El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, sugirió hoy que quien cumple el distanciamiento social es un "cobarde" y "caprichoso", tildó de 'idiotas' a quienes le piden que compre más vacunas contra el coronavirus y calificó a las cuarentenas como un "estado de sitio".
En dos discursos inflamados apenas un día después del récord de muertes diarias -1.910- y con gran parte del país en colapso hospitalario, toque de queda y restricciones, Bolsonaro defendió su posición histórica de no adherir al distanciamiento social para evitar contagios.
En un acto en el estado de Goiás ante productores rurales, vinculó el distanciamiento social sugerido por la ciencia y la mayoría de los Gobiernos del mundo con la cobardía y el temor.
Tenés que leerRío de Janeiro decretó toque de queda nocturno y prohibió el comercio en playas"Ustedes no se quedaron en casa. No se acobardaron. Hay que enfrentar los problemas. Basta de caprichitos, de quejarse todo el tiempo. ¿Hasta cuándo van a seguir llorando? Obvio que hay que respetar a los más viejos, a los que tienen comorbilidades. ¿A dónde irá Brasil si paramos? La propia Biblia dice en 365 pasajes que no hay que temer", sostuvo.
El sector ruralista es uno de los principales aliados de Bolsonaro, aunque parte del agronegocio no está de acuerdo con su línea diplomática de confrontación ideológica hacia China, principal socio comercial de Brasil desde 2009.
Antes del discurso frente a los ganadores, el mandatario se había pronunciado contra las cuarentenas decretadas en todo el país tras el colapso en la red de hospitales, las tildó de "estado de sitio" y convocó a la población a salir "de abajo de la cama" para no "morir de hambre", durante otro mensaje público en Uberaba, Minas Gerais, uno de los estados colapsados.
Tenés que leerBrasil cada vez peor: cuarentena total en San Pablo y colapso hospitalario en Paraná Bolsonaro volvió a desafiar las restricciones impuestas por gobernadores e intendentes luego que anoche surgieran nuevos cacerolazos en su contra, una protesta que selló una jornada con el mayor récord de muertos diarios de la pandemia (1.910 fallecidos) y con hospitales colapsados a lo ancho y largo del país.
En un encendido discurso con un grupo de seguidores, el mandatario ultraderechista fustigó a los intendentes y gobernadores por imponer toque de queda, cuarentenas y cierre de comercios para enfrentar la segunda ola de Covid-19.
"La Justicia le dio superpoderes a los intendentes para cerrar la economía. Impusieron un estado de sitio a través de los intendentes y esto está mal. Hay que enfrentar el problema sin pánico. La vida debe seguir", afirmó el mandatario.
Tenés que leerCoronavirus en Brasil: colapsó el sistema hospitalario en Santa Catarina y Minas GeraisEl discurso coincidió con la declaración de toque de queda nocturno y cierre de actividades decidida por el intendente de Río de Janeiro, donde Bolsonaro tiene residencia.
Para Bolsonaro, "otros problemas matan más que el virus como el desempleo".
"Si la gente se queda en su casa todos van a morir de hambre", agregó y aclaró que no es un negacionista del virus.
"Ahora la prensa, que me llamó racista, homofóbico, dictador me llama terraplanista", dijo riéndose, al lado de ministros.
Tenés que leerRécord de muertes diarias por coronavirus en Brasil y restricciones extremas en estados sureñosTras bromear, el mandatario volvió a defender el uso de hidroxicloroquina -un remedio contra la malaria sin efectividad manifiesta contra el coronavirus- como tratamiento precoz, como lo hizo desde el inicio de la pandemia, pese a las repetidas alertas, pedidos y denuncias de científicos.
En paralelo, elogió el acuerdo para comprar vacunas de Pfizer cerrado por el Ministerio de Salud, pero también destacó que una de sus búsquedas para solucionar la pandemia que prioriza su Gobierno es un spray nasal contra el coronavirus que está en fase de prueba en Israel.
"Hay mucho idiota que aparece pidiendo que compremos vacunas cuando en el mundo no hay vacunas", se justificó ante la lluvia de críticas que recibe por estos días mientras el país atraviesa uno de los peores de los momentos de la pandemia, sino el peor hasta ahora.