El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, contó que el jueves le dijo a su par ruso, Vladimir Putin, que "no puede invadir Ucrania" durante una conversación telefónica que mantuvieron durante 50 minutos en un intento por bajar la creciente tensión creada por el posible ingreso de Kiev a la OTAN.
"Le dejé claro al presidente Putin que si él hace cualquier movimiento adicional, si invade Ucrania, tendrá severas sanciones. Aumentaremos nuestra presencia en Europa, con nuestros aliados de la OTAN, y el precio que pagará por ello será muy alto", dijo Biden a la prensa cuando salía de un restaurante en Wilmington, Delaware, donde celebró la noche de Año Nuevo con su familia.
Biden se negó a dar muchos más detalles, pero dejó claro cuál fue el mensaje central que le transmitió en la charla: "No voy a negociar en público, pero le dije que no puede, y enfaticé ello, no puede invadir Ucrania", según reprodujo la agencia de noticias alemana DW.
El jueves, Putin se había mostrado "satisfecho" con la conversación telefónica y, según relató su asesor diplomático Yuri Ushakov, le advirtió a Biden que sancionar a Rusia por la situación en Ucrania sería un "error colosal".
El funcionario también reveló que Putin insistió en que Moscú quiere "resultados" sobre las "garantías" de seguridad que pide ante lo que considera es el avance de la OTAN.
Lo cierto es que ambos países se acusan mutuamente de haber iniciado esta última escalada de tensión internacional.
Por un lado, Rusia acusa a Estados Unidos y a sus aliados europeos de estar cercándolo militarmente con la expansión de la OTAN y el ingreso de algunos de sus países vecinos. Como Moscú suele recordar, la OTAN es una alianza bélica que crearon las potencias occidentales en la posguerra para frenar lo que veían como el avance de la entonces Unión Soviética y el campo comunista.
Con el fin de la Guerra Fría y la disolución de la URSS, la OTAN cambió su misión; sin embargo, la tensión con Rusia se mantuvo en los hechos, especialmente desde la asunción en 1999 de Putin y el inicio de su política para recuperar la fuerza y proyección del país como potencia mundial.
Estados Unidos y las potencias europeas, por otro lado, acusan a Rusia de haber reavivado el clima de confrontación regional por su despliegue militar a lo largo de la frontera con Ucrania, un país que está en pie de guerra con Moscú desde 2014, cuando una revuelta popular -apoyada por Washington y Europa- derrocó al entonces presidente pro ruso y, ante la asunción de un gobierno cercano a la Unión Europea (UE), Rusia respondió invadiendo y anexando la península de Crimea.
Mientras Estados Unidos y la UE reaccionaban imponiendo sanciones a Moscú, grupos armados de separatistas pro rusos tomaron los Gobiernos de dos provincias orientales de Ucrania, fronterizas con Rusia, y pidieron ser anexadas por el país vecino. Putin rechazó una nueva anexión, pero siempre apoyó políticamente a estas milicias y, según Washington y Europa, les transfirió armas y dinero para mantener vivo hasta el día de hoy ese conflicto.
Hoy, con un Gobierno ucraniano que pide a gritos ingresar a la OTAN y una Rusia que rechaza esa opción y asegura que atentaría contra su seguridad nacional, la administración de Biden y sus aliados europeos sostienen que Putin podría reaccionar invadiendo a su vecino.
Por eso, mientras Rusia reclama que se frene la ampliación de la OTAN y se terminen los ejercicios y actividades militares de esta coalición occidental en lo que Moscú considera es su zona de influencia -en gran parte el exespacio soviético-, Estados Unidos le exige que desmilitarice su frontera con Ucrania y devuelva Crimea.
Las dos potencias ya habían advertido el peligroso tono que habían adquirido las amenazas cruzadas de las últimas semanas y, por eso, habían agendado una reunión presencial para que dos delegaciones de funcionarios discutieran los principales puntos de conflicto de la agenda de seguridad bilateral el próximo 10 de enero en Ginebra, Suiza.
"Le dejé muy en claro que eso funcionará solo si él baja la tensión" en la zona fronteriza con Ucrania, aclaró Biden.
El ejército ucraniano anunció este sábado el fallecimiento de uno de sus soldados en enfrentamientos con los separatistas prorrusos en el este del país, en un contexto de tensión creciente con Moscú y entre Rusia y las principales potencias occidentales por el posible ingreso de Ucrania a la OTAN. Esta muerte es la primera producida desde el nuevo alto el fuego instaurado el mes pasado por los beligerantes, en un conflicto que ha causado más de 13.000 víctimas fatales desde 2014. Ucrania está en pie de guerra con Moscú desde este año, cuando una revuelta popular -apoyada por Washington y Europa- derrocó al entonces presidente pro ruso y, ante la asunción de un Gobierno cercano a la UE, Rusia respondió invadiendo y anexando la península de Crimea.