El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó hoy que tiene la intención de otorgar perdón a los agentes de policía condenados por su participación en la masacre de Eldorado dos Carajás y la masacre de Carandiru, así como a los involucrados en el episodio 174 del autobús en Río de Janeiro.
Bolsonaro habló con periodistas durante el almuerzo en el cuartel general del ejército, donde la conversación no se puede grabar ni anotar, consignó el diario O Globo al difundir la información.
Durante esta semana, el presidente ya había hablado sobre el plan de perdonar a los policías, que incluiría ‘nombres sorprendentes‘ sin explicar a quién se refería.
Bolsonaro está pidiendo a todos los comandantes estatales que enumeren a los oficiales de policía que puedan beneficiarse. ‘Los que me queden, daré‘, dijo.
Respecto de la Masacre de Carandiru, el presidente dijo que si el Comandante Ubiratan Guimarães estuviera vivo, también se beneficiaría del perdón.
Ubiratan fue el comandante de la acción que resultó en la muerte de 111 prisioneros en la prisión de Carandiru en octubre de 1992.
Bolsonaro también recordó el caso de la anfitriona Ana Hickman, quien sufrió un intento de asesinato por un fanático en Belo Horizonte.
‘No quiero dar detalles, pero hay casos en que si puedo ponerlo (el indulto), lo pondré‘. Como la policía que estaba en el caso de Carandiru, autobús 174, Eldorado dos Carajás. Y si tiene problemas pendientes, el caso de Ana Hickmann.
CARANDIRU
La masacre de Carandiru, ocurrida el 2 de octubre de 1992, se produjo cuando se llamó a la policía para contener una rebelión en el Pabellón 9 de esa prisión, que entonces se consideraba la más grande de América Latina.
La unidad, con capacidad para 3.250 reclusos, alojaba a más de 7.000 personas. El inicio de la rebelión fue por una pelea entre los prisioneros. 330 policías participaron en la acción. Se prohibió a los funcionarios de prisiones y a los civiles ingresar al pabellón durante aproximadamente ocho horas.
Al principio, sólo se informaron ocho muertes dentro del complejo. La información de que los muertos eran 111 no se difundió hasta el día siguiente, justo antes del comienzo de la votación electoral municipal de ese año.
Los sobrevivientes de la masacre denunciaron que los policías dispararon a varios reclusos que no ofrecieron resistencia.