El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, acusó a los gobernadores e intendentes de tener "saña" contra quienes no quieren inmunizarse contra el coronavirus, al repudiar la exigencia de los certificados de las vacunas contra la Covid-19 en lugares públicos, a la vez que defendió a los médicos que recetaron remedios sin eficacia comprobada para combatir la enfermedad.
Las declaraciones del presidente llegaron en momentos en que tanto él como parte de su gabinete se encuentran bajo el escrutinio de una comisión del Senado investigadora de la pandemia, cuyo relator, Renán Calheiros, pretende imputar al mandatario por once delitos, entre ellos el de genocidio, por su actuación negacionista en medio de la pandemia, que en Brasil causó más de 602.000 muertos.
En San Roque, interior del estado de Minas Gerais, Bolsonaro adelantó que esta semana definirá una nueva ronda de la ayuda de emergencia en dinero para 45 millones de personas, trabajadores informales, a raíz de la crisis alimentaria generada por el desempleo, la inflación y el cese de actividades provocada por la pandemia.
"La culpa de la inflación fue de las cuarentenas, yo no cerré ni un barcito teniendo poderes para decretar confinamiento nacional. No lo hice y no lo haré. Tengo poder para exigir el pasaporte de la vacuna pero no lo haré porque la libertad está por encima de todo", dijo Bolsonaro, quien pidió no ser llamado "negacionista" ya que destinó unos 5.000 millones de dólares a la compra de vacunas.
"Muchas de las vacunas son experimentales. No se puede perseguir al que no se vacunó. La libertad es toda de ustedes. Algunos estados están con esa saña de exigir el certificado de vacunas", agregó. Además, dijo que la Covid-19 "es aún un interrogante", al citar el caso de la muerte este lunes del ex secretario de estado norteamericano Colin Powell, que estaba vacunado.
"No habrá desabastecimiento"
Como hizo durante toda la pandemia, y ahora con motivo del Día del Médico, Bolsonaro volvió a defender la prescripción y uso de remedios sin comprobado efecto contra el coronavirus, justo cuando una de las acusaciones en su contra es la de promover desde el Estado el consumo de sustancias para intentar conseguir una inmunidad de rebaño a costa de muertes y sin cuarentenas.
"La decisión de vacunarse es de cada uno de ustedes. Hay un bien mayor llamado libertad. Si aceptamos perder la libertad a cambio de seguridad estaremos perdiendo los dos", aseguró el ultraderechista, que anunció la semana pasada que no se vacunará contra la Covid-19 y puso bajo secreto de Estado por cien años su libreta sanitaria.
Este lunes el país asistía por las redes y la televisión a nuevas imágenes de hambre, con mujeres desesperadas sacando desechos de un camión recolector en el barrio Coco, uno de los lugares más exclusivos de Fortaleza, estado de Ceará, en el noreste del país.
Con estimaciones privadas recientes que indican que unas 19 millones de personas pasan hambre en Brasil y que el 50% de la población tiene algún grado de inseguridad alimentaria, Bolsonaro también dijo que estaba trabajando para contener la inflación de los alimentos y aseguró que "no habrá desabastecimiento" como estamos viendo en algunos países del primer mundo.
En ese sentido, dijo que si el opositor Partido de los Trabajadores del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva hubiera ganado las elecciones de 2018, en vez de él, actualmente estaría "haciendo lo de Argentina", al citar el control de precios de una serie de productos. "Eso ocurrió en Brasil durante el Plan Cruzado, llevado adelante por el gobierno de José Sarney (1985-1990), y hubo desabastecimiento", sostuvo.