunes a Kelley, de 26 años, como el hombre que el domingo pasado asesinó a tiros a 26 personas en la Primera Iglesia Bautista de la pequeña localidad texana de Sutherland Springs, en la peor matanza de la historia del estado.
Autoridades dijeron el lunes que el hombre había amenazado a su suegra por mensaje de texto antes del ataque, y que todo indica que actuó motivado por estos problemas familiares, no por cuestiones religiosas ni políticas.
Kelley se suicidó de un disparo en la cabeza tras recibir dos tiros de un vecino que lo enfrentó después de escuchar los disparos desde su casa y que lo persiguió junto a otro residente en la camioneta de éste último, informó anoche Freeman Martin, director del Departamento de Seguridad Pública de Texas.
Freeman dijo también que los investigadores recogieron de la escena del crimen centenares de balas y 15 cartuchos con rondas de 30 proyectiles cada una.
Kelley perpetró esta masacre vestido con un chaleco antibalas y armado con un potente rifle semiautomático Ruger AR. Además, la policía halló dos pistolas en el interior del vehículo en el que se suicidó.
Las edades de las víctimas mortales oscilan entre los 18 meses y los 77 años de edad, un indicativo más de que el asaltante trató de hacer el mayor daño posible sin tener piedad de ninguno de los asistentes a la misa que se oficiaba en el templo.
Kelley tenía antecedentes de violencia doméstica que se remontaban a muchos años antes del ataque, y fue capaz de comprar armas porque la Fuerza Aérea no remitió sus antecedentes criminales al FBI, contra lo que exigen las normas militares.
Si los delitos de Kelley hubieran sido comunicados apropiadamente, eso le habría impedido comprar un arma, reconoció ayer la Fuerza Aérea estadounidense.
Investigadores también han revelado que la policía acudió a su domicilio en 2014 en respuesta a una denuncia de violencia doméstica que involucraba a su entonces novia, quien luego se convirtió en su segunda esposa.
A fines de ese mismo año, fue formalmente echado de la Fuerza Aérea por un ataque que cometió en 2012 en el que estranguló a su ex esposa y fracturó el cráneo de su hijo. Por ese hecho, una corte militar lo había condenado a un año de cárcel.
El caso, inscrito en el marco de cientos de otros tiroteos similares que se han convertido casi en una marca registrada de Estados Unidos, volvió a desatar el debate sobre la tenencia de armas en un país donde su posesión está protegida por la Constitución.
El presidente estadounidense, Donald Trump, fue consultado hoy sobre si apoyaba un "escrutinio extremo" de la compraventa de armas así como había pedido un "escrutinio extremo" de las personas que ingresan al país.
En conferencia de prensa en Corea del Sur, el mandatario republicano respondió que medidas más estrictas de control de armas habrían llevado a que el tiroteo de Texas fuera más letal porque el residente que disparó contra Kelley podría no haber estado armado.
"Si no hubiera tenido un arma, en lugar de tener 26 muertos, habríamos tenido cientos de muertos más", señaló Trump.
De las 20 personas heridas, 10 permanecían el martes en estado crítico un día después de la masacre y cuatro estaban en estado grave, dijeron autoridades.
También el martes, una pareja que sobrevivió al ataque contó que el Kelley fue buscando a sus víctimas hilera tras hilera de bancos y disparó a quemarropa contra bebés que lloraban.
Rosanne Solis y Joaquin Ramirez estaban sentados cerca de la entrada de la iglesia cuando oyeron ruidos como de fuegos artificiales y se dieron cuenta de que alguien estaba disparando dentro del templo.
En una entrevista con el canal de San Antonio, Texas, KSAT, Solis dijo que los feligreses empezaron a gritar y se tiraron el piso, mientras ella podía ver cómo volaban las balas y cómo se desplomaban los alcanzados por los disparos.
Por un momento, el ataque pareció cesar, y la gente pensó que la policía había llegado y enfrentado al agresor. Pero Kelley volvió a ingresar al templo y reanudó los disparos contra familias enteras indefensas, agregó Solis.