Ante la admisión de Chile de que Bolivia puede desmantelar los canales artificiales que construyó aguas abajo del manantial Silala, como propuso el viernes Santiago, La Paz se propone a desarrollar dichos trabajos con el fin de revitalizar los bofedales.
Así lo planteó este lunes uno de los abogados de Bolivia en el juicio en la Corte Internacional de Justicia (CIJ), Alain Pellet.
“Señorías, he sido autorizado a manifestar que Bolivia tiene la firme intención de proceder a la revitalización de los bofedales y que, aunque no se ha tomado decisión definitiva, el Gobierno cree la mejor manera de hacerlo será procediendo al desmantelamiento de las instalaciones, aunque se puedan considerar otras posibilidades probablemente más costosas”, dijo el jurista francés durante la presentación de los alegatos de Bolivia.
Chile llegó a afirmar que no solo no se oponía a dicho desmantelamiento, sino que lo alentaba. Tomémosle la palabra: si Chile apoya la idea del desmantelamiento es porque 1) reconoce que las tuberías existentes están dañando el entorno natural y están perjudicando a los bofedales y 2) está dispuesto a sufrir los inconvenientes que podrían derivarse para él de tal operación.
Sin embargo, Pellet recordó que Chile “ridiculiza” el interés boliviano de restaurar los bofedales y “sigue dudando del impacto negativo en el medio ambiente”.
El viernes, el inicio de los alegatos orales en el juicio sobre status del Silala, el abogado trasandino Sam Swordsworth dijo “Chile no pide que se retengan los canales en Bolivia; está expresamente de acuerdo con la declaración de Bolivia de que este país tiene derecho a desmantelar las obras dentro de su territorio”.
Pellet, que fue el tercer abogado de Bolivia en defender la causa boliviana ante los jueces de la CIJ, recordó que el desvío de las aguas del Silala por parte de la empresa chilena Ferrocarriles Antofagasta-Bolivia (FCAB) afectó los bofedales de la región.
“No se discute que el principal efecto adverso de las obras realizadas por y para el FCAB ha sido una considerable reducción de la superficie ocupada por los bofedales que fueron reconocidos en 1909 por el sitio Ramsar como humedal de importancia internacionales”, arguyó Pellet.
“Tampoco se discute, y es aceptado por Chile, que el desmantelamiento de los canales en instalaciones artificiales permitiría rehabilitar el lugar y restaurarlo a un estado lo más cercano posible al anterior” de los bofedales, insistió.
En 1908, la FCAB solicitó a la Prefectura de Potosí la concesión de aguas del Silala para el funcionamiento de sus locomotoras a vapor. Años después, construyó canales artificiales aguas abajo.
El viernes, la agente de Chile ante la CIJ, Ximena Fuentes, dijo que las aguas del manantial boliviano “son compartidas” y que corresponden al curso de un río internacional que ahora beneficia a una población de una “zona extremadamente árida”.
Al respecto, Pellet desmintió la justificación. “La concesión de 1908 no menciona el abastecimiento de agua a la ciudad de Antofagasta, que solo se menciona en los documentos preparatorios de la concesión que debía obtenerse de Chile y no de Bolivia”, dijo.
Estudios encargados por Bolivia al Instituto de Hidráulica Danés (DHI), que estableció que hasta el 40% del cauce del Silala que fluye hacia Chile es resultado de las canalizaciones artificiales.
“Chile llegó a afirmar que no solo no se oponía a dicho desmantelamiento, sino que lo alentaba. Tomémosle la palabra: si Chile apoya la idea del desmantelamiento es porque 1) reconoce que las tuberías existentes están dañando el entorno natural y están perjudicando a los bofedales y 2) está dispuesto a sufrir los inconvenientes que podrían derivarse para él de tal operación”, desafío Pellet.
El jurista incluso planteó la hipótesis de que si Bolivia decide desmantelar los canales artificiales abajo del manantial, el flujo de agua hacia Chile puede quedar “reducido a la nada”. (…) Lo más importante, el mantra de los alegatos chilenos del viernes, en caso de desmantelamiento, la mayor parte del agua superficial excedente, que ahora genera las instalaciones artificiales de principios del siglo pasado, seguiría llegando a su territorio en forma de aguas subterráneas. Y como el caudal global superficial más subterráneo sería aproximadamente el mismo, Chile podrá recuperar lo que podría perder en aguas superficiales explotando sus aguas subterráneas”, dijo.
A nombre de Bolivia, Pellet planteó que “Bolivia está de acuerdo con la idea de una comunidad de intereses de los Estados ribereños de un curso de aguas internacional, como insiste la parte chilena. Pero estos intereses no son unilaterales, y no pueden fijarse a favor de uno de ellos”, explicó.
Las audiencias orales continuarán este martes con la presentación, otra vez de Bolivia.