El Litoral
El tres veces primer ministro italiano y referente de la coalición de centroderecha que encabeza todas las encuestas para las elecciones del 4 de marzo, Silvio Berlusconi, pidió echar del país a 600.000 migrantes porque son "una bomba social".
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Télam
"La inmigración es una cuestión urgente. Hoy en Italia se cuentan al menos 630.000 migrantes, de los que sólo el 5%, o se 30.000, tiene derecho de estar aquí como refugiados o huyendo de guerras y muerte", planteó Berlusconi en declaraciones al programa de la Rai Tg5.
"Los otros 600.000 son una bomba social pronta a explotar porque viven de delitos", atacó el líder de Forza Italia, decidido a confrontar con la política migratoria del gobierno actual.
En ese marco, "Il Cavaliere" no ahorró crítias para el oficialista Partido Democrático y sostuvo que "Un gobierno con autoridad debería exigir a la Unión Europea que ponga en la cancha todo su peso económico político para resolver el problema".
En esa línea, cada vez más en sintonía con sus socios de la xenófoba Lega Nord, Berlusconi aseveró que "los italianos no son racistas, incluso porque nuestros padres y abuelos fueron por el mundo. El problema no es la inmigración, sino la clandestina, los 800.000 que este gobierno ha hecho desembarcar", dijo.
A menos de 48 horas del ataque fascista contra migrantes en la ciudad de Macerata que dejó seis heridos en la tarde del sábado, el líder de la Lega, Matteo Salvini, ratificó su intenión de que haya "reglas".
"En la Italia que tengo en la cabeza y espero gobernar, se respetarán las reglas y si no tenés el permiso de trabajo y vivís traficando droga te volvés a tu casa en quince minutos. Podés ser blanco, amarillo o negro, pero hacen falta reglas", sostuvo.
La estrategia anti-migratoria parece darles resultados a la centroderecha a menos de un mes de las elecciones que renovarán el Parlamento para la formación de un nuevo gobierno.
Según una simulación electoral de la Universidad de Bologna en base a las encuestas de las últimas dos semanas publicada por La Repubblica el 31 de enero, la centroderecha "es la única fuerza que puede obtener la mayoría", o sea el 40% de los 630 Diputados y 315 Senadores para formar un nuevo gobierno.
Ayer, Salvini había planteado hoy en la red Twitter que la "responsabilidad moral" del ataque racista del sábado, en el que un ex militante y candidato a concejal de su partido disparó sobre "italianos de color" e hirió a seis, recae sobre "aquellos que han llenado Italia de clandestinos".
"La inmigración fuera de control lleva al caos, a la rabia, al descontrol social. La inmigración fuera de control trae tráfico de droga, robos, rapiñas y violencia", agregó en la red social, aludiendo a solo un mes de las elecciones al gobierno de centroizquierda.
Luca Traini, el ex militante xenófobo, de 28 años que perpetró el ataque racista en la ciudad de Macerata y que guardaba material de propaganda nazi, declaró que había decidido "matar a todos" los migrantes tras escuchar el caso de una adolescente asesinada presuntamente por un nigeriano.
Para las elecciones del 4 de marzo, la centroderecha formó una coalición integrada por Forza Italia de Berlusconi, la Lega NOrd, los conservadores Fratelli d'Italia de Giorgia Meloni y un cuarto grupo de independientes.